Horas antes de fugarse por segunda vez de España -o quizás ya desde su escondite al otro lado del Estrecho-, Abdellah El Haj Sadek el Menbri hizo llegar un escueto comunicado a varios periodistas. El narcotraficante, de origen marroquí pero criado desde la adolescencia en Algeciras (Cádiz), dijo que, preso de una supuesta “depresión" fruto de la presión policial a la que estaba siendo sometido en los últimos meses, había tomado la "decisión de desaparecer por un tiempo".
Desde aquel 14 de marzo de 2019, el Messi del hachís, como se le conoce, se encuentra prófugo de la justicia española. Las autoridades judiciales le requieren por la incautación a su banda de un alijo de 7.000 kilos de hachís en marzo de 2017. Sus chicos, detenidos varios de ellos en aquel operativo, portaban armas de guerra: fusiles de asalto, tres pistolas y una escopeta. Él logró huir. Quería seguir compitiendo por ser el amo del Estrecho con Francisco y Antonio Tejón, líderes del clan de los Castañas y ahora presos.
Las fuentes policiales consultadas ubican a Abdellah El Haj en los alrededores de Tánger (Marruecos), donde el narco se esconde cada vez que huye de España. Allí dispone de contactos, protección y numerosos inmuebles en los que establecerse con todo tipo de lujos. También, desde allí, puede ejercer de pasador de fardos a la Península.
Hace 20 años, cuando Mohamed VI, rey de Marruecos, llegó al trono, realzó la costa mediterránea de Cabo Negro, al norte del país, gracias a millonarias inversiones inmobiliarias extranjeras empujadas por la familia real alauí. En la región de Tetuán se construyó un complejo de lujo, Tamuda Bay, donde el monarca tiene su residencia veraniega. Se trata de un lugar paradisíaco que también sirve de escondite para algunos narcos con dinero que están en busca y captura en España.
Uno de ellos es el Messi del hachís. Abdellah El Haj, pese a ser forofo del Real Madrid, tiene como ídolo futbolístico al astro argentino del FC Barcelona, al que ahora muchos sitúan definitivamente fuera de su actual club tras airear El Mundo que ha cobrado 555 millones de euros desde 2017.
En este caso, la fuga de Lionel Messi apunta en varias posibles direcciones: el PSG, el Manchester City, Qatar... Nadie sabe si, como el narco, argumenta una supuesta depresión por la prensión ejercida por la prensa española.
80.000 euros de fianza
La de marzo de 2019 no fue la primera vez que el Messi marroquí se fugaba. Tras la incautación de su mercancía en marzo de 2017 gracias a un operativo en el que se descabezó la banda que él lideraba, Abdellah El Haj cruzó las aguas del Estrecho y se refugió en su país natal. Sabía que la Policía Nacional y la Guardia Civil le seguían de cerca.
Casi nueve meses después, el 29 de noviembre de 2017, el Messi del hachís reapareció por Algeciras. Había salido de su madriguera. A primera hora de la mañana, se bajó de un coche de alta gama aparcado a un par de calles de la comandancia de la Guardia Civil en la ciudad. Vestía ropa y zapatos caros. Le acompañaban otros cinco hombres que trabajaban para él, también imputados.
En la comandancia le esperaban, entre otros, el por entonces jefe de la Policía Judicial de la Guardia Civil en Algeciras, el capitán Joaquín Franco. Desde su huida, Messi había estado negociando su entrega con él a través de mensajería móvil. El narcotraficante sabía que en unas horas quedaría libre: sus abogados habían pactado previamente su entrega con la Fiscalía a cambio de que él pagase 80.000 euros de fianza y 25.000 sus chicos. Y así fue.
Poco después de su llegada a la comandancia, los agentes de la Benemérita arrestaron al narco y lo trasladaron hasta el juzgado de Instrucción número 1 de Algeciras. Allí le esperaban, además del juez, el fiscal jefe de área, Juan Cisneros. Messi abonó la fianza y salió de los juzgados.
El asesinato de Brian
Gracias a aquel acuerdo, desde el 29 de noviembre de 2017 hasta el 14 de marzo de 2019 -cuando vuelve a marcharse de España- Messi estuvo en libertad con cargos (tráfico de drogas, blanqueo de capitales y pertenencia a organización criminal). Sin embargo, tras aquella carta, volvía a desaparecer. En la misiva se quejaba de "seguimientos policiales cada vez más implacables".
"Hasta el punto -añadía- de que la semana pasada en Madrid, al salir de la estación de Atocha, fui objeto de una verdadera encerrona de coches siguiéndome hasta el hotel donde me hospedé con mi familia, donde sufrí acoso físico, temiendo por mi integridad, hasta el punto de que tuvo que intervenir la seguridad del hotel".
Abdellah El Haj explicaba que la Policía estaba "induciendo" a personas de su entorno a que le acusaran "falsamente de la comisión de ilícitos" en los que decía no tener "intervención alguna". En realidad, el narco temía que lo imputaran en el asesinato de Brian Martos Carmona, ocurrido el 2 de octubre de 2018.
El fallecido, que apareció con un disparo mortal en el tórax y múltiples signos de haber sido torturado, con contusiones y heridas de arma blanca, había sido señalado en el mundo del narcotráfico como responsable de varios vuelcos -robos de droga- a algunos clanes que deseaban cobrarse venganza.
Finalmente, en marzo de 2019, la titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Algeciras, Belén Barranco, dictó un auto en el que negaba la existencia de pruebas que vincularan al Messi del hachís con el secuestro y asesinato de Brian Martos.
Días antes, la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional de Algeciras, detuvo a cinco personas. Cuatro de ellas eran miembros de la organización del narco marroquí y estaban ya imputadas junto a él por su presunta participación en el alijo incautado dos años antes.
Su 'amigo' el capitán
Mientras permanece fugado en su país natal, Abdellah El Haj se ha tenido que enterar de noticias que no les son agradables. El miércoles 3 de julio de 2019 supo que agentes de Asuntos Internos de la Guardia Civil detenían al capitán Joaquín Franco por presuntos delitos de revelación de secretos, omisión del deber de perseguir delitos, prevaricación y pertenencia a organización criminal. Los investigadores le encontraron 27.000 euros en metálico en su casa. Caía el hombre con el que Messi se escribía mensajes de Whatsapp antes de entregarse.
La motivación definitiva de su arresto se produjo en una venta de carretera en el kilómetro 101 de la N-340 en dirección a Tarifa. Allí, en enero de 2019, se reunió con el también narcotraficante Emilio Mazuelo, conocido como Emilio el moro y sucesor de Messi.
Los investigadores del caso sostenían que el capitán empleaba su cargo para facilitar, a cambio de dinero, información reservada a bandas de traficantes de hachís. Franco ingresó en prisión. Su 'amigo' Abdellah, mientras, disfruta de la libertad en la tierra en la que nació, donde sigue viendo cada día los partidos que disputa su ídolo del Barcelona.