Después de tener a su primer hijo el pasado año, Alicia (36 años) y su marido tenían claro que querían ampliar la familia cuanto antes. Así que en marzo se pusieron a ello. Tal fue el acierto que el 15 de marzo, el día después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, declarara el estado de alarma, esta pareja madrileña lograba su propósito. No se enterarían hasta días más tarde cuando, además de estar embarazada, el hospital les llamó para comunicarles que los tres —ella, su marido y el hijo nacido el año anterior— tenían coronavirus. "Pensábamos que nos encerrarían solo dos semanas, pero los días fueron pasando y todo se complicó", dicen.
A Ana (36), sin embargo, el principio de una pandemia mundial le pareció el momento idóneo para tener a su segundo hijo. "Yo siempre he sido muy optimista y pensé: si me quedo a la primera, puedo estar en casa y pasar los primeros meses, que son los peores con las naúseas, más comoda. Y así fue. Nos ha tocado vivir una pandemia, pero saldremos de ella. El embarazo nos ha hecho mucho más llevadera esta situación", cuenta esta madre malagueña.
Cristina (34) y Amaia Ganuza (32) se pusieron de acuerdo para ser mamás, pero sin saberlo. Estas dos hermanas tenían claro que había llegado el momento de tener un bebé. El confinamiento no influyó en sus planes. "El virus estaba ahí, pero nosotros íbamos a seguir con nuestra vida", dice una de ellas. La sorpresa solo llegó cuando las dos se enteraron de que se habían quedado embarazadas a la vez. Sus hijos llegarán a este mundo con solo dos días de diferencia.
A Sandra (33), en cambio, todo le vino de golpe. En pleno ERTE y deprimida por estar encerrada en casa, recibió la noticia. "Los primeros meses fueron muy duros, estresantes. He tenido miedo, incertidumbre... y he sufrido el rechazo de muchos por quedarme en casa, sin tener contacto con nadie, por el bien del bebé", relata, emocionada.
Alicia, Ana, Cristina, Amaia, Sandra, Clara, María, Sara, Azahara... Todas ellas decidieron ser (o volver a ser) madres en los 45 días en los que todo el país estuvo confinado en sus casas por la primera ola del coronavirus. La mayoría engendró a sus hijos durante las dos últimas semanas de marzo y ahora, cuando apenas quedan unas semanas para que den a luz, después de nueve meses de gestación en plena pandemia, cuentan su historia a EL ESPAÑOL. Son las embarazadas del estado de alarma.
La historia ha demostrado que el milagro de la vida siempre se abre paso en los momentos más complicados. Está el ejemplo del gran apagón de Nueva York el 9 de noviembre de 1965. Una incidencia que hizo que miles de bebés nacieran nueve meses exactos después. Y con la Covid-19, el escenario puede repetirse, esta vez en medio planeta. Si las suposiciones son correctas, entre diciembre de 2020 y enero de 2021 llegará una nueva generación a razón del confinamiento durante los meses de primavera.
Alicia: "Decidimos apagar la tv"
Guillermo será uno de ellos. Si los cálculos se cumplen, nacerá el próximo 15 de diciembre, cuando se cumplan nueve meses del estado de alarma. Que viniese a este mundo siempre estuvo en los planes de sus padres. Lo que no esperaban, tal vez, es que lo que iban a ser 15 días encerrados en casa se convirtiera en casi dos meses. Y después, todavía en algo más complicado.
Alicia Cabra recibió la noticia de su embarazo al mismo tiempo que el positivo en coronavirus de ella, su marido y su hijo de apenas un año. Por suerte, solo supuso una especie de gripe para los tres. No obstante, los primeros meses encerrados en casa fueron especialmente duros.
"El niño tuvo tres días tos y mocos, fue como una gripe normal. Por la noche estaba un poquito peor. Estar aislada en casa, con todo el desequilibrio hormonal, psicológicamente me afectó muchísimo. Tenía que teletrabajar y hacerme cargo del bebé mientras me encontraba fatal, vomitaba... lo pasé bastante mal", cuenta esta madrileña en una entrevista con este diario.
A esa situación se sumaba lo que ocurría fuera de casa, en Madrid, España y medio mundo. Los contagios y las muertes por coronavirus se multiplicaban cada día. "Para evitar saber todas esas noticias, decidimos no poner la televisión y aislarnos totalmente. Solo veíamos series. Y la verdad es que nos ha ayudado bastante", señala.
Al tener el virus, esta madre no pudo acudir a hacerse una revisión hasta la semana 12 del embarazo. Entonces, todavía seguía sin gusto y olfato, pero la PCR era negativa. "Lo de las revisiones, en general, ha sido complicado. No he podido ir al médico todo lo que me hubiese gustado, como experimenté con mi primer hijo. Por otro lado, es normal con todo lo que está pasando", explica. El escenario pandémico, sin embargo, no le ha impedido hacer deporte y dar clases de preparación al parto en un centro médico madrileño, Diamela. Eso sí, la mayoría de manera online.
Ahora que se acerca la fecha del parto y la historia vuelve a repetirse con una segunda ola del virus, Alicia está tranquila porque "tiene anticuerpos". Aún así, está teniendo mucho cuidado y ha limitado al máximo sus contactos sociales. Incluidos los de su hijo, que a partir de esta semana dejará de ir colegio para proteger a su futuro hermano.
"Estamos preocupados porque en unos días va a llegar un recién nacido, sin pulmones formados, en invierno y en plena pandemia. Cualquier catarro es un problema. Así que estamos pensando irnos a vivir un mes a una casa a la Sierra a Madrid tras el parto para estar más tranquilos", apunta esta malagueña, afincada en la capital española.
Ana: "Me ha dado un chute de energía"
Para Ana Madrona (36) lo único negativo de su embarazo, dice, es que ha sido fantasma. Y es que las circunstancias han hecho que no haya podido ver apenas a su familia y amigos y todo el proceso haya sido algo más solitario. Pese a eso, la llegada de Daniel ha sido un "chute de energía" para esta futura madre. Le ha mantenido feliz y fuerte durante toda la pandemia, admite. Y especialmente en los últimos días, cuando encara la recta final de su gestación.
La decisión estaba tomada. Quería tener otro hijo y que no se llevase demasiado tiempo con su hermano mayor. Y el confinamiento fue la excusa perfecta para que todo el proceso fuese mucho más tranquilo y en casa, en Málaga.
Desde la primera ecografía hasta la última revisión, cuenta esta madre, todo ha transcurrido de manera normal, salvando medidas de seguridad como la mascarilla o la distancia social. A diferencia de muchas otras madres, su marido ha podido estar junto a ella en cada ocasión que acudía al hospital. "El comienzo fue diferente porque todo fue telemático, pero el resto fue común. Nunca me he desesperado ni he tenido miedo, creo que ha sido una buena ocasión para tener un bebé", relata Ana.
Su familia, cuando se enteró de la noticia, le dijo exactamente lo mismo. Algunos de sus amigos, en cambio, se echaron las manos a la cabeza. Aunque poco después le dijeron que era muy valiente. Ahora que llega el final del embarazo sigue igual de confiada, pero admite que de vez en cuando le entran las dudas. "Veo que va a salir al exterior, que no va a tener sistema inmune... y me da miedo, pero luego se me pasa porque pienso que es lo que nos ha tocado vivir. Lo más seguro es que hagamos otra cuarentena en casa después del parto", asegura.
Clara: "Me he sentido un número más"
Que llegase Héctor siempre estuvo en la cabeza de Clara (26) y su pareja, Lester. Su objetivo era ser padres y lo más jóvenes posible, teniendo ya una vida completamente asentada en El Escorial (Madrid). Y, de repente, casi sin esperarlo, el confinamiento les dio la noticia que tanto tiempo llevaban esperando.
"Aunque estallara la pandemia, el confinamiento no mermó la idea, sino que la reforzó. Se reunieron las condiciones perfectas, dentro de la tragedia, para dedicarnos en cuerpo y mente a esa búsqueda. Y al final, llegó. Cuando me hice la prueba de embarazo no pensaba que fuese a dar positivo, pero fue así y todo mi mundo se paralizó. Somos muy felices", admite esta madre primeriza.
A pesar de la bomba de alegría que supuso para ellos y toda la familia la futura llegada de Héctor, Clara confiesa que el proceso de su embarazo ha sido bastante desolador. "He vivido en mis carnes la deficiencia de la atención primaria y también de los especialistas. En la primera cita me llevé un chasco, mi pareja no pudo ver a su bebé, ni siquiera llevando mascarilla y respetando la distancia de seguridad.
Y en el resto de ocasiones, los ginecólogos han ido rotando, es todo más frío. No se crea esa confianza entre paciente y médico. Ha sido todo un poco caótico. Tienen tantos pacientes que al final eres un número más. Entiendo que mucha gente se haya ido a las clínicas privadas. En España tenemos a los mejores profesionales públicos, pero los medios son muy escasos", critica Clara.
No obstante, parece que en el parto, para que el queda apenas mes y medio, esta madre sí podrá contar con el apoyo de su pareja según le han contado sus médicos. "Lo único que me preocupa es que el bebé esté bien y que Lester pueda entrar. Me parece muy hipócrita que nos estemos preocupando por salvar la Navidad y un padre no pueda ver cómo llega su hijo", denuncia.
María: "Me preocupa contagiarme"
María Asensio (38) y su marido, Francisco (41), llevaban varios meses intentando tener a su primer hijo y la pandemia no frenó sus intenciones. "Creemos que el confinamiento jugo un buen papel. Dejamos a un lado todo el estrés porque trabajábamos en casa. Se paró el mundo y el organismo supo captar esa calma. Aún así, nos sorprendió la puntería que tuvimos", dice, riendo, esta pareja en conversación con EL ESPAÑOL. El tercer día de la cuarentena supieron que en nueve meses llegaría Chloe.
Desde entonces, han intentado tomarse todo de la manera más positiva posible. "Nos gusta ser optimistas a pesar del caos. Estábamos preocupados, pero al final solo nos pedían quedarnos en casa viendo Netflix. No nos pedían ir a la guerra", cuentan.
Lo peor, ahora que, como ellos dicen, podrán "verle la carita a su hija" en pocos días", ha sido vivir el embarazo de puertas para dentro. "Estás acostumbrado a tener a tu madre, tus hermanas, tus amigas y te ves encerrado. Te ves obligado a vivir una noticia alegre en el más absoluto ostracismo. Nosotros se lo contamos a la familia cuando pudimos verlos en verano. Ellos estaban a 400 kilómetros y era una noticia muy importante como para decirla por teléfono. Y aun así, fue surrealista. Cuando me vieron mis padres y se dieron cuenta de la tripa, quisieron abrazarme y les tuve que decir que se echaran para atrás... fue un poco triste", confiesa María.
Ahora que solo quedan tres semanas para que sean uno más en la familia, lo que más preocupa a estos extremeños no contagiarse. "Voy a entrar en el paritorio y necesito estar bien. Al final, el coronavirus es un virus nuevo y no se sabe qué secuelas o enfermedades puede tener el bebé. Estamos haciendo una vida muy casera y después del parto haremos lo mismo".
Las hermanas: "Como gemelitos"
A las hermanas Ganuza tampoco les influyó el tema de la pandemia. Cristina (34) y Amaia (32) tenían claro que había llegado el momento y estaban preparadas. Lo curioso de su historia es que aunque estaban intentando tener a su hijo no lo supieron entre ellas hasta que lo consiguieron al mismo tiempo y se lo anunciaron a su familia. Y sus bebés nacerán solo con dos días de diferencia. "Nos ha hecho mucha ilusión, van a ser casi como gemelitos", cuentan.
Más que la primera ola de coronavirus, para Cristina, según admite, está siendo más dura la segunda. Y es que al estar cada vez más cerca el día del parto, han limitado al máximo su vida social y familiar. "Está siendo peor porque nosotros residimos en una región diferente a la de nuestras familias y no los hemos podido ver. A mi hermana le ha ocurrido lo mismo".
Amaia, que tendrá a su segunda hija, lo nota incluso más que su hermana, que será madre primeriza. "Es distinto porque con la primera hice muchas más actividades. Ahora voy a nadar, pero algún día suelto. Intento cuidarme pero a la vez tengo ese miedo, es una sombra que siempre está detrás. No terminas de disfrutar tanto ni de hacer el vínculo".
Aún así, ambas esperan la recta final del embarazo con total tranquilidad en Madrid. Todavía más en el caso de Amaia. Vive a escasos metros de la clínica donde en apenas unos meses dará a luz. Conoce el sitio, las matronas, los protocolos, ha hecho todos los cursillos... Nada puede salir mal.
Sara: "Nos la jugamos"
A Sara González (33) el coronavirus tampoco le asustó. "Antes de la pandemia lo teníamos claro. Así que dijimos: nos la jugamos y vamos a por el segundo. Queríamos ampliar la familia y si tenía que esperar a que todo esto se acabase lo mismo no lo tenía", cuenta esta madre zaragozana.
Y, sin duda, acertó. No ha tenido ningún problema durante el embarazo con el hospital, su marido ha podido acudir a casi todas las citas y, es más, ha podido hacer casi las mismas actividades de preparación al parto que hizo con su primer hijo. Eso sí, cumpliendo con todas las medidas de seguridad. "Estoy haciendo pilares presencial y online y además hago clases de fortalecimiento abdominal y de suelo pélvico de cara a la recta final. Los hice con la fisioterapeuta Eva Tello en el primer parto. Fue genial, tuve una recuperación buenísima y por eso estoy repitiendo para cuando llegue Javier", cuenta.
Lo único que, tal vez, preocupa a esta óptica es que de a luz en la tercera ola que muchos auguran. "Tengo miedo e incertidumbre, yo creo que lo mejor es que después del parto nos quedemos en casa".
Sandra: "Fue muy triste"
Para Sandra (33), en cambio, las cosas no salieron como esperaba. Su embarazo vino por sorpresa y en medio de una pandemia, en la que perdió el trabajo y le costó mucho afrontar. "La noticia del embarazo con toda la preocupación del virus fue muy triste, pero tiramos para adelante", admite.
El miedo, la incertidumbre y el estrés se apoderaron de Sandra durante los primeros del embarazo. "Me emociono cuando recuerdo la primera etapa, ha sido muy duro", cuenta, entre lágrimas. Esta madre, además, ha tenido que paliar con el rechazo de muchos cuando estaba protegiendo a su futuro bebé, quedándose en casa y limitando al máximo el contacto social.
Lo que le ha salvado, dice, es aprovechar su ERTE para estudiar un máster y, sin duda, apuntarse a clases de CrossFit con un grupo de embarazadas. "Hablamos todos los días por WhatsApp y son un apoyo muy importante", señala esta madre, oriunda de La Línea (Cádiz).
Sin embargo, ahora que llegan las navidades y la llegada del niño es inminente, la preocupación ha vuelto a invadirle. "Estoy pasándolo mal, la gente no entiende que no te quieres reunir con nadie. Me da mucho miedo pensar en el futuro. Si ahora es así, imagínate en el momento en el que nazca Enzo", confiesa.
Azahara: "Me aterra volver a casa sin el bebé"
A Azahara (36) la futura llegada de su hijo Hugo también le pilló algo desprevenida. "En principio eran nuestros planes, nos pusimos a ello pensando que tardaríamos más meses y al primer intento lo conseguimos. Con todo lo que estaba pasando, nos lo tomamos muy mal", cuenta esta malagueña.
Tampoco ha sido precisamente agradable el proceso. A esta cordobesa, al igual que muchas otras futuras madres, tampoco le han permitido que el padre participase de su embarazo aún con medidas de protección. "La primera consulta, en plena pandemia, fue la más dura. Mi marido no pudo entrar y fue cuando sentí el latido del bebé. Salí llorando porque se había perdido uno de los momentos más bonitos en la vida", sostiene.
Sin embargo, lo que más preocupa a esta madre, cuando entra en la recta final de la gestación, es que su bebé se contagie y después de todo no pueda volver a casa. "Hemos limitado el contacto con mucha gente. Hemos tenido casos muy cercanos de coronavirus en los después de dar a luz el bebé ha dado positivo y se ha tenido que quedar allí. Me aterra esa idea. Ojalá que cuando nazca todo vaya bien", concluye.