La diputada de Vox Mireia Borrás.

La diputada de Vox Mireia Borrás. E.E. / EFE

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El show televisivo de la diputada de Vox Mireia: de superviviente en 'La Isla' a señoría en el Congreso

De verla en el Congreso pasaremos a verla pasar hambre y luchar contra sus límites. El programa se grabó en 2018 y cobró 1.500 euros por ello. 

1 octubre, 2020 02:53

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Este jueves, mientras hace zapping, no será que su televisor no sintoniza bien. Sí, será ella, Mireia Borrás, diputada de Vox en el Congreso, buscándoselas para sobrevivir en una isla remota en la otra punta del globo. Y lo será, quizás, a su pesar. Porque tomó la decisión de participar en el reality La Isla en un momento de desencanto personal, antes de encontrar un hueco en la política. Y ahora… Será una especie de El señor de las moscas y quién sabe si todo ello podrá perjudicar su imagen de señoría en la Cámara Baja, justo ahora que empezaba a remontar.

Mireia Borrás (de 33 años de edad) es conocida bajo el sobrenombre machista de “el pibón de Vox”. Como el físico de un político, a priori, debería no contar, de ella hay que decir que entró en el Congreso de los Diputados tras las pasadas elecciones generales de noviembre de 2019. Casi un par de años antes decidió que no era feliz en su trabajo como consultora financiera en Londres, emprendió y se alistó al casting de La Isla. Lo pasó y ahí la dejaron: en un archipiélago de la costa panameña, en el que pasó exactamente cinco semanas, 30 días, y por lo que cobró 1.500 euros, según ha podido saber EL ESPAÑOL.

El programa de La Sexta se rodó a principios del año 2018. Su formato no podía ser más simple pero, a la vez, más jugoso. No es un concurso; consiste en dejar a 14 mujeres en una isla desierta con nada más que un poco de agua y algunas herramientas y que aprendan a sobrevivir. No hay ni cámaras, eso dicen, y son las propias concursantes las que se graban a sí mismas. Ya hubo una versión de hombres en 2017 y se vio cómo se empujaban contra sus propios límites. Esta nueva edición será presentada también por Pedro García Aguado, ex Hermano Mayor y ex director general de juventud de la Comunidad de Madrid bajo Isabel Díaz Ayuso, que aunque no está presente, narra los acontecimientos.

Cartel de La Isla. En el centro, Pedro García Aguado. La segunda a su izquierda, la diputada.

Cartel de La Isla. En el centro, Pedro García Aguado. La segunda a su izquierda, la diputada. Atresmedia

“Me enteré de que era diputada el otro día, hace poco. Yo es que soy muy malo para las caras”, explica García Aguado en conversación con este diario. “Lo leí en un artículo. Aunque yo no estoy ahí con ellas, me fijé que Mireia era muy mona y que era una de las más preparadas académicamente ahí. En temas de supervivencia sí que era la que más pez iba de todas”, añade.

Aunque el discurrir del programa es absolutamente secreto, las palabras de Aguado dejan prever en qué posición quedará Mireia Borrás: lo pasará mal. Comparte casting con otras mujeres, como una militar de la UME, mucho más preparadas para esa experiencia extrema. “Ahí se despojan de todos los lujos de la vida moderna no pueden llevar nada, aunque alguna chica hizo trampa y se la pilló, pero la mayoría de ellas adelgazaron 14 o 15 kilos”, añade Aguado.

-¿Cree que a Borrás le pueda perjudicar en lo político salir ahí ahora?

-Espero que no la perjudique. Si alguien va a buscar hacerle daño, lo van a encontrar. Pero si se tiene en cuenta la experiencia y los valores que transmite, si quieres mirar el programa con buenos ojos, te olvidas de lo demás. Pero no debe estar muy contenta con que el programa salga ahora, habría sido bueno para ella que saliera contemporáneamente, una vez grabado. Como superviviente, de todas formas, sí que compitió bien.

Mireia Borrás, en una imagen subida a sus redes sociales.

Mireia Borrás, en una imagen subida a sus redes sociales. E.E.

El tiro por la culata

Mireia Borrás entró en la política española como una especie de torbellino. Lo hizo oficialmente el pasado mes de diciembre, en las filas de la formación ultra liderada por Santiago Abascal, cuando obtuvieron una cantidad de diputados que superaba todas las expectativas: 52 escaños. Rápidamente, los focos se fijaron en ella por su físico, acaparando comentarios y titulares. Uno de los más desagradables de todos rezaba Fotos sexis de Mireia Borrás, diputada de Vox que pone calientes a ultras, que se publicó en un medio de relativa importancia.

En la actualidad, sin embargo, su significado va más allá de su cuerpo. Es portavoz en las comisiones de Transición Ecológica y de Ciencia e Innovación. Es portavoz adjunta en otras dos y vocal suplente de la Diputación Permanente en el Congreso. Su cercanía a los líderes de Vox le está valiendo para ganar cierta visibilidad. Aunque aún no ha dado con la tecla política definitiva que la catapulte a posiciones como las que ya disfruta su compañera Macarena Olona.

Ahora, con todo esto, viviendo en su momento dulce, disfrutando del “honor de servir a su país”, como ella misma dice, cabría preguntarse si su participación en La Isla podría acabar en un tiro por la culata.

Borrás, en una imagen subida a Instagram.

Borrás, en una imagen subida a Instagram. E.E.

En el reality, la ahora señoría del Congreso pasará hambre y adelgazará notablemente. Se empujará a sí misma más allá de límites que antes no eran concebibles en su cabeza. Si bien lo más duro será su inicio, por su falta de habilidades para la supervivencia, su espíritu de competitividad hará que vaya avanzando. El problema es que en el camino podría ser protagonista de episodios complicados como discutir con sus compañeras, se podría invadir de alguna forma su intimidad y podría hacer cosas como superviviente que no le dejen en un buen lugar como diputada.

Quién sabe. El tiempo -los capítulos- dirán. O podría ser justo al revés y que su participación haga que su popularidad alcance niveles que ni desde la tribuna del Congreso. Es lo que tiene la nueva política pop.

“Hay otra participante, Luci, que está en el Ejército, en la UME”, explica una fuente del programa. “La repercusión que puedan tener las dos concursantes alude directamente al Ejército y a Vox. Los departamentos de comunicación estarán pendientes. Porque en el programa, al ser personas desconocidas, sólo hacen portavoces de sí mismas. La situación, entonces, ha cambiado”, añade. “La gente de Vox va a estar muy al loro de las emisiones pero no han intentado ninguna restricción especial”, comenta.

Sus 1.500 euros

Aunque de origen catalán, Mireia Borrás estudió en Madrid, en la Universidad Carlos III, y desarrolló la mayor parte de su vida profesional en la privada. Ha pasado por empresas como Abercrombie & Fitch y KPMG, donde ejerció por primera vez de consultora y encarriló esa profesión hasta que llegó a la política. El último puesto que ocupó fue en la empresa EY, también como consultora, ubicada en Londres. Pero decidió dejarlo todo. Montó sus propios proyectos como autónoma y se apuntó al casting de La Isla.

Borrás, en el Congreso, junto a Javier Ortega Smith.

Borrás, en el Congreso, junto a Javier Ortega Smith. Vox

Por esos 30 días en la costa panameña acabó ingresando tan sólo 1.500 euros, una nimiedad teniendo en cuenta lo que tuvo que pasar. Pero lo cierto es que le venía bien porque su situación económica tampoco era muy boyante antes de entrar en política. En todo 2019 ganó tan sólo 13.000 euros, según se puede ver en su Declaración de Bienes y Rentas entregada en el Congreso de los Diputados. En el documento, por cierto, aparece la colaboración con la productora de La Isla.

Además, no tiene vivienda en propiedad y sólo atesora dos coches de la marca Smart, comprados en 2014 y 2019. Se desconoce realmente cómo entró en política, cómo cayó en la onda de Vox. Pero lo cierto es que guarda buena relación con sus compañeros, que la aúpan y la protegen cuando se convierte en carnaza en las redes sociales por su físico.

En política, hace poco, el 9 de septiembre, volvió a estallar su popularidad cuando le dijo a la ministra de Igualdad, Irene Montero, que “sólo le importan las vidas de las mujeres cuando pueden sacar rédito de ellas”. Fue aplaudido, a más no poder, por los suyos. Y es que vive en un momento dulce. Quién sabe hasta cuándo.