Vuelven a ser la población más vulnerable. Los ancianos continúan engrosando las listas de contagiados por coronavirus. Las miradas se tornan otra vez hacia las residencias de mayores, mientras en el recuerdo aún perdura lo ocurrido en primavera: más de 19.600 personas murieron en ellas. Los brotes en las residencias geriátricas preocupan de nuevo y con razón. Pues en los últimos días, tan solo en tres residencias, ubicadas en Teruel, Huesca y Madrid, se han contabilizado 163 positivos y ocho fallecidos.
La mortalidad del virus se dispara especialmente en estos lugares. Sólo en la Comunidad de Madrid murieron 5.954 personas entre los meses de marzo y julio. Cataluña contabilizó 4.119 fallecimientos. Tras esa primera ola, el control parecía haber vuelto a las residencias. No era el final, solamente un receso: el Covid-19 acecha de nuevo.
“Nos lo esperábamos”, confiesan desde el sindicato CCOO. Advierten de que no hay personal suficiente para atajar los casos de Covid-19: “No están prorrogando los contratos que se habían realizado y se están dando vacaciones”. Insisten en que las medidas de seguridad que se habían establecido no se están respetando en muchos centros, por lo que es normal que los rebrotes vuelvan a hacer acto de presencia: “Estamos ante una situación que nos esperábamos: crónica de una muerte anunciada, que se suele decir”.
Frente a esto, ha habido quienes han llegado a apuntar que la responsabilidad de los brotes estaba en los propios trabajadores. Uno de ellos ha sido Javier Lambán, el presidente del Gobierno de Aragón. Aseguro que, si bien, en un primer momento, el virus entró a las residencias a través de las salidas de los ancianos o las vistas, ahora "quienes han introducido el virus en las residencias son los trabajadores", afirmó el socialista. Aunque más tarde reculó y apuntó contra los responsables de los centros.
El hecho de mantener el virus a raya es fundamental. Una vez éste entra en el edificio, es complicado contenerlo. Curiosamente, las tres residencias en las que se han registrado brotes tienen algo en común: no sufrieron ningún caso de coronavirus entre marzo y julio. EL ESPAÑOL repasa los tres grandes brotes activos actualmente en las residencias españolas.
Residencia de San Marcos (San Martín de la Vega – Madrid)
No saben cómo ha llegado el coronavirus hasta el lugar. En San Martín de la Vega hay dos residencias: la San Marcos y la San Marcos Acqua. Las dos están gestionadas por la misma empresa y están separadas 650 metros. El virus ha hecho estragos en la primera de las mencionadas: se han contabilizado dos fallecidos y otros 43 de los 62 residentes han dado positivo.
El brote fue conocido tras realizarle las pruebas PCR a cuatro residentes con síntomas. A partir de ahí, vino el resto. Los últimos datos conocidos apuntan que la mayor parte de los contagiados son asintomáticos. Hasta siete hospitalizados hay en estos momentos por neumonías y patologías previas.
El número de casos asciende a 50 en total. Siete de ellos eran empleados. Los trabajadores son asintomáticos.
Los ancianos que han dado negativo están siendo trasladados a otras residencias. Algunos familiares han expresado a Europa Press su descontento con esta decisión: “Para ellos es mucho caos. 15 días encerrados, ahora en otra residencia otros 15, luego vuelven y otros 15… Al final van a terminar con la cabeza echa polvo”.
Desde el Ayuntamiento de San Martín de la Vega hablan de las medidas tomadas por la empresa: lo hicieron "bien" y en la primera ola no hubo contagios. Ahora sí. Sergio Neira, primer teniente de alcalde y portavoz del gobierno local, afirma que están en contacto constante con el centro y su dirección. Han desinfectado el perímetro de la zona y han establecido una recogida de basuras especial para el centro.
“Nos gustaría contar con más datos”, dice Neira, que asegura que se enteran de las noticias “por la dirección del centro o por la prensa”. Se sienten “abandonados” por la Consejería de Sanidad, según el teniente de alcalde: “Nos sentimos un poco decepcionados o intranquilos porque no nos llega información oficial. Queremos saber las medidas que se van a tomar”.
Al alcalde de San Martín de la Vega, Rafa Martínez Pérez (PSOE), no le cuadran las cifras oficiales expuestas. En conversación con EL ESPAÑOL, afirma que sólo contabilizan un fallecimiento por Covid-19 en las residencias y habla de opacidad en la Consejería de Sanidad. Además, cree que los traslados de negativos se podrían haber hecho antes, ya que las primeras pruebas se hicieron el 24 de julio, y no en agosto.
En Aragón, el actual epicentro de la pandemia en España, la preocupación se ha ido multiplicando en las últimas semanas. De los 89 brotes registrados en la región, 45 se han dado en residencias. Y cinco de ellas copan el 82% de los positivos en coronavirus. No obstante, son dos centros geriátricos, uno en Huesca y otro en Teruel, los que han sido víctimas de los mayores rebrotes.
Aragón
En la residencia de los Hermanos Franciscanos de la Cruz, en el municipio turolense de Burbágena, todo comenzó el 20 de julio. Ese día una de las residentes fue al hospital a tratarse una patología digestiva ajena al Covid-19. Aún así, le hicieron la PCR y dio negativa. Dos días más tarde, cuando le dieron el alta, le hicieron otra prueba y dio positivo.
Fue entonces cuando la consejería de Salud aragonesa, al parecer, puso en marcha el protocolo para detectar los posibles casos en el centro geriátrico de Burbágena, donde hasta ahora no se había registrado ningún caso de coronavirus. La realidad, en cambio, es que hasta diez días después, el Gobierno no hizo las pruebas a todos los residentes y empleados, según cuentan fuentes de la Fundación Lares, la entidad sin ánimo de lucro que gestiona la residencia privada, a EL ESPAÑOL.
Una semana más tarde de que se realizasen todas las pruebas, en el geriátrico turolense ya se han registrado 84 casos más en ancianos y han fallecido seis. En total, el centro tiene 96 usuarios. En otras palabras, el 87,5% de los residentes se ha contagiado.
Los ancianos infectados están confinados en la primera planta. En la segunda están los sanos, aunque algunos de ellos han sido trasladados a otros centros para evitar contagios. Y, además, hay un total de 21 ingresados en el Hospital Obispo Polanco de Teruel y otro en un centro Covid-19, según sostienen desde Lares. Entre los trabajadores, por otro lado, hay 17 positivos, dos aislados y el resto (20) a la espera de los resultados.
La situación de esta residencia trascendió cuando la diputada de Coalición Canaria, Ana Oramas, lanzó una llamada de auxilio en la Diputación Permanente del Congreso hace una semana. La política usó su tiempo de intervención para subrayar la realidad alarmante que vivía el centro, que pedía urgentemente EPI y acceso a las pruebas PCR para todos los trabajadores. La idea de Oramas era agilizar la atención especial a este centro, pero lo que resultó al final fue una guerra entre el Gobierno aragonés y el grupo de residencias. El Ejecutivo aseguró que cuando se hicieron las pruebas a los ancianos, también se hizo a los trabajadores, pero estos últimos lo negaban.
La guinda la puso días más tarde el presidente aragonés, Javier Lambán (PSOE), cuando afirmó que quienes habían introducido ahora el virus en las residencias eran los trabajadores. Más tarde, intentó matizarlo, diciendo que "algunas residencias de mayores habían permitido vías de contagio evitables" y pidiendo a los responsables de las mismas que no incurriesen en ellos porque podrían "ser muy perjudiciales para los residentes". El último capítulo en esta batalla abierta ha sido que el Gobierno denunciará por la vía penal a la residencia al detectar indicios de delito y le abrirá expedientes por incumplimiento de protocolo. Fuentes de la Fundación Lares apuntan, en cambio, que la denuncia no tiene ningún recorrido porque han cumplido con todo lo que ha exigido Sanidad.
Chimillas
Durante la época más dura de la pandemia, en Chimillas (Huesca) no hubo ni un solo positivo. Ahora, esta localidad oscense ha registrado de golpe 53 casos y un fallecido en la residencia privada Sierra de Guara, del grupo Vitalia.
De estos últimos, nueve están ingresados en el centro hospitalario San Jorge. Y, además 10 de los 45 empleados con los que cuenta el centro geriátrico están infectados y permanecen aislados en sus casas.
La preocupación que vive este pueblo oscense por la salud de los ancianos y los trabajadores de la residencia es tal que se han concentrado algunos días a las puertas del centro para animarlos. La iniciativa surgió poco después de que los vecinos escuchasen las sirenas de hasta tres ambulancias en poco tiempo. ""Estamos, con los pelos como escarpias como se suele decir, emocionados y deseándoles que todo salga bien", señaló Pedro Bierge, el promotor de la concentración, a El Heraldo de Aragón, poco después de que vecinos y trabajadores se fundiesen en aplausos a la entrada del geriátrico.