Así compré marihuana y hachís en el estanco de mi barrio: no es legal, pero esta es la ‘trampa’
La venta de flores de cannabis o polen prensado en este tipo de establecimientos ha proliferado durante la pandemia y viene acompañada de polémica.
6 noviembre, 2020 02:46Noticias relacionadas
Entro en el estanco y pido marihuana. Directamente, porque hay un cartel en la puerta que la anuncia. Como si estuviéramos en un coffe-shop de Amsterdam o un dispensario de California. La dependienta me asesora.
- Hola, ¿qué te doy?
- Quiero comprar hachís. ¿Qué tienes por ahí?
- De hachís tengo esta variedad que se llama Super Polm. Es un polen prensado de color marrón bastante oscuro. Viene un gramo en un tarro de cristal. Cuesta 5 euros.
- No conozco esa variedad. A mí me han hablado muy bien de una que se llama Gorilla Glue...
- La Gorilla Glue la tenemos, pero no en hachís. Me queda en flor seca. En cogollo, para entendernos. Es más cara, vale 15 euros. Pero te vienen dos gramos. Te sale a 7,5 euros cada uno.
- ¿Y ese otro bote rojo que pone Gelato?
- La Gelato es otra variedad de marihuana, pero esta la tenemos en otro formato distinto que se llama terpsolate. No es ni hachís, ni cogollo. Es un tipo de extracción; una especie de cera que se puede vaporizar y fumar en pipa. Tiene aspecto de piedra caliza. Es el más caro de los tres: lleva 1 gramo y cuesta 15 euros.
- Me llevo los tres para probarlos. Pero, ¿esto me lo puedes vender sin problema?
- Sí, por supuesto. Esta marihuana no coloca. Ni el hachís, ni el terpsolate. Le han quitado el THC, que es lo que sube. Es como cuando hacen café descafeinado. Lo han modificado para que no tenga cafeína. Esto es lo mismo, pero quitando la sustancia que coloca.
- ¿Para qué sirve entonces?
- Tiene muchas indicaciones medicinales. Además relaja, que es para lo que se lo lleva casi todo el mundo.
- ¿Pero esto es legal?
La revolución del CBD
En un estanco siempre se ha vendido tabaco. Ahora, en algunos (como el de Terrassa al que acude EL ESPAÑOL para realizar este reportaje) también venden cogollos de marihuana, hachís y otros derivados cannábicos. Expuestos en la zona central del mostrador de cristal, en un lugar bien visible.
La marihuana ha llegado a los estancos por sorpresa. Ha sido después del confinamiento cuando se ha empezado a generalizar su venta en herboristerias, tiendas de parafernalia, y grow shops. Muchos han empezado a vender este tipo de productos por la creciente demanda en su faceta de ansiolítico natural.
La clave es que el producto que ofertan estas tiendas no tiene efectos psicoactivos. No coloca. No tiene THC (Tetrahidrocannabinol), que es el principio psicoactivo del cannabis. Estos productos han sido modificados para que solamente contengan CBD, que es otro de los componentes del cannabis.
El CBD, que está de moda, es el acrónimo para referirse al cannabidiol. Uno de los 133 cannabinoides de la marihuana. Una sustancia que no es psicoactiva, pero que pasa por ser un relajante muscular y antoconvulsivo natural. Está indicado, según revelan cada vez más estudios médicos, para tratamientos de dolor crónico, para combatir los efectos secundarios de tratamientos agresivos como la quimioterapia. Cada vez más médicos lo recomiendan en combinación con medicamentos.
¿Es legal?
El CBD no coloca y tiene aplicaciones médicas. ¿Es legal su venta en los estancos?. En realidad no. Cada vez hay más que venden, pero sobre el papel no deberían hacerlo. Esa pregunta ya la formuló la Unión de Estanqueros al Comisionado para el Mercado de Tabacos (CMT) cuando empezó la proliferación de venta de marihuana y derivados en este tipo de establecimientos. Y el CMT fue rotundo:
"El CMT informa a todas las asociaciones y expendedores que la comercialización de estos productos (...) no cuenta con la autorización, aprobación o aceptación del comisionado".
Aunque no cuenten con el beneplácito del CMT, cada vez hay más estancos que venden CBD. ¿No hay nadie que lo regule?. EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto varias veces con la Unión de Estanqueros. Sus portavoces no han hecho declaraciones, más allá de reconocer que se trata de "un tema muy delicado". Hicieron un comunicado al respecto y pronto lo retiraron de su web porque generaba confusión. Remiten al Comisionado del Tabaco cualquier consulta. Porque saben que la venta de CBD es una práctica en aumento, pero que se encuentra en el límite de la ley.
Incautación
No solamente no es legal, es que ya ha habido alguna incautación policial de cannabis en este tipo de comercios. Sucedió el pasado mes de septiembre. La Policía Local de Oviedo intervino en un estanco cuando los agentes constataron que en el mostrador del establecimiento se exhibían "lo que aparentemente eran cogollos en sobres y precintados". Tras requisarlos, los llevaron a análisis.
En función del resultado que arrojen esos test, el estanco podrá ser sancionado en una u otra vía. Si la marihuana intervenida tiene THC, se enfrentan hasta a 3 años de cárcel y la denuncia se tramitará por la vía penal. Si, por contra, tiene un porcentaje menor del 0,2% (que es el límite máximo permitido), el castigo se quedará en una multa administrativa de 3.000 euros.
Ambos casos acarrean castigo. No es legal en ningún caso. Se encuentra en un limbo en el que nadie gana: el comercio se juega una sanción. El cliente no tiene garantía alguna sobre lo que está comprando. El producto no cuenta con un control de calidad o sanitario estandarizado. Y la marihuana no paga el impuesto que debería y que sí que está pagando el alcohol o el tabaco. Todas las partes pierden con este modelo.
El engaño
La dependienta del estanco me asesora lo mejor que puede, pero lo que leo en la etiqueta del producto es una película bien distinta. En ningún caso habla de propiedades medicinales del CBD. No hay instrucciones de uso, porque estos productos se venden "para no usarse". En la base del tarro del cogollo de marihuana hay una pegatina en la que especifica claramente: "Flor natural ornamental aromática para uso decorativo o de coleccionismo. Prohibida su ingesta e inhalación, uso terapéutico, médico o farmacéutico". No sólo nos desinforma acerca de lo que estamos comprando; también nos prohibe consumirlo.
Es la misma trampa legal que se usa con las semillas de marihuana, que tienen categoría de "artículo de coleccionista". O la que se utilizaba con una serie de drogas sintéticas que se popularizaron en España a principios de esta década y que se vendían en grow shop como "sales de baño". La más conocida era una que llevaba por nombre Charge + y era un sucedáneo sintético de la cocaína. Como producto cosmético se podía comprar sin ninguna restricción.
En el caso de la venta actual de CBD, el peligro que entraña es mucho menor. Porque el CBD no tiene efectos nocivos conocidos ni secundarios (más allá de que pueda producir sequedad de boca o somnolencia). Pero esta situación en el que se encuentran las sustancias 'fiscalizadas a medias' es la puerta a que se estén vendiendo productos destinados al consumo humano que no estén pasando ningún tipo de control y ni el productor se haga responsable de ello.
El productor, en este caso, es una empresa de Barcelona que se llama The CBD Side y tiene sede en el corazón de la Barceloneta. Detallan en la etiqueta de sus frascos que es un "producto natural no psicoactivo ni estupefaciente", pero concluyen que "la empresa no se hace responsable de cualquier uso a las leyes o a las presentes indicaciones". Es decir, lo venden como lo que es, marihuana para el consumo humano. Pero se lavan las manos si alguien la consume.
El limbo español
En ese limbo vive España. El país que más cannabis cultiva en (y para) toda Europa no se atreve a poner el debate en la mesa política. Ni el del cannabis medicinal, ni mucho menos el recreativo. Es una industria millonaria que queda en manos de los narcos. El consumidor tampoco sabe a qué se expone. ¿Qué pasa si me pillan con CBD? ¿Me pueden multar? Contesta la estanquera:
- No debería, si llevas encima el tiquet de compra y el bote está cerrado. Si estuviera el precinto roto igual te lo podrían requisar, pero lo tendrían que llevar a analizar y verían que no tiene THC.
Analizar estas cosas es caro (el análisis de cannabinoides oscila entre 50 y 80 euros) y por un cogollo no suelen ir tan lejos. No llegaría ninguna multa. Con el bote cerrado y el tíquet, no hay peligro de sanción... si es CBD. Pero esto podría dar pie a llevar en el interior del tarro marihuana con THC y esgrimir el comprobante de compra del de CBD para escaparse de la multa. Al abrir los tarros comprobamos que no es difícil quitar la tapa sin romper el precinto. Trampas en lugar de ley.
El esperpento
Contra esta situación esperpéntica luchan desde asociaciónes como el Observatorio Español del Cannabis Medicinal, desde donde claman por una solución que permita "a los enfermos crónicos españoles poder disponer de CBD de forma legal. Hay un agravio comparativo con otros países de la Unión Europea como Alemania, donde ya está regulado. Los pacientes de allí pueden tratarse con CBD y a los españoles nos mandan al narco. Y mientras, los estancos vendiendo cannabis que no ha pasado ningún control sanitario y que cuenta en la etiqueta como ornamento cuyo consumo está prohibido", cuenta su presidenta Carola Pérez. La asociación, para el Día Mundial del Cannabis Medicinal (15 de noviembre), prepara un amplio seminario.
Tambén claman contra esta situación abogados como Bernardo Soriano, del despacho S&F abogados. Es también portavoz de Regulacion Responsable y lleva muchos casos relacionados con el cannabis medicinal. El gabinete de Bernardo se puso directamete en contacto con la Agencia Española del Medicamento para preguntar sobre la venta de cannabis en estancos. La respuesta también fue clara: el cannabis solamente está autorizado para investigaciones científicas.
"Esta es la situación en la que se ve inmersa España por falta de una legislación actual y acorde, estos casos desbordan. Las leyes son antiguas, el cannabis es ilegal en nuestro país desde 1967; la multa se contaba aún en pesetas, medio millón. Lo que es legal en España es el tallo y las raíces para uso industrial. Pero la flor no es legal aunque no tenga THC".
Es la conclusión: algunos estancos venden marihuana en España, pero no deberían porque no es legal. Se enfrentan a sanciones por vender una sustancia que en realidad no es psicoactiva y que puede tener usos medicinales. El productor la vende para que se consuma, pero prohibe el consumo en la etiqueta. Y el usuario final está desprotegido. Un cajón de sastre. Entretanto, cada vez son más los que se suben a la ola cannábica en general y a la del CBD en particular. En países como Canadá o Uruguay, o varios estados de EEUU, la marihuana está totalmente despenalizada, tanto para uso médico como recreativo. España, por su parte, sigue con una ley de los 60 y unas multas que se cuentan en pesetas.