Música, bebida, comida y bailes en familia. Eso que muchos echan de menos desde el mes de marzo es lo que han disfrutado las familias de Antonio y Nerea. Estos dos jóvenes de etnia gitana han celebrado este fin de semana su pedida de mano en Santa Fe, un municipio cercano a Granada, la provincia más atacada por la covid en Andalucía.
Antonio, de 19 años, y Nerea, que aún no ha cumplido los 17, reunieron a setenta familiares en una fiesta de las que hacen historia. Un cortijo a las afueras de Santa Fe, en la carretera de La Malahá, fue el escenario. Las dos familias festejaron durante el día el compromiso sin mantener las distancias de seguridad ni llevar mascarilla. “Para ellos era lo más normal del mundo porque estaban en familia”, afirman fuentes del municipio.
Cuando la fiesta estaba casi llegando a su fin aparecieron dos patrullas, una de la Guardia Civil y otra de la Policía Local. Los cuatro agentes disolvieron la fiesta y de su operación han resultado denunciadas dos personas: el dueño de la finca, por permitir su uso, y el padre de Antonio, como organizador del evento. Fuentes policiales confirman a EL ESPAÑOL que les fue muy difícil dar con el lugar de la fiesta: “Estuvimos un buen rato tratando de localizar el cortijo”.
Los agentes sólo contaban con la comunicación de un concejal del municipio que les había avisado de las quejas de varios vecinos por el ruido que provenía de un lugar indeterminado en la A-358. Tras su investigación sobre el terreno dieron con la finca cerca del cruce de la carretera con el arroyo Salado.
“Cuando llegamos ya estaba casi terminando la fiesta, por eso nos fue sencillo disolver la concentración. Si hubiéramos llegado antes habrían hecho falta refuerzos”, comentan las fuentes policiales. Ante sus ojos, sillas y mesas repartidas por la finca, bailes y corrillos con guitarras y cante. Por supuesto, ni una mascarilla. “En los vídeos que subieron a redes sociales se ve que dos o tres invitados la llevan, pero se la pusieron para acercarse a chafardear”, apuntan.
La reacción de las familias fue justificar su concentración como “un acto religioso”. En ese sentido, los efectivos policiales recordaron a todos los asistentes que sea cual sea la naturaleza del evento el uso de mascarillas y el mantenimiento de las distancias es obligatorio.
EL ESPAÑOL ha tenido acceso al informe policial de la actuación conjunta de la Guardia Civil y la Policía Local de Santa Fe. En este informe se destaca que, según las pesquisas, uno de los invitados habría sido infectado por covid semanas antes: “Alguno de los asistentes ya habían manifestado en sus redes sociales haber padecido los reveses de la enfermedad”, señala el documento.
Se trata de Juan Pablo, un cantaor flamenco que, como afirman vecinos de Santa Fe, “está buscando abrirse un hueco en el panorama musical”. Mientras pedía a sus seguidores en redes sociales que se quedaran en casa era, según los agentes, “el alma de la fiesta”.
Los agentes han podido seguir trabajando en la identificación de los asistentes gracias a los vídeos publicados por ellos mismos en redes sociales. Esos recursos, que ya han sido retirados, presentan a decenas de personas disfrutando de una celebración sin ningún tipo de protección. Además, las actitudes de los asistentes eran “especialmente cariñosas, porque no se cortaron al abrazarse o besarse en un entorno cerrado”, confirman.