Claudia, la bailarina de la barra del ayuntamiento: “Ni soy stripper, ni hay nada repugnante”
Su exhibición de 'pole dance' durante un acto de la Asociación de Comerciantes de un pueblo de Valencia escandalizó a la concejal de Compromís
17 octubre, 2020 02:22Noticias relacionadas
El reloj marca las 20:15: empieza el espectáculo en el Ayuntamiento de Bonrepós i Mirambell (Valencia). Las luces de la sala de plenos se apagan. Tras un foco emerge una bailarina. Por los altavoces suena Dream Girl y la chica arranca un ejercicio de barra vertical. Una demostración de ‘pole dance’ a cargo de la gimnasta profesional Claudia Poveda, residente en el pueblo. ¿En la sala de plenos?
Tiene una explicación. Es el arranque de la gala que organiza periódicamente la Asociación de Comerciantes de Bonrepós. Un evento para promocionar el comercio local. Se entregan premios, se pasa algún vídeo y se organiza algún show. Se celebra en el Ayuntamiento “porque no hay otro sitio en el pueblo donde se pueda armar un evento de este tipo”. Para la edición del 8 de octubre tenían previsto contratar un grupo de baile, pero la Covid lo impidió. Demasiada gente. ¿Solución? Claudia Poveda se prestó a colaborar haciendo una exhibición ella en solitario. La primera opción fue un baile con telas, un show de corte circense. Pero no daba tiempo a preparar la infraestructura.
Se optó por el ‘pole dance’, que es una disciplina que lleva años trabajando duro para quitarse el estigma que la vincula con el striptease. Se practica en innumerables gimnasios. Se organizan campeonatos mundiales, masculinos y femeninos. Incluso hay una propuesta para elevarlo a olímpico. Pero eso no lo sabe Rosella Antolí, la concejal de Compromís, que estaba en el público y lo único que vio en el ejercicio fue machismo y repugnancia.
Así se lo hizo saber a un medio local afín valenciano. Porque Antolí no se lo dijo a nadie en el momento. Ni a la alcaldesa del PSOE (con quien gobierna en pacto), ni a los comerciantes, ni a la bailarina. Se calló y se despachó después en el digital Valencia Plaza: “Repugnante”; subrayó la concejal, a la par que hablaba de “cosificación de la mujer” y exigía que el Ayuntamiento retirase la subvención de la gala a la entidad de comerciantes.
Es la polémica que ha puesto esta semana a este pequeño paraje valenciano de 3.600 habitantes en el ojo del huracán. En el pueblo no se habla de otra cosa. Ni Claudia ni la asociación se han escondido; han dado las explicaciones pertinentes y consideran que se ha criminalizado una disciplina de baile cada vez más generalizada. Que se ha recurrido al tópico para armar ruido mediático. Y todo, cuentan en el pueblo, con una motivación puramente política.
“Quiero mi vida”
Claudia Poveda es gimnasta, bailarina y profesora de fitness en Valencia. Hace más de 10 años que imparte clases y colabora con academias artísticas. Ha trabajado en el circo y en las colosales performances de las discotecas de Ibiza. Ha viajado por todo el mundo pero nunca, jamás, se ha encontrado inmersa en una polémica del calibre de la de esta semana.
“Yo lo que quiero de verdad es que me deje ya tranquila y que vuelva mi vida. Porque desde que ha estallado la polémica, esta no es mi vida”, le cuenta a EL ESPAÑOL en una conversación telefónica. Entrevistas en la tele, en la radio y en los periódicos. No está acostumbrada. Claudia se gana la vida como bailarina y profesora de fitness en diferentes modalidades. Entre ellas, el ‘pole dance’.
“Tengo alumnas desde los 8 años. Esta concejal las ha llamado repugnantes. ¿Qué pensarán ahora esos padres? ¿Qué ves de repugnante en que hagan ejercicios en una barra vertical?”, se pregunta en la sede del Ayuntamiento. Claudia Nos atiende en un receso de una reunión extraordinaria celebrada en el Ayuntamiento. Estaban convocados los partidos politicos, la bailarina y los comerciantes. La idea era dialogar sobre el caso en cuestión. Acudieron todos… menos Rosella Antolí.
“Vuestro tono imperativo”
La edil de Compromís que prendió la mecha sin avisar a nadie, tampoco quiso reunirse con ellos esta vez. Les mandó, eso sí, un mail justificando su ausencia, entre otras cosas, “por el tono imperativo de vuestra petición de reunión” a un acto al que sí que acudieron el resto de fuerzas políticas del consistorio. En una publicación en redes, sin embargo el grupo local de Compromís aseguró estar “a disposición de la asociación y de los vecinos y vecinas del pueblo para resolver cualquier duda”.
Desde la Asociación todavía no dan crédito a lo que ha sucedido: “Es un acto para dinamizar un poco esto, para apoyar a los comercios del pueblo. Sin ninguna otra intención”, asegura Pascual Lluch, presidente de la entidad. “En la anterior gala pasamos un vídeo de promoción de uno de los comercios. Esta vez queríamos contratar a un grupo de baile, pero por las circunstancias del coronavirus no se puede”.
Ahí surgió la figura de Claudia Poveda, que reside en el municipio. Lo hizo desinteresadamente, sólo para colaborar. Porque ella no cuenta con un establecimiento allí, pero se prestó a echar una mano. Su experiencia circense hizo que la primera propuesta fuese un espectáculo de cuerdas. “Se hará. Lo hemos aplazado para la próxima gala, que tendrá lugar el 8 de diciembre. Pero para esta, por cuestiones logísticas, era imposible”; aseguran desde la asociación.
“Semidesnuda”
Finalmente apostaron por una exhibición de 3 minutos de baile en barra, sin imaginar los efectos colaterales. “Nadie vio allí nada sexual. No es un striptease ni nada parecido. Que además, para hablar del tema hay que informarse de la historia. Que primero vino el ‘pole dance’, que surgió en el Reino Unido y lo bailaban indistintamente hombres y mujeres. Luego lo adoptaron los clubes de striptease, pero ya deberíamos haber superado esa asociación de ideas. Una disciplina propuesta para ser olímpica, que la practican miles de personas de todas las edades y género. Nadie vio connotaciones sexuales”.
Uno de los argumentos de la parte critica es que Claudia “iba semidesnuda”. La propia Claudia explicó el atuendo elegido para la ocasión: “Hay que saber que en el ‘pole dance’ no se puede ir vestido de cualquier manera. El adherente es la piel. Solamente así se puede maniobrar en la barra, hay que dejar los brazos y las piernas libres de tela”, explicó. Una cuestión práctica que hizo que Claudia optase por una especie de bikini negro.
A Antolí le pareció repugnante y pidió, a través del artículo, que no le fuese abonada a la asociación la subvención municipal para esta gala. Una medida que, de aplicarse, supondría “la quiebra técnica de la asociación. Los comerciantes, con nuestras humildes aportaciones económicas, damos premios, contratamos a técnicos de sonido para intentar hacerlo bien. Hay un gasto de unos 600 euros en técnicos, y 1.000 euros en premios. Todo sale del bolsillo de los comerciantes. Si nos retiran esa subvención, nos perjudica a todos”, sentencia Pascual.
En el Bonrepós i Mirambell, entretanto, no entienden tanto lío. EL ESPAÑOL ha hablado con varios vecinos que no acaban de ver polémica en la actuación y sí en la jugada de la edil de Compromís: “Ese partido está en la situación que está en el pueblo y lo que les queda es montar follón. Nadie de los presentes se escandalizó en el momento. Tampoco los que lo estaban siguiendo en directo por streaming. El acto se celebró el día 8 y todo fue bien. No fue hasta el día 13 cuando salió el artículo y empezó a crecer la bola. Si nadie dijo nada en esos días, su interés tendría la concejal en retomarlo días después con la prensa”, cuenta un de los comerciantes que ya no está en la asociación, pero que apoya a la nueva directiva y a Claudia.
Claudia, por su parte, intenta desconectar de tanto revuelo. Imparte clases por las tardes y ese es, paradójicamente, el tiempo en el que se evade. No imaginaba que una exhibición del deporte que practica cada tarde y que le enseña a niñas y adultas, acabase con su cara en los medios. Pero asegura que no se amedrenta. Va a seguir practicando ‘pole dance’ por convencimiento, y está lista para volver a bailar en la próxima gala de diciembre de los comerciantes… si es que no ha quebrado antes por la retirada de la subvención. Una idea que sigue manteniendo la concejal de Compromís, aunque se lleve por delante la entidad.