Sobre el terreno, es imposible distinguir a qué construcción pertenecen los operarios. Algunos ni saben que aquí se levantan dos proyectos distintos. Ni siquiera saben de qué se les habla. “¿El Instituto de Medicina Legal? Esto es el hospital de la Ayuso”, dice un operario. Nada más lejos de la realidad. Aquí está, también en obras, una de las morgues utilizadas durante la primera ola del coronavirus.
No hay descanso en Valdebebas. Las obras del hospital Enfermera Isabel Zendal no paran. Están a punto de terminar. Sin embargo, aunque lo parezca, no es el único proyecto en liza aquí. El Instituto de Medicina Legal pretende estar listo este otoño. Es una obra distinta: su forma circular le da el sobrenombre del donut.
Es un edificio abandonado. Pertenecía al macroproyecto de Campus de la Justicia ideado por el gobierno de Esperanza Aguirre. Se construyó en 2010. Una década después, en marzo de 2020, se utilizó por primera vez: hizo las veces de morgue por la crisis del coronavirus.
Ahora pasa casi desapercibido en este barullo de obras a contrarreloj. Parece uno más de los que aquí se levantan con premura, pero no es un edificio más del hospital de pandemias.
EL ESPAÑOL ha tenido acceso a las fotos que dibujan la situación interna de este edificio esta semana. Aún falta trabajo por hacer, pero hay partes casi listas para empezar a funcionar como Instituto de Medicina Legal. Un interior novísimo pero pensado para poder hacer autopsias hasta a 200 cadáveres infectados de Covid. Última tecnología... pero aún sin desembalar.
La Comunidad de Madrid decidió levantar a principios de este verano en estos terrenos de Valdebebas el Hospital Enfermera Isabel Zendal por varios motivos. Entre ellos, que el edificio del Instituto de Medicina Legal (IML), conocido como el donut por su forma esférica, se encontraba ya construido. Además, se aprovecharían los túneles, cerrados y tapiados, que se hicieron para el proyecto fracasado del Campus de la Justicia.
Lejos quedó el proyecto justiciero que tales instalaciones albergarían. La crisis y, posteriormente, los problemas legales de la Ciudad de la Justicia de Madrid hicieron que se abandonara todo. Los túneles quedaron tapiados y este edificio únicamente servía como ejemplo del macroproyecto fallido.
Por fuera, el Instituto de Medicina Legal es un edificio de color azulado, con forma esférica. Rodeado de vidrieras, tiene un aspecto futurista. 27 metros de radio y 5 plantas de altura. En el subterráneo, otras dos más. Son ocho niveles en total. 13.536 metros cuadrados de construcción. La obra finalizó en 2010, mismo año en el que se abandonó. El promotor fue la persona jurídica denominada Campus de la Justicia de Madrid, el proyecto básico y de ejecución lo realizó el arquitecto Alejandro Zaera Polo -abandonó por agravios comparativos- y la constructora fue UTE Medicina Legal.
El resultado de aquella construcción es lo que puede ver todo aquel que pasee por Valdebebas, aunque hasta ahora pocos motivos había para pasar por allí. Ir al Mad Cool o a ver un entrenamiento del Real Madrid, cuya ciudad deportiva está situada junto a estos terrenos. Desde el PSOE llegaron a catalogarlo hace años como “un hotel de lujo para conejos”.
Desafortunadamente, Javier Rodríguez Fernández, apoderado de la persona jurídica Campus de la Justicia entre octubre de 2011 y febrero de 2013, vaticinó en la Asamblea de Madrid cuándo sería utilizado este edificio: “No sé si tendría que pasar lo de Chernóbil o algo así para que ese edificio entre en pleno funcionamiento. Es una barbaridad. Y ahí hay instalaciones costosísimas que se están depreciando”.
Llegó el coronavirus y hubo que habilitarlo de urgencia. Era marzo de 2020. A finales de este mes, este edificio se usó como segunda morgue extraordinaria por el exceso de mortalidad causado por el virus en Madrid. La primera fue el conocido Palacio de Hielo. Decenas de operarios entraron entonces a adecentar el lugar, con capacidad para almacenar 230 cadáveres. Hubo que habilitar la instalación eléctrica, entre otras.
¿Y ahora qué? El edificio se encuentra en obras, pero ¿cuál es su futuro? ¿Será utilizado como morgue nuevamente en la segunda ola de la pandemia? Cuando el foco apunta allí, otras dudas surgen. ¿Cómo es el donut por dentro? ¿Cuánto se ha invertido aquí? ¿Por qué una obra con carácter de urgencia para habilitar el Instituto de Medicina Legal precisamente ahora? ¿Tiene conexión con el hospital? Muchas preguntas, algunas sin respuesta.
Referente contra la Covid-19
EL ESPAÑOL ha tenido acceso a las fotos que dibujan la situación interna de este edificio esta semana. Aún falta trabajo por hacer, pero hay partes casi listas para empezar a funcionar como Instituto de Medicina Legal.
Nada más acceder al perímetro de las obras, una rampa da acceso desde la planta menos uno al interior del edificio. El carril, no obstante, pasa de largo hacia un túnel que no se sabe a dónde llega, cuentan los operarios que han paseado por allí. Parece lleno de material de obra. Hay que desviar la mirada a la derecha: ahí está la puerta.
Imponente, el edificio consta por dentro de pasillos circulares. En la zona exterior de los mismos, oficinas y distintas salas, como las que albergan las cámaras frigoríficas donde se guardaron otrora los cadáveres.
Hacia el interior, el circuito de conexiones que permiten subir de una planta a otra. En el centro, una enorme bola hueca. Es similar a las que se han puesto de moda en los últimos años como adornos de navidad en algunos pueblos. Sólo de una de las plantas salen cinco pasillos interconectados. Sin duda, un edificio vanguardista. La luz del día se filtra por los ventanales.
Los pasillos de la planta menos uno están salpicados de puertas automáticas. A través del cristal, se puede ver el material completamente nuevo, aún con el embalaje puesto. Preparado para ser utilizado próximamente. Son las mesas de autopsias. En total, está serán 19 las que se coloquen aquí. Incluso, podrían colocarse otras 39 adicionales.
A su lado, los grifos y fregaderos escoltan el perímetro del edificio. Aquí todo es nuevo y el coste debe de ser elevado. La forma circular del edificio provoca que muchos de los muebles colocados tengan que ser hechos a medida para esta instalación. No vale cualquiera.
La sala contigua es la de conservación de cadáveres. Las cámaras individuales para albergar a 123 cuerpos dejan una escena propia de una película tan siniestra como real. Hay otras dos cámaras con capacidad para albergar otro centenar. En total, dispuestas para tener una capacidad de 225 cadáveres.
Una vez terminado, este lugar ostentará salas para servicios generales, de patalogía, antropología y odontología forense, diez laboratorios, sala de toxicología y bioquímica forense, hemogenética forense y aulas magnas de formación e histopatología, entre otras.
Aquí trabajarán unos 400 empleados públicos, entre los que se encuentran 150 médicos forenses y 140 psicólogos y trabajadores sociales.
Las obras en el interior son de emergencia. El 15 de julio de 2020, la Comunidad de Madrid aprobó destinar 4,3 millones de euros para terminar las instalaciones. ¿Por qué con carácter de emergencias? ¿Por qué motivo corre prisa si no se va a usar como morgue? No es el objetivo a priori, señalan desde la Consejería de Justicia. No obstante, se podría utilizar en caso de que se disparase la mortalidad nuevamente.
“La tramitación de emergencia de este contrato de obras responde a las alertas lanzadas por las autoridades sanitarias internacionales y nacionales sobre el riesgo de rebrotes del COVID-19 en los próximos meses”. Esa fue la respuesta de la Comunidad de Madrid en julio, apoyada por la siguiente argumentación: “En este escenario, la realización de autopsias a fallecidos por coronavirus es clave para encontrar posibles tratamientos. Siguiendo este planteamiento, el procedimiento de emergencia ha concluido con la adjudicación del contrato”.
Dragados fue la adjudicataria, por 4,3 millones de euros, con una duración de tres meses y medio.
Además, se adjudicaron 99.500 euros al contrato de servicios para la dirección de obra, dirección de ejecución y coordinación de seguridad y salud de la obra de terminación del IML al arquitecto Andrés Lorente Martínez.
El Consejero de Justicia de la Comunidad de Madrid, Enrique López, dijo por entonces que sería un edificio “pionero”, “referencia en el estudio forense en nuestro país y que va a contribuir a salvar vidas". Según López, el coronavirus destapó "la necesidad de que Madrid tenga un Instituto de Medicina Legal a pleno rendimiento".
Por eso el Instituto Anatómico Forense será trasladado a este lugar una vez culminadas las obras. Abandonarán así Ciudad Universitaria para integrarse aquí. "Serán ellos los que combatan la Covid-19 con sus estudios, en sinergia con el futuro hospital que se va a levantar en Valdebebas”, afirmó López en julio.
En realidad, lo más importante en la lucha contra la pandemia será la Sala de Bioseguridad. Ha tenido un coste de 600.000 euros. Allí se podrán realizar autopsias a fallecidos por coronavirus y estará garantizada la seguridad para médicos forenses, técnicos auxiliares de autopsia, técnicos de laboratorio y fotógrafos. Esta, dicen desde Justicia, es la justificación del procedimiento de Emergencias.
¿Conexiones entre hospital y el IML?
No está previsto que se vaya a utilizar de morgue nuevamente este lugar. Es lo esperado. El hospital Isabel Zendal y el Instituto de Medicina Legal (IML) son proyectos completamente diferentes, aseguran las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL. No obstante, colaborarán entre sí y estarán en sintonía para la lucha contra la pandemia.
La ubicación del IML es ideal en caso de que haya que atender otras catástrofes, señalan desde Justicia. Está situado al lado del aeropuerto de Madrid-Barajas y el hospital Enfermera Isabel Zendal estará listo para trabajar en conjunto si fuera necesario.
Pero, ¿cómo se conectan? ¿Por la superficie? ¿Por el subsuelo? La Consejería de Sanidad, encargada de la urbanización del lugar, no contesta. Justicia dice que la única conexión entre el Isabel Zendal y el IML son una pasarela y una escalera, ambos desde el exterior.
A priori, estos terrenos fueron elegidos para levantar el Isabel Zendal por dos motivos: la existencia del donut y el sistema de túneles ya construidos y abandonados en el lugar. En una entrevista con La Razón, Alejo Miranda, director general de Infraestructuras Sanitarias de la Comunidad de Madrid, expuso sobre los túneles: “Se van a utilizar para las comunicaciones de suministros entre el IML, los edificios del nuevo hospital y la central térmica que también forma parte del complejo”.
¿Cómo son estos túneles? La Ciudad de la Justicia gastó 60 millones de euros en edificar 1.300 metros de túneles que debían unir todas sus instalaciones, 14 edificios, entre ellos el Instituto de Medicina Legal. Son túneles de 5 metros de ancho que fueron tapiados y que ahora serán utilizados. ¿Podrían pasar los cadáveres desde el hospital hasta el IML, en caso de ser utilizado de morgue, próximamente, sin ser vistos en esta segunda ola del coronavirus? No hemos conseguido respuesta a esta pregunta.
El resto de la inversión en el IML
La finalización de la obra del Instituto de Medicina Legal debería estar lista en los próximos días. Tres meses y medio decía la adjudicación. Aquí, al igual que en el resto de los terrenos en obra, se trabaja a destajo.
Una vez concluyan estos trabajos se suministrará el material necesario para comenzar a trabajar. 250.000 euros en material para “la protección de los servicios de patología forense, laboratorios de toxicología forense, clínica médico-forense y servicios de guardia del IML”, según la Comunidad de Madrid.
La compra realizada, según la nota enviada en julio, correspondía a lo siguiente: “51.500 unidades de mascarillas higiénicas TNT de tres capas, 340 unidades de mascarillas FPP, 1.000 mascarillas de tipo FFP2 y 2.500 mascarillas de tipo FPP1. Asimismo, se han adquirido 2.760 cajas de 100 guantes de nitrilo, 8.250 buzos de protección, 8.777 botas desechables de velcro, 2.025 batas impermeables, 500 gorros y 50 protectores faciales. Se han comprado también 1.000 unidades de geles hidroalcohólicos y 25 alfombras quirúrgicas”.
Retomar la Ciudad de la Justicia
No cabe duda: este edificio relanza la construcción de la Ciudad de la Justicia. El coste total del donut para que esté operativo, desde sus inicios y contando con el mantenimiento, alcanza al menos los 25 millones de euros.
En resumidas cuentas, este macroproyecto comenzó a realizarse hace 15 años, cuando Esperanza Aguirre era presidenta de la Comunidad de Madrid. Contaba con las firmas de arquitectos como Alejandro Zaera -realizó el que será Instituto de Medicina Legal- o Norman Foster, conocido mundialmente, premio Pritzker en 1999 y Príncipe de Asturias en 2009. Pretendía unir los 14 edificios del partido judicial de Madrid en una misma zona, con edificios vanguardistas. Sin embargo, la crisis acabó por tumbarlo. Sólo se construyeron el donut y los túneles mencionados anteriormente.
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