Bernardo Álvarez (71), obispo de Tenerife, se suma a la larga lista de cargos políticos o de otra índole que se han vacunado irregularmente contra la Covid-19. Recibió la dosis el pasado 13 de enero en la Residencia Sacerdotal San Juan de Ávila como el resto de residentes y personal sanitario del centro, incluidos en la lista de la primera fase de la Consejería de Sanidad por tratarse de un centro de mayores y cumplir el protocolo.
Él, entonces, aludió que estaba incluido en la lista y había sido vacunado por tener residencia en el centro Sacerdotal de San Juan de Ávila. Sin embargo, el obispo no vive allí. Ni siquiera tiene contacto con los internos, según desvela El Dia de Tenerife.
Bernardo Álvarez vive a tan solo 100 metros de la Residencia Sacerdotal, en una casa terrera. Y, aunque ambos inmuebles comparten patio interior, son independientes el uno del otro. Tampoco tiene contacto con los residentes, pues tienen prohibido salir desde el comienzo de la pandemia. “El obispo no vive aquí, sino en otra casa. Tampoco desayuna, ni come, ni cena. No tiene contacto con los internos”, confirmó una monja al diario de Tenerife.
Padrón
Él, por tanto, no debía haber sido vacunado junto al resto de residentes y personal del centro Sacerdotal. No obstante, el obispo, para justificar su vacunación, aludió que vivía allí. La Cadena Ser de Tenerife, sin embargo, desveló que el obispo reside, en realidad, en la casa terrera que está a 100 metros.
Tras esta información, el Obispado respondió con un comunicado defendiendo a Bernardo Álvarez: “El obispo recibió la primera dosis junto a los sacerdotes mayores que viven en la Residencia Sacerdotal San Juan de Ávila, las religiosas, responsables del centro, personal de la casa y de la empresa externa que se ocupa de la limpieza. El prelado nivariense estaba incluido en el listado enviado a las autoridades sanitarias al mantener su domicilio en ese lugar, concretamente en un apartamento adjunto, con cuyos residentes tiene frecuentes contactos y comparte algunos servicios que se prestan”.
No obstante, todo eso, según la publicación canaria, es falso. El obispo consta en el padrón como residente en el centro de Sacerdotes, pero en realidad vive en una casa independiente que sólo se comunica por un patio interior con la mencionada residencia.