"¡Muy buenas¡ Aquí estamos, vendimiando sin cubo, tirándola al suelo. Ver para creer. Para eso criamos las viñas, para tirarlas al suelo. Para que veáis lo que hace la gente que nos dirige. ¡Ruina total! Entre el coronavirus y lo que estamos haciendo, ¿para qué vivir o trabajar?".
El entrecomillado pertenece a un viticultor. Tiene 68 años y casi otros tantos de experiencia como agricultor. Pero jamás ha visto lo que están viendo sus ojos hoy. Todo su trabajo, tirado por el suelo, en sentido literal. Habla y grita de impotencia. Lo hace en un vídeo que para muchos será surrealista, pero forma parte de la realidad que no solo vive este manchego sino de miles de empresarios que se dedican al cultivo de la vid en España.
Tras un año cuidando y mimando las vides, se ven abocados a la vendimia en verde. Esto es, directamente, deshacerse de la uva verde, un mes antes de que esté lista para la vendimia [si es temprana, la recogida es a finales de agosto; el resto se produce durante septiembre]. ¿Por qué? Ante el excedente de vino que hay en el mercado por la crisis del coronavirus y su inminente aumento ahora que llega la época de recogida y transformación, el Gobierno ha puesto en marcha un plan de ayudas para los viticultores españoles que consiste, sencillamente, en que se deshagan de su producción a cambio cubrir una parte de los gastos.
Así, en teoría, el Ejecutivo impide que el montante sea mayor y los agricultores reduzcan sus pérdidas. Esto último, no obstante, está por ver.
El plan de ayudas extraordinarias por el COVID-19 del Ministerio de Agricultura no solo propone la vendimia en verde, también la destilación. Es decir que los agricultores saquen el vino del mercado y lo lleven a destilar para uso de boca. Con ello, se puede obtener desde coñac hasta alcohol para quemar, según explican desde la Asociación Agraria - Jóvenes Agricultores (ASAJA) a EL ESPAÑOL.
Tres opciones
El agricultor puede elegir una de estas dos opciones, siempre y cuando la Comunidad Autónoma en cuestión acepte este plan del Gobierno para la gestión de las vides. El ejecutivo regional es además el que se encarga de establecer los baremos para fijar las ayudas los viticultores.
El problema esta precisamente ahí, en las cuantías. Y es que elijan la vendimia en verde, la destilación o se arriesguen a septiembre para ver a qué precio pueden vender sus uvas, los viticultores están abocados a la ruina. Sobre todo, teniendo en cuenta que el canal Horeca (Hoteles, restaurantes y cafeterías) está cerrado. "Lo que ofrece el Gobierno no les compensa, no está teniendo buena acogida. Así que la mayoría se está arriesgando y esperará al mes que viene", sostiene José Ugarrio, técnico especialista en Viticultura de ASAJA.
El agricultor manchego que relata su situación en el vídeo, al que ha tenido acceso este diario, no obstante, ha optado por la vendimia en verde. Pues sabe, a fin de cuentas, que el precio al que vendiese en septiembre no le permitiría obtener una justa rentabilidad por sus uvas. Pero, ¿y tirándolas al suelo, sí?
En Castilla-La Mancha, por ejemplo, para optar a la vendimia en verde, la superficie mínima de las vides tiene que ser igual o superior a 0,3 hectáreas y las parcelas no podrán haber sido plantadas en las tres campañas anteriores a 2019/2020. En otras palabras, si llevas tres años sin ingresar un euro por tus uvas, este probablemente será el cuarto. Además, en la solicitud se debe incluir el método que se utilizará para la cosecha en verde, mecánico o manual, y deberá ser un único método para toda la extensión.
Ayudas económicas
La ayuda en esta región, procedente del paquete de 210 millones de euros de Agricultura (financiado, por otro lado, de los fondos sobrantes del Programa de Apoyo al Sector Vitivinicola Español (PASVE), de la Unión Europea) se calcula en tres fases. Cada Comunidad Autónoma, teniendo en cuenta las Denominaciones de Origen (DO) con las que cuenta, establece unos baremos.
La ayuda a la cosecha en verde se calculará sumando una compensación del 60% de los costes directos de destrucción o eliminación de los racimos de uva y una compensación por la pérdida de ingresos, que se calculará como el 60% del valor medio de la uva de las tres últimas campañas en el ámbito territorial donde se ubique la parcela de viñedo objeto de la cosecha en verde.
El importe máximo por hectárea de los costes directos de destrucción o eliminación de los racimos de uva será de 731 euros euros/hectárea para la eliminación mecánica y de 70 euros/hectárea si entierras la uva. En cuanto a la compensación por la pérdida de ingresos, en Castilla-La Mancha la ayuda será de 1.027 euros por hectárea, según detalla a este diario ASAJA.
La destilación de vinos, por otro lado, apenas ha tenido acogida entre los agricultores a pesar de ser una de las grandes apuestas del Ministerio de Agricultura. De hecho, habían destinado a esta opción 65,4 millones de euros. No obstante, prácticamente ningún agricultor ha solicitado esta ayuda.
La realidad es que ninguna de las opciones que plantea el Gobierno de Pedro Sánchez ahora, tras la COVID-19, resulta esperanzadora, sino más bien todo lo contrario. El sector del viñedo de hunde sin remedio.