Si pensamos en el movimiento antivacunas lo que viene a la mente son tópicos como personas conspiranóicas, consumidores de homeopatía o iluminados que culpan al 5G de la crisis del coronavirus… Pero resulta que también hay médicos que, lejos de ser antivacunas, cuestionan o, al menos, se muestran escépticos frente a la eficacia de algunas, siempre apoyados por la evidencia científica. Una que despierta más dudas que certezas para algunos facultativos es la de la gripe, cuya campaña de vacunación empezó la semana pasada y está actualmente en marcha.
“La vacuna de la gripe es de las que tiene más peros”, explica Javier Padilla, médico de atención primaria y una de las voces más destacadas contra esta vacuna. “No ha demostrado tener una gran utilidad a la hora de reducir mortalidad ni ingresos, solo lo ha demostrado en grupos específicos”.
Esta opinión es compartida por Roberto Sánchez, médico de familia. “Hay vacunas peores y vacunas mejores. Cada una tiene sus peculiaridades. La vacuna de la gripe tiene muchas pegas. Deja muchos serotipos fuera. La inmunidad no dura mucho, dura unos cuatro o cinco meses. La efectividad no es muy grande. Probablemente tenga unos efectos beneficiosos escasos o moderados en grupos de riesgo y nulos en la población general. Esta es la realidad. Hay publicaciones muy prestigiosas que lo están poniendo de relieve”.
Pero las opiniones de estos dos médicos no salen de la nada. Hay estudios rigurosos que han cuestionado mucho la efectividad de la vacuna de la gripe. Por ejemplo, el estudio The Lancet Infectious Diseases habla de una eficacia de la vacuna del 59%, pero sólo en adultos de entre 18 y 65 años de edad. Ninguno de los ensayos cumplía los criterios de inclusión para niños de entre 2 y 17 años o personas de más de 65 años.
Ese porcentaje de efectividad es muy cambiante, como lo es el propio virus: “La efectividad varía cada año. Los mejores años tenemos una efectividad en torno al 40 o 50% y en los peores, una efectividad indistinguible al placebo”.
El sur, sin gripe
Este año es muy peculiar en todos los aspectos por el virus que nos ha cambiado la vida. Esto también está afectando en la incidencia de la gripe. Para prever cómo de grave va a ser su ataque, los médicos se fijan en lo que ha ocurrido durante el invierno en el hemisferio sur del planeta. Y este año, apenas ha habido presencia de gripe.
“Sabemos desde hace meses que la incidencia de gripe en el hemisferio sur este año es escasísima. Es decir, no hay gripe en el hemisferio sur, por las medidas de protección contra la Covid. La incidencia es prácticamente cero en Argentina o Australia”, explica Sánchez. La epidemia austral, como se suele llamar, ha sido aplacada por las medidas de prevención del coronavirus.
Pese a esto, en los centros de salud españoles se están dedicando muchos recursos a la vacuna de la gripe. “Estos días viendo el porcentaje de recursos de enfermería que se dedica a la campaña de la gripe durante dos o tres meses, en un contexto de alta demanda y de saturación, creo que tenemos un problema”, opina Padilla. “Creo que habría que sacarlo de los centros de salud. No tiene sentido que durante tres meses tengamos destinada una parte importante de la enfermería de atención primaria a la vacunación antigripal con la que está cayendo”.
Sánchez también considera que los recursos que se están dedicando a esta campaña son excesivos. “Se vende que es una vacuna buenísima super efectiva, que es muy importante que los grupos de riesgo se la pongan, que los sanitarios se la tienen que poner… y de todo esto hay muy pocas evidencias. Y los sanitarios lo sabemos. De hecho, la tasa de cobertura de los sanitarios no llega al 30%. Eso nunca pasaría con algo como la penicilina. El problema es que la mueven como si fuera una medida que va a crear un gran impacto y hay una gran asignación de recursos para estos menesteres”.
¿Otros intereses?
Sánchez considera que la importancia que se le da a la campaña de vacunación de la gripe no atiende precisamente a criterios científicos. “Sabemos que hay una influencia enorme de unos actores reconocidos”, explica y los señala: “Sanofi y Seqirus, sobre todo. Y ahora se ha añadido GSK”. Según el médico, estas empresas pagan “un dineral” a entidades como la Asociación Española de Vacunología o la Asociación Española de Pediatría.
“Hacen márketing sobreestimando los efectos positivos, no hablando de las grandes evidencia que hay que contradicen un montón de cosas que tienen que ver con la vacunación antigripal. No dicen que la vacuna no produce inmunidad de rebaño, que la vacunación de sanitarios es muy cuestionable…”. Además, asegura Sánchez, estas entidades también buscan ampliar los grupos de riesgo, por ejemplo, “que se vacunen los niños sanos”.
“Esto es lo que denunciamos, básicamente. No es que se estemos en contra de la vacunación de la gripe”. Sánchez habla en plural porque es presidente de la Plataforma No, gracias una “organización civil internacional por la transparencia, la integridad, la participación y la equidad en las políticas de salud, la asistencia sanitaria y la investigación biomédica”, en sus propias palabras.
Esta plataforma es actualmente una de las voces más críticas contra la vacuna de la gripe y está formada, en su mayoría, por profesionales sanitarios. “Los profesionales sanitarios apenas se vacunan de la gripe”, repite Sánchez como mayor ejemplo de lo poco eficaz que es la vacuna. “Pero eso nunca está en el debate público”, lamenta.