En el mes de octubre un Juan Carlos que todavía tenía sentido del humor para hacer chistes sobre el tema, bromeada con sus amigos de Galicia por teléfono, sobre la posibilidad de comerse las uvas en el desierto. La broma se ha convertido en una realidad, ya que ha pasado la Nochevieja en su exilio forzoso de Abu Dabi pero lo peor, quizás, está aun por venir: también parece que soplará sus 83 velas el próximo 5 de enero, día de su cumpleaños, en el mismo remoto lugar del mundo.
Esta es la situación del rey emérito, tras residir 72 años continuados en España, después de celebrar 51 años de su designación oficial como heredero de Franco, trascurridos 45 años desde su coronación y seis y medio de su abdicación…
¿Alguien puede asegurar, en serio, que el rey Juan Carlos no se muere por volver y que acepta de buen grado las órdenes que recibe desde Zarzuela? "Claro que no, está agobiado y triste. Quiere volver. Su idea era estar en Madrid para su cumpleaños, pero de nuevo no parece que la fecha que él se pone para la vuelta sea posible. ¿Por qué? Porque no le van a dejar. El coronavirus es una excusa, le han convencido por ahí porque saben que si a algo le tiene miedo Juan Carlos es a estar enfermo" cuenta un amigo del padre de Felipe VI.
El Emérito espera la visita de algún amigo para celebrar su 83 aniversario, aunque su hija mayor, la Infanta Elena, ya le ha comentado que no podrá viajar hasta Oriente Medio para estar con su padre en ese día. "El problema son los 15 días de cuarentena que tienes que pasar a la ida y a la vuelta del viaje. Si no tienes que ir por otra ruta que es cansada y larga. Así que la duquesa de Lugo ha preferido quedarse en Madrid. Pero seguro que algún compañero de regatas va a verle y pasa unos días allí con el, lo que le da la vida y le entretiene mucho’ añade la misma persona", relata la misma persona.
¿Quién le iba a decir a Juan Carlos que celebraría así su 83 cumpleaños? Sin ir muy lejos, solo dos años atrás, sus amigos y parte de su familia, entre los que no estaban los actuales Reyes, le montaron una fiesta sorpresa en la Finca de Las Jarillas, a las afueras de Madrid. Se trataba de un lugar entrañable y especialmente significativo al que volver. Propiedad de los Urquijo, fue el primer hogar del emérito cuando llegó a España desde Portugal, solo tenía diez años y aún era ‘Juanito’. Allí se creó una especie de internado en el que vivió el padre de Felipe VI junto a ocho compañeros seleccionados, entre ellos su primo Carlos de Borbón, el marqués de Cubas, Fernando Falcó y José Luis Leal Maldonado. La celebración fue organizada por su amigo Miguel Arias, que ha sido uno de los pocos que ha ido a visitarle al país árabe durante estos meses de exilio. Carlos Herrera, periodista que parece que se ha convertido en su portavoz, dio un cariñoso discurso.
El más secreto
Puede que este 2021 vaya a ser uno de sus cumpleaños más solitarios pero celebrarlo en Emiratos Árabes no es la manera más rara en la que ha soplado el emérito las velas. La palma probablemente se la lleve cuando tuvo que celebrarlo en una habitación de la Clínica Puerta de Hierro en 1991. ¿El culpable? Un accidente de esquí en Baqueria, dónde la Familia Real tenía la costumbre de pasar la Nochevieja todos juntos.
Tampoco será el más triste, ya que el 3 de enero del 2000 fallecía su madre, la Condesa de Barcelona, en la residencia real de La Mareta, en Lanzarote, dónde se reunió toda la familia para darle el último adiós.
Eso sí: este 83 cumpleaños puede que sea el más secreto, nadie va a verle soplar las velas como pasó en 2007, cuando días antes de cumplir 70 años, el rey viajó por sorpresa a la base militar multinacional de Herat, situada al oeste de Afganistán, para visitar a los militares españoles desplegados en el país. Los soldados le cantaron un sentido y cariñoso "cumpleaños feliz".
El del año pasado tampoco fue un buen cumpleaños para él; tres días después fallecía su hermana, la Infanta Pilar, y el cinco de enero lo quiso pasar prácticamente entero al lado de la duquesa de Badajoz, consciente de que iban a ser los últimos días para ella. Estaban muy unidos.
Así que el emérito soplará sus 83 velas lejos de su hogar, que él considera que es Zarzuela como ha comentado en varias ocasiones. "El problema es que tiene miedo también. Está bastante bien de salud, pero va a hacer 83 años y no quiere morirse fuera de España. No piensa en la muerte, ni mucho menos, pero como le pase algo allí, ¿va a poder vivir su hijo con eso? Por eso su idea es clara, en cuanto pueda vacunarse, que será en breve, puede que sea ya esta semana que viene, él se quiere volver.
"Veremos si le dejan. Aunque él mismo nos comentaba hace unos días que ahora que parece que Sánchez y su hijo tiene una hoja de ruta, o eso dicen, para modernizar la institución con una nueva ley sobre la Corona veremos si le dejan. Tiene la esperanza de que las aguas se calmen y pueda regresar de forma discreta, sin hacer mucho ruido y quedarse tranquilo en casa", confiesa esta persona, que conoce al padre de Felipe VI desde hace muchas décadas.
Y aunque Juan Carlos no piense en la muerte, lo cierto es que con la edad que tiene si fallece lejos de Madrid, sería un triste final para una trayectoria de servicio a España que, a pesar de que se ha visto empañada por los últimos escándalos que han salido a la luz, nadie puede negarle. ‘Las cosas de los muertos no le interesan. Él está vivo y muy vivo. No le interesa para nada el tema. Fíjate si no presta atención a esas cosas que no sabe donde será enterrado, no le preocupa en absoluto’, cuenta a EL ESPAÑOL la misma fuente. Y está en lo cierto: el padre de Felipe VI no tiene lugar fijado para su descanso eterno.
El panteón de El Escorial
La tradición española, desde tiempos de Felipe II, pasa por que los monarcas sean enterrados en el panteón de Reyes y Reinas del Monasterio de El Escorial, de Madrid. Generaciones y generaciones de soberanos reposan en este espacio, construido por Juan Gómez de Mora en ese mismo siglo bajo planos de Juan Bautista Crescendi.
Es una estancia octagonal, simétrica. En los intercolumnios de siete de sus caras se acogen las sepulturas de los reyes, pero no están solos. También reposan en esta cripta los restos de las reinas que fueron madres de reyes, así como el único rey consorte y padre de rey, Francisco de Asís, esposo de Isabel II.
En total, en el panteón de El Escorial hay 26 sepulcros, de lo que 24 están ya ocupados. Los dos huecos libres están reservados para el conde de Barcelona, Juan y su esposa, María de las Merceces, padres del emérito. Sus restos todavía están en el pudridero de los reyes, donde por tradición pasan los 25 primeros años tras su muerte. A pesar de que ellos nunca llegaron a reinar, su hijo quiso darles honores de reyes y puede que con ese gesto también les diera su sitio para el descanso eterno.
Porque con todos los sepulcros ocupados, cuando los eméritos Juan Carlos y Sofía fallezcan no tendrán sitio en la Cripta de los Reyes de El Escorial. Al parecer, en Patrimonio Nacional ya están buscando una solución al problema. Existe una propuesta de una obra para ampliar el espacio, pero nada se sabe del proyecto ni han comenzado las obras de ningún tipo.
"Ahora él no está pensando en eso, de verdad. Está seguro de que podrá arreglar su relación con su hijo, el Rey Felipe. Contaba el otro día que si había podido hacer las paces con su padre, don Juan, después de todo lo que habían pasado, esto es mucho más sencillo. Siempre cuenta que en su memoria quedará por siempre la imagen de su padre, en el café Romand, en la plaza Saint-François de Lausana dónde hicieron las paces después de casi un año sin hablarse tras haberle designado Franco como su heredero. Su padre le dijo: Vamos a tomarnos el té tú y yo solos… Así que él tiene por seguro que su hijo jamás le negaría un té como símbolo de paz. Sentarse tranquilamente a hablar, sin nadie más. Aunque siempre hará por la Corona y por España, como hizo don Juan, lo que el Rey le mande" sentencia el amigo íntimo del emérito.