Ignacio Garriga, hijo de 'Cloti' y nieto de 'Mamá pantalones', un líder de Vox distinto para Cataluña
El diputado ha sido el elegido por Santiago Abascal para presentar la moción de censura contra Pedro Sánchez. Su interés por la política lo heredó de su madre.
21 octubre, 2020 09:26Noticias relacionadas
El pasado domingo 2 de septiembre, el diputado Ignacio Garriga (VOX) era objeto de una agresión en Barcelona junto a varios compañeros de partido. Se da la circunstancia de que, ese mismo día, celebraba el cumpleaños de su hija. Volvió Garriga a casa y entró en la fiesta de aniversario manchado de pintura y huevos, ante la estupefacción general. Cuentan a EL ESPAÑOL personas de su entorno más cercano que, en esos momentos de tensión, le suelen preguntar si le merece la pena seguir en la política. Dicen también que su respuesta siempre suele ser parecida: “En el fondo sigo por ellas, por mis hijas y su futuro. Es lo que me enseñó mi madre”.
Su madre, tal vez el más solido pilar de su vida. El diputado Ignacio Garriga es la persona que se ha encargado de presentar la moción de censura de su partido contra el actual presidente del gobierno Pedro Sánchez. El joven político barcelonés es uno de los grandes iconos del partido de Santi Abascal. De ser ‘El Negro de VOX’ a convertirse en el candidato a la Generalitat y el presentador de la moción de censura. Lo que poca gente sabe es que es Garriga un animal político que le debe esta faceta a una persona: la Cloti.
Clotilde Vaz de Conciçao (Malabo, Guinea Ecuatorial, 1947), la Cloti para sus allegados, es la madre del diputado de VOX. Su inspiración vital y también la persona que le inoculó el veneno de la política y la importancia del concepto de familia tradicional. Un personaje con mil aristas: emigrante, periodista, librera, pívot de baloncesto, vendedora de golosinas, activista política y militante de la extinta Alianza Popular, entre otras muchas cosas. Una persona que no se perdía un mitin y que era la primera en salir a la calle en campaña a pegar carteles de AP.
Clotilde falleció el pasado domingo 20 de septiembre. Se completaba así un annus horribilis para el diputado de VOX en la faceta personal. A principios de la pandemia perdió a su abuela materna, Mercedes, a los 104 años de edad. Una mujer cuyo apodo (Mama Trosis) entraña una curiosa historia detrás (quédense hasta el final). Tras ella, el padre de Ignacio Garriga también resultó afectado por la Covid y su estado de salud llegó a ser grave, aunque logró salvar la vida.
Ahora ha fallecido su madre, Clotilde, a los 73. La Cloti. La primera que le animó a tomar partido de la vida política, “porque aquí sentados no haremos nada”. Con motivo de su fallecimiento, EL ESPAÑOL indaga en sus orígenes, su trayectoria y el legado que le ha dejado a su hijo. Él es el diputado sobre el que se han posado todas las miradas durante la moción de censura. Y estará ahí porque le impulsó la Cloti.
La Cloti de las golosinas
Si preguntan en Sant Cugat del Vallés por Clotilde Vaz de Conciçao, probablemente no haya mucha gente que le ponga cara. Si preguntan por ‘La Cloti la librera’ o ‘La Cloti de las golosinas’, es posible que la conozcan hasta los que nunca coincidieron con ella. La Cloti es uno de los personajes más recordados del imaginario popular de este municipio. Ella era la propietaria de la Librería Cloti, que se encontraba situada justo al lado del colegio La Farga.
“Todos los vecinos íbamos allí a comprar la prensa. Pero como también tenía golosinas, un montón de críos pasaban cada tarde por la Cloti”; le cuenta a EL ESPAÑOL uno de los vecinos de Sant Cugat que frecuentó esa librería año tras año. “Era uno de los grandes personajes de esta parte de la ciudad”, resume.
Pero esa Cloti de las golosinas no era de Sant Cugat, sino de una isla que está a más de 4.000 kilómetros. Nació en Malabo (Guinea Ecuatorial), en el seno de una familia de terratenientes. Era hija de Mercedes, la abuela de Garriga a la que en Guinea llamaban ‘Mama Trosis’. Ese apelativo es una deformación de ‘Mama Trousers’, que en inglés significa pantalones.
“Era conocida por ser una tía con mucho carácter. Con los dos ovarios bien puestos, para entendernos. Lo de los pantalones también era literal: fue una de las primeras en atreverse a vestir pantalones. Pero sobre todo, lo de ‘Mama Pantalones’ se lo decían porque era una mujer atípica, con mucho carácter. Tuvo que pelear mucho desde joven. Era una luchadora que se vino arriba en cada situación adversa. Tuvo 7 hijos, enviudó 2 veces y sacó adelante a su familia ella sola”, cuenta una persona muy próxima a la familia Garriga.
Mamá Pantalones
Mercedes trabajó de secretaria de una empresa española en su Guinea natal. Luego decidió montar una empresa privada por su cuenta. Algo impensable en el África colonial de la primera mitad del siglo XX. “Cuando vio que allí no había futuro para sus hijos, los mandó a España y ella se quedó allí”, resumen esas mismas fuentes a EL ESPAÑOL.
Así fue como llegó a España Clotilde, la hija de ‘Mama Trosis’, la de los pantalones. A estudiar periodismo a la Universidad de Navarra. Además de su pasión por las letras, tenía un físico privilegiado que la llevó a practicar deporte y a jugar de pivot en a buen nivel. Vueltas que da la vida, su entrenador en el Colegio Mayor Goimendi era el actual director de EL ESPAÑOL, Pedro J. Ramírez. Ambos fueron después compañeros en la Facultad de Periodismo.
De Navarra a Mallorca, donde desarrolló su breve trayectoria como periodista y de allí a Cataluña, donde enseguida se interesó por la política. “Ella era muy patriota, se sentía muy española y ya advertía del peligro de los nacionalismos latentes”; explica a EL ESPAÑOL una fuente próxima al Partido Popular de Sant Cugat. “Estoy seguro de que ella es la responsable de que Garriga este en política.
Era la única negra de Sant Cugat del Vallés y afiliada a Alianza Popular. Era una activista espectacular, te puedo asegurar que era la mejor ‘mitinera’ puerta a puerta, ensobrando papeletas y pegando carteles. Ella es la que le decía a su hijo que armase lío, que sentados en casa no iban a cambiar nada. Siempre buscaba soluciones, era muy positiva”, resumen sobre ella.
¿De mayor? Jubilado
La Cloti era todo actividad: política, laboral y deportiva. Parecía difícil transmitir esa energía al pequeño Ignacio, que ya desde niño decía que de grande quería ser jubilado: “Como su padre era mayor y ya no trabajaba, en el cole respondía eso cuando le preguntaban. Jubilado como mi padre. Los profes se partían de risa”, cuenta un barcelonés que estudió con Garriga. Finalmente, la Cloti pudo transmitirle todos los valores. El primero, el del deporte, aunque a Ignacio le dio por el fútbol y se hizo del Espanyol: “Jugaba bien el cabrón. Era delantero, rápido y metía muchos goles. Siempre se llevaba los trofeos de máximo goleador” cuenta ese mismo compañero.
Luego, el del trabajo: “Es un valor que siempre se incentivó en la familia. Estudiar, trabajar… Cloti incluso medió con unos amigos suyos para que le ayudaran a Ignacio a obtener un crédito para pagarse la carrera. Siempre se implicó y les inculcó la cultura del esfuerzo”, explican a EL ESPAÑOL desde el entorno familiar de Garriga.
Y finalmente, el político. Fue Clotilde la que le hizo normalizar lo de salir a la calle a buscar votos, asistir a un mitin o pasarse horas encartando papeletas electorales sin recibir dinero a cambio. “Entre el activismo de partido de su madre y que Ignacio tuvo un tiempo en el que quería ser actor, ahí tienes por qué acabó metido en política”, aseguran esas mismas fuentes. Y Garriga no defraudó y siguió sus pasos, que es algo que no hizo su hermano Pablo.
La purga
Ignacio también empezó con los Populares de Sant Cugat, como su madre, pero lo echaron tras una especie de intento de golpe de estado. Varios jóvenes del partido en Cataluña que intentaron dinamitar las estructuras del establishment que representaba Alicia Sánchez-Camacho. El asalto no salió bien, desde la cúpula iniciaron la purga y Garriga fue uno de los primeros en caer.
Ahí inicio su travesía en el desierto. Su madre y su abuela, sin embargo, le animaron en todo momento a seguir: “Parece contradictorio, porque Ignacio ya estaba casado, era padre, trabajaba de odontólogo y ganaba muy bien. Seguir en política parecía complicarse la vida, pero su madre le siguió alentando para que no la dejase”.
Y en esas llegó VOX, una formación con la que Garriga, al parecer, se sintió identificado desde el primer momento. Dicen que cuando supo de la existencia del partido que ahora preside Abascal exclamó “por fin”. Garriga nació en 1987, pero ya tiene 4 hijos con Violeta, su novia de toda la vida con la que empezó a salir a los 15 años. VOX sintetiza para él todo aquello que le habían inculcado desde pequeño su madre y su abuela: un humanismo cristiano basado en la familia tradicional y el amor a la patria.
Y hasta ahora. A Garriga le ha ido bien con VOX y a VOX bien con Garriga. Es uno de los rostros más conocidos del partido y tiene la confianza de Abascal, ya no solamente para ser el candidato en Cataluña, sino para ponerse delante de un miura como es presentar la moción de censura contra Pedro Sánchez. El despegue político de Garriga se venía presintiendo desde antes de ser nombrado diputado. 2020 iba a ser su año, aunque la pandemia lo ha cambiado todo.
Y aunque en lo profesional no puede tener queja, en lo personal no tiene remedio: a principios de la pandemia falleció su abuela Mercedes, Mama Trosis, la que llevaba los pantalones. Unos meses después casi cae su padre, el que le inspiró a Garriga su vocación de jubilado. Y el pasado domingo, su madre, la Cloti, la verdadera responsable de que Garriga esté donde esté y no sacando muelas en su consulta de Barcelona. Una mujer atípica, que repartía su tiempo entre pegar carteles y surtir de golosinas a los niños. Es, con toda seguridad, la persona que más hubiera disfrutado al ver a Garriga presentando la moción de censura.