Finales de julio y poca gente por la calle en Zaragoza. El calor, sí, que pasadas las siete de la tarde los termómetros todavía rozan los 40 grados. Pero sobre todo por el miedo al coronavirus. La capital aragonesa es, ahora mismo, el nuevo Bérgamo. El foco más grave de cuantos se han declarado en España en verano y uno de los más virulentos de Europa. Los nuevos positivos se han incrementado de forma alarmante durante el último fin de semana: 1.240 en 3 días. El problema es que este rebrote presenta una particularidad: la mayoría de los infectados no presentan síntomas y hacen vida normal. El enemigo es invisible, pero está ahí.
“Ahora mismo, la situación en Zaragoza es preocupante. Por el repunte de positivos que se han registrado en los últimos tres días. Pero, sobre todo, por la cantidad de asintomáticos que hay, principalmente jóvenes. Están infectados y no lo saben. Ellos son los que pueden contagiar a sus padres, a su abuelos, a perfiles de riesgo. Ese sería el gran problema”.
Se lo revelan a EL ESPAÑOL desde el Colegio de Médicos de Zaragoza. Su presidenta, Concha Ferrer, advierte de la amenaza silenciosa y latente que supone este rebrote de Sars-CoV2 en su ciudad. Que también es la de Fernando Simón; aquí nació, creció, estudió y ejerció como médico de urgencias. Esas mismas urgencias están hoy al límite: “No hay un colapso sanitario por la cantidad de asintomáticos que hay. Pero si esto se extendiese a la población de riesgo, nos podríamos encontrar con una situación como la de marzo”, sentencia Concha Ferrer, avisando de que este peligro casi indetectable puede convertirse en una bomba de relojería.
Dos tercios de los positivos, sin síntomas
Ante la ventanilla de admisiones de las urgencias del Hospital Clínico de Zaragoza hay una cola importante de gente. La mayoría son jóvenes y parecen sanos como una manzana. Pero más de uno pasará esta noche y varias más ingresado. En el hospital si es que se encuentra mal, o en el Auditorio, donde se ha improvisado una especie de hospital de campaña voluntario para asintomáticos.
Porque esa es la principal característica de este rebrote del coronavirus en Aragón: que la amenaza es casi imperceptible. Entre el viernes 24 y el domingo 26 se diagnosticaron 1.240 nuevos positivos, de los cuales, más de 800 no tienen un ni un síntoma. Es población joven a la que se le ha detectado el virus mediante los exhaustivos rastreos que se están practicando. Si no, tal vez jamás hubieran sabido que estaban contagiados.
El viernes 24 de julio, el Gobierno de Aragón notificó 441 nuevos casos positivos, de los cuales, 301 eran asintomáticos. El sábado se diagnosticaron 297 positivos, 205 de los cuales no presentaba síntomas. El domingo 26 fue el día más crítico: se detectaron 502 casos, de los que se estima que en torno a 300 no tenía ningún tipo de indicio aparente del virus. Ni cefaleas, ni fiebre, ni siquiera febrícula. Casi dos terceras partes de los nuevos positivos no presentaban un solo síntoma.
Fernando Simón aplaude
Son cifras de toda la región, pero la mayor parte de estos casos se están registrando en la capital, Zaragoza. Lo reconoció el propio Fernando Simón, sin duda el zaragozano que más minutos de televisión ha acaparado este año. A Simón, que sigue divagando, le preocupa su ciudad; en su última rueda de prensa, el director del CCAES ubicó allí el epicentro del rebrote: “El problema en Aragón ahora mismo sigue centrado en Zaragoza, donde sigue habiendo cierto grado de transmisión comunitaria".
De todos modos, Simón felicitó a sus paisanos por la gestión del rebrote que está haciendo la sanidad aragonesa: “Están haciendo lo que deben", señaló, subrayando el "esfuerzo muy importante de detección" y también la aplicación de "medidas muy drásticas". Entre ellas, la habilitación de una cuarta planta para enfermos de Covid-19 en el Hospital Clínico.
Es precisamente este esfuerzo el que ha permitido detectar esta amenaza casi invisible: la de los asintomáticos. Porque… ¿cómo llega una persona que se encuentra al 100% a practicarse una prueba PCR? “Esencialmente por los rastreos. Ese trabajo está siendo fundamental: cuando una persona llega al hospital con síntomas y da positivo en el test, se contacta con todas las personas de su entorno con las que ha tenido contacto”, especifican desde el Colegio de Médicos de Zaragoza. Es por ello por lo que se han podido identificar estos más de 800 positivos latentes. Infectados y contagiadores en potencia, pero sin un solo síntoma.
El perfil de este nuevo positivo es: persona joven, sin patologías previas, que ha participado en las últimas semanas en algún tipo de evento social: “Después de la primera ola, la gente se ha relajado en general. Este problema se acentúa en las grandes ciudades, donde se producen más aglomeraciones. Pero los focos han sido principalmente encuentros masivos y botellones. El botellón, que es algo que debería estar prohibido, ahora debería estar más prohibido todavía”, sentencia la doctora Ferrer.
El primer hospital para asintomáticos
Zaragoza se encuentra así el borde del abismo. Porque los contagios se siguen produciendo, pero de momento no se están registrando fallecimientos: “La gente mayor y con patologías está más concienciada. Tiene miedo y sale poco. Pero hay que pensar en esa persona de 80 años que se ha pasado varios meses confinada entre cuatro paredes, que ahora puede ser infectada porque su hijo o su nieto ha participado en alguna fiesta”, prosigue Ferrer. Si estos positivos asintomáticos empiezan a entrar en contacto con perfiles de riesgo, el colapso sanitario es el estadio venidero más probable.
La particularidad de este rebrote silencioso ha generado una situación inédita hasta la fecha en España: el Ayuntamiento de Zaragoza ha habilitado la sala multiusos del Auditorio con más de un centenar de camas, dispuestas allí para los positivos asintomáticos que no puedan confinarse en casa por distintos motivos; por ejemplo, porque residan con alguna persona con perfil de riesgo. Es la priemra vez que en España se levanta un hospital de campaña para personas sin síntomas.
Entretanto, el presidente aragonés se niega a volver a encerrar a la gente. Debe elegir entre cortar por lo sano para atajar el virus o salvar la economía. Y parece que la prioridad a estas alturas es la segunda: "Confinar Zaragoza sería letal para la economía y tendría consecuencias funestas. En Zaragoza se producen casos, como en otros puntos de España, como consecuencia del ocio nocturno, fiestas privadas... fundamentalmente, por parte de ciudadanos y ciudadanas jóvenes", declaró tras su visita al Auditorio.
“Todos lo están haciendo bien”
En una línea parecida se pronunció Fernando Simón, que cree que en su ciudad se están haciendo las cosas mejor que en otras zonas donde se han declarado nuevos rebrotes: "Zaragoza y Barcelona no son lo mismo. Por lo pronto, en Zaragoza no tenemos metro. Aragón está siendo muy valiente con las medidas, pero Cataluña no se está quedando atrás. En Cataluña se lo están tomando en serio", declaró en rueda de prensa. Todos lo están haciendo bien, pero el virus avanza imparable; otra incongruencia más de la factoría Simón.
La clave para esta tranquilidad, en lo que a Zaragoza respecta, reside en que los dos principales hospitales (Clínico y Miguel Servet) no están (todavía) colapsados, aunque fuentes sanitarias han reconocido a EL ESPAÑOL que encuentran en una situación límite: “En gran parte es porque se está derivando a la gente a sus ambulatorios para hacer los PCR. Pero también porque hay mucha gente sin síntomas”. Son ellos la amenaza. Los jóvenes que se encuentran bien, hacen vida normal y no saben que pueden estar expandiendo el virus por toda la ciudad. Son más de las dos terceras partes de los nuevos infectados. Los médicos temen que el virus acabe penetrando en el tejido de las personas vulnerables y se vuelva a generar una situación catastrófica como la que sufrimos durante la primera ola. Fernando Simón sigue aplaudiendo la gestión, mientras el virus avanza imparable por su ciudad.