A Carlos Carretero le conocían como el ‘Jesús Gil de Ubrique’. Exjefe de la policía del pueblo gaditano donde nació Jesulín, la justicia le condenó a más de 9 años de prisión. Era el cabecilla de un par de tramas de fraude contra la Seguridad Social. Una de ellas llevaba su nombre: ‘Operación Karlos’, y cobró interés informativo porque una de las implicadas era María José Campanario, la esposa del torero.
Carretero obtuvo el 3º grado en 2018, pero acaba de ser detenido otra vez. Él y su hijo. Ambos han sido arrestado por su presunta relación con una organización criminal dedicada al tráfico de sustancias estupefacientes, especialmente hachís y marihuana. La red tiene base en la Sierra de Cádiz y distribuye a diferentes puntos de España.
En esta ocasión el nombre de la operación es ‘Cobradiezmo’ y todavía no ha trascendido el grado de implicación de expolicía con la mencionada trama. La operación policial se ha desarrollado en el entorno de las localidades gaditanas de Arcos de la Frontera, Bornos y Jerez. Carretero fue detenido la mañana del 2 de febrero y trasladado a dependencias policiales.
La causa se encuentra bajo secreto de sumario, pero el Diario de Cádiz ha adelantado que en la operación han intervenido dos centenares de agentes de la OCON Sur y de la Comandancia de Cádiz. Durante los registros practicados, la policía ha decomisado un importante número de armas, que los integrantes de esta red usaban para defenderse de las fuerzas de seguridad, así como de la codicia de otros grupos de narcos de los vuelcos de droga.
Esta organización se dedicaría supuestamente al tráfico de estupefacientes, A gestionar cultivos de marihuana y a distribuir el producto por toda Europa. La red se encargaba de “acumular grandes cantidades de marihuana para su venta al por mayor en distintas localidades de la península, así como en distintos países europeos”, cuenta La Voz de Cádiz.
Es la última del Jesús Gil de Ubrique. Un hombre que, desde su posición en la policía local del municipio, se hizo con un inmenso poder. La justicia le condenó por dos estafas distintas. Una, la Operación Halcón, relacionada con facturas falsas compradas por empresarios para cuadrar sus cuentas y eludir el pago a Hacienda. La otra, la que llevaba su nombre (Karlos), ideó una trama dedicada a la concesión de pensiones por incapacidades laborales mediante procedimientos ilegales.
Es la que le hizo famoso. Según la sentencia, desarrolló un “plan para beneficiarse económicamente de forma ilícita mediante la obtención fraudulenta de pensiones de incapacidad laboral para terceros”. Captaba personas y les pedía dinero. María José Campanario estuvo implicada y eso llevó el caso al foco mediático. Habituales eran las imágenes de la esposa del torero saliendo del juzgado con su madre, así como las de Carretero acompañado de una joven. Era su secretaria y también fue condenada, aunque no llegó a pisa rla cárcel. Ambos se casaron en 2014 durante un permiso de Carretero.
En aquel juicio se hicieron públicas escuchas telefónicas, en las que Carretero reconocía que “yo trincando billetes soy el tío más feliz del mundo, y tú lo sabes hijo”. O una canción, con ritmo de chirigota, en la que cantaba “qué me gusta un sobrecito, comerme los billetitos, y si cojo dos sobrecitos, entonces cojo un coloconcito. ¡Qué me gusta un whisky fresquito!”
Ingresó en el penal Puerto III. La última vez que se supo de Carretero fue en 2018, cuando consiguió el tercer grado. Obtuvo este permiso por parte de la Junta de Tratamiento, una vez cumplió un tercio de la pena impuesta y abonó, según su abogado, aproximadamente la mitad de la responsabilidad civil decretada en sentencia firme, en torno a unos 300.000 euros.
Al parecer, Carretero estaría reparando ahora ese agujero económico con este nuevo negocio ilícito que tanto ha proliferado en el sur de España: la marihuana. La organización desmantelada no solamente producía grandes cantidades de droga en sus cultivos repartido por la Sierra de Cádiz; también se encargaba de la distribución. Especialmente a zonas del norte de España, aunque también colocaban mercancía en otros países europeos. De ser el Jesús Gil de Ubrique, al Pablo Escobar de la Sierra de Cádiz.