La noticia prendió la chispa que desató una traca de solidaridad. El drama de Antonio, el castañero de Málaga: parapléjico al jugar con su hijo en una cama elástica, contó EL ESPAÑOL el 20 de diciembre de 2020. Este miércoles, diez días después, Eva, la pareja de Antonio Hidalgo, le decía a este reportero: “No sabes la cantidad de gente buena que hay. De corazón, de esa a la que le darías un abrazo infinito. Málaga entera se ha volcado con nosotros. Después de que contaseis la historia de Antonio nos han escrito muchas personas de distintos puntos del país dispuestas a ayudarnos económicamente”.
Es cierto. Compañeros del equipo de fútbol en el que jugaba Antonio que han echado mano de la hucha del grupo, un importante empresario cárnico malagueño que ha contribuido con 3.000 euros, varias donaciones anónimas de 50, 100, 150 euros…
Pero no sólo ellos. A la redacción de este medio llegaron más de 40 correos electrónicos solicitando información acerca de cómo poder echar una mano.
Así, hasta que se ha conseguido reunir más de los 4.500 euros necesarios con los que sufragar los gastos que acarrea a la familia de Antonio pasar nueve meses en un piso de alquiler cerca de él, que se encuentra ingresado desde hace dos semanas en el Hospital Nacional de Parapléjicos, en Toledo.
"Lo mínimo que podíamos hacer"
Los padres de Antonio, Pilar y Francisco, llegaron a Toledo junto a Eva el 15 de diciembre, el mismo día que lo trasladaron desde Málaga en helicóptero para iniciar su rehabilitación.
La primera noche ellos durmieron en el coche en el que viajaron, entre mantas y bolsas llenas de bocadillos y refrescos. La familia, de origen muy humilde, se dedica a la venta de castañas asadas y carece de una situación económica holgada.
Una mujer que había pasado por ese mismo hospital tras un accidente en el que su pareja perdió la vida y ella quedó postrada en una silla de ruedas les cedió una casa que tiene cerca del centro médico. Les dijo que le pagaran cuando pudieran.
Ahora, Pilar, Francisco y Eva ya tienen el dinero suficiente para costearse el alquiler durante los nueve meses que los médicos prevén que Antonio pueda estar allí, aunque podrían ser seis.
De los primeros en reaccionar fueron sus compañeros de la Peña Olimpiada, un grupo de más 40 hombres aficionados al fútbol que juegan partidillos semanales en Málaga. Cuando se enteraron de la noticia, comentaron por el grupo de Whatsapp que tienen en común la posibilidad de ayudar económicamente a la familia de Antonio.
En sólo unos minutos se pusieron de acuerdo para ingresar 500 euros procedentes de los fondos de la propia la peña. Fue el primer granito de arena. Con ese dinero ya cubrían el primer mes de alquiler en Toledo.
Juanjo Barbero es miembro de la Peña Olimpiada, donde Antonio llevaba poco más de medio año jugando. Lo define como un hombre trabajador, extrovertido, siempre con una sonrisa en la cara.
“Es lo mínimo que podíamos hacer. Al principio ni nos lo creíamos. Nosotros, que somos aficionados al fútbol, nos caemos mil veces, nos damos malos golpes y nunca nos pasa nada. Como mucho un hueso roto. Cuando nos enteramos que Antonio se había quedado parapléjico por una mala caída en una cinta elástica, que se supone que es segura, pensamos que era una broma”, explica Juanjo.
La mujer de Juanjo habla casi a diario con Eva, la pareja de Antonio. “Está muy agradecida. Pero nosotros sólo hemos hecho lo que nos salía del corazón. Toda ayuda es poca para él si con ello conseguimos que vuelva un día con nosotros al campo, aunque sea a vernos jugar un partidillo y a gritarnos desde la banda”.
Empresarios solidarios
12.15 de la mañana del domingo 29 de noviembre. Antonio, de 38 años, sufre una mala caída sobre una cama elástica del Altitude Park, un parque de trampolines situado en el Centro Comercial Málaga Nostrum. Se rompe la vértebra C5, que le daña la médula. Ha ido con el hijo de su pareja a entretenerlo un rato. El crío, quien le quiere como si fuera su padre, es testigo de lo sucedido.Otro empresario que ha aportado dinero es Federico Beltrán, presidente de Famadesa, una empresa cárnica malagueña con medio siglo de historia y con capacidad de exportación a los cinco continentes.
Una amiga de Federico que le compraba castañas asadas a Antonio le contó que el chico proviene de una familia humilde y que es muy trabajador. Al conocer el caso le vino al recuerdo un sobrino que también estuvo en ese mismo hospital toledano por un accidente de moto y al que visitó en varias ocasiones. "Yo también vengo de abajo y sé lo que cuesta. En un año tan malo como este, tenemos que ser aún más sensibles".
Federico decidió aportar 3.000 euros. 1.500 de ellos para sufragar tres meses de alquiler y 1.500 más para gastos de comida, luz, agua o posibles desplazamientos entre Málaga y Toledo. "Tengo fe en que se va a poner bueno y en que va a salir de esta".