“El principio del fin de la pandemia”. Así describieron muchos expertos y políticos la llegada de las vacunas contra la Covid-19. Las inyecciones ya recorren todo el hemisferio norte (y algo del sur). Cada vez hay más vacunas patentadas y, sin embargo, parece que en España hay algo que no tiene cura: la picaresca castellana. Los casos de alcaldes y cargos políticos que se vacunan antes de tiempo no han parado de crecer en las últimas semanas. EL ESPAÑOL documentó este martes una lista de 285 cargos de la administración que se han vacunado antes de tiempo.
La última vuelta de tuerca a este caos la ha dado la Junta de Extremadura, que el pasado día 18 de enero modificó su protocolo de vacunación a placer, una noticia que se ha conocido este miércoles. Bastó con borrar una frase de la hoja de ruta para que el protocolo cambiara notablemente.
En el protocolo presentado por la Junta de Extremadura en diciembre se consideraba como población a vacunar al “personal sanitario de salud pública que trabaja en la gestión de la pandemia y en función de su riesgo de exposición”. Esta última parte, el riesgo de exposición, resulta determinante, porque indica quién va antes y quién va después.
Sin embargo, la Consejería de Sanidad extremeña, en manos del también vicepresidente autonómico, José María Vergeles (PSOE), omitió esa segunda parte en el protocolo de enero, es decir, en el que está vigente ahora mismo. Pasó de ser “personal sanitario de salud pública que trabaja en la gestión de la pandemia y en función de su riesgo de exposición” a ser “personal sanitario de salud pública que trabaja en la gestión de la pandemia”, sin tener en cuenta el nivel de exposición al virus. Lo mismo da que el sanitario trabaje en un despacho que en un centro de salud.
“¿Por qué se suprime esa expresión?”, se pregunta Luis Alfonso Hernández, portavoz regional del PP, en conversación telefónica con EL ESPAÑOL. “Esa expresión establece un orden de prelación muy importante. Esa frase dice quién va primero y quién va segundo. Los que más se exponen van primero y los que menos se exponen, van después. Algo tan sustancial y primordial, ¿por qué lo suprimen en esa actualización?”.
El Ministerio de Sanidad asegura que no ha dado tal instrucción y la última actualización del protocolo nacional, el del Gobierno, no omite esa expresión y da prioridad a aquellos que están en primera línea, frente a quienes están en un despacho. Sin embargo, la Junta de Extremadura ha modificado el protocolo por razones que no ha explicado del todo.
Un alcalde de 26 años
Vergeles ha salido al paso de las acusaciones y ha vinculado la polémica a la “interpretación”, a su juicio errónea, de la actualización del epígrafe de un documento que debería haber sido de conocimiento exclusivo de los profesionales sanitarios. Preguntado en rueda de prensa por los motivos que han llevado a modificar ese epígrafe, ha respondido con evasivas.
Podría parecer que esto es meramente anecdótico. Y así sería si no fuera porque hay varios políticos extremeños que ya se han vacunado. Es notable el caso del joven alcalde de Valverde del Fresno, Amalio Robledo (PSOE). Con solo 26 años recibió la primera dosis de la vacuna el pasado 11 de enero argumentando que ocupa el cargo de director de los pisos tutelados. Igual que se ha vacunado la concejala del PSOE en Plasencia, Soraya Cobos, directora del Centro Sociosanitario de Plasencia. Ninguno de los dos ha dimitido.
La que sí ha dimitido es Montserrat Rincón, la directora del Servicio Público de Atención a la Dependencia en Badajoz (SEPAD). Se vacunó de acuerdo con el protocolo extremeño, pero no con el nacional. La mujer dejó su puesto este martes.
“Según el protocolo que hoy está vigente en Extremadura esta señora no tenía que haber dimitido”, explica el portavoz del PP. “Es personal que está trabajando en la gestión de la pandemia”. Pero según la estrategia nacional, como no tiene contacto directo o gran exposición al virus (ella trabajaba en un despacho), no tendría que haberse vacunado. Qué paradoja, o que caos, según se mire.
Como igual de paradójico resulta que el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara aseguró que el ritmo lento de vacunación durante las primeras semanas en la región se debió a la "necesidad de ser prudentes" para ver cómo reaccionaban los primeros vacunados.
Los populares extremeños exigen la dimisión del consejero Vergeles. “Esto es la gota que colma el vaso. En Extremadura llueve sobre mojado”. La comunidad tiene ahora algunos de los datos más preocupantes de España. La incidencia acumulada a 14 días es de 1.283 contagiados de coronavirus por cada 100.000 habitantes, es decir, un riesgo extremo.
Lista de 'listos'
Pero este problema va mucho más allá de las fronteras extremeñas, como se ha visto en las últimas semanas. La lista de políticos y altos cargos vacunados antes de tiempo abarca un párrafo cada vez mayor: Francisca Alamillo, alcaldesa socialista de Torrecampo (Córdoba); José Luis Cabrera, alcalde socialista de Alcaracejos (Córdoba); Javier Guerrero, consejero de Sanidad del Gobierno de Ceuta (PP); Rebeca Benarroch, directora general de Sanidad y Consumo en Ceuta (PP); el Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), Miguel Ángel Villarroya; Manuel Villegas, consejero de Salud de Murcia (PP) y otros altos cargos de su departamento; Esther Clavero, alcaldesa de Molina del Segura (Murcia, PSOE); Fran López, alcalde del PSPV de Rafelbunyol (Valencia); Carolina Vives, alcaldesa de Els Poblets, y su marido Ximo Coll, primer edil de El Verger…. Y la lista sigue hasta completar más de 280 nombres y muchas siglas políticas.
Los partidos que más se han vacunado, con diferencia, son el PSOE y el PP, pero también hay políticos del PNV, Junts per Catalunya, Coalición Canaria, Izquierda Unida y Ahora Decide.
Mientras tanto, ni el jefe del Estado, Felipe VI, ni el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, han recibido la vacuna de Pfizer. Ni se ha planteado. Porque el protocolo de vacunación no distingue de rangos o de cargos, sino de edades, enfermedades y riesgos. Son criterios puramente sanitarios.
Un buen ejemplo de ello es lo que ocurre en otros países. En el Reino Unido, actual exportador de cepas más virulentas, la Reina Isabel sí que se ha vacunado, igual que su marido, el Duque de Edimburgo. ¿Por qué ellos sí? Porque tienen 94 y 99 años, respectivamente, entran en la población de riesgo, según el protocolo elaborado por el Gobierno de Boris Johnson.
En cambio, no se ha vacunado el hijo mayor de ambos, el príncipe Carlos. Tiene 72 años y por tanto no entra dentro del grupo de riesgo de sus padres. Es más, la BBC informó de que el heredero a la corona británica pasó el virus con síntomas leves.
Lo mismo ocurre en Holanda, donde el rey Guillermo Alejandro y su mujer, Máxima, no han recibido la inyección por no ser población de riesgo. Tienen 53 y 49 años, respectivamente y no tienen enfermedades previas. El calendario de vacunación neerlandés prevé que estén vacunados entre abril y mayo, junto al resto de ciudadanos de su edad.
Mientras tanto, la polémica de los alcaldes españoles ha llegado a titulares fuera de nuestras fronteras. “Escándalo en España tras la vacunación de varias figuras políticas no prioritarias”, titulaba la cabecera francesa Capital, una de tantas del país galo que se ha hecho eco de la noticia. “Los alcaldes de pequeñas ciudades españolas enfrentan críticas por recibir la vacuna contra el coronavirus”, rotula The Irish Times.