"Estoy como un oso": el frenesí de Juan Carlos I en Abu Dabi con móvil y fotos para decir que está bien
El emérito rompe por primera vez su silencio desde el 'autoexilio'. Ahora coge el teléfono a los periodistas y despliega una tournée sin precedentes.
16 febrero, 2021 01:24Noticias relacionadas
No es ningún secreto que los principales periódicos nacionales ya tienen preparado el obituario de Juan Carlos I. Todo está listo para cuando llegue el momento y haya que darle al click de publicar. Los medios que aún imprimen sus páginas, incluso, tienen hecho el suplemento especial que acompañará la noticia, con sus luces en la Transición y sus sombras ante la Fiscalía. Los periodistas siempre, como él dice, andan insistentes en meterle en “la caja de pino”.
Ha bastado eso, que corriera el rumor de su mala salud, para que el Emérito haya hecho todo lo posible por salir a la luz y mostrarse “como un oso”, según sus propias palabras. Desde que se marchó de España en agosto del año pasado, no ha habido una sola fotografía oficial de él en Abu Dabi ni ha hablado on the record con ningún medio. Hasta ahora, que la periodista experta en Casa Real, Pilar Eyre, ha dicho que se encontraba grave y Juan Carlos I se ha embarcado en una tournée sin precedentes, hablando con periodistas españoles y pasándoles fotografías que desmienten los rumores.
“Ya sabes que a él le molesta muchísimo que le recuerden lo cascado que está”, explica a EL ESPAÑOL un amigo del emérito que guarda contacto constante con él. “Es verdad que el sábado estaba regular, porque ya tiene unos años. Pero cuando hablamos con él el domingo por la mañana, ya se había recuperado. De ahí a decir que está gravísimo… se le han debido hinchar las narices y ha decidido, con permiso de su hijo, dejar que le hagan fotos y coger el móvil a todo Dios”, añade.
En una noticia que aspiraba a ser muy importante, la periodista Pilar Eyre aseguró este fin de semana que el monarca Emérito estaba en “estado grave” y que “la Casa Real valora la posibilidad de su traslado a España”. Las alarmas saltaron rápidamente. Y Zarzuela, que, en su constante intento de alejarse de la mundanidad, no suele entrar a valorar este tipo de cuestiones, ya desde primera hora del lunes salió al paso a desmentirlo todo.
Lo que se vio después es algo que, hasta ahora, no se había visto, algo sin precedentes. El monarca rompía su silencio por primera vez y pasaba una fotografía suya a sus amigos periodistas. En ella se le ve almorzando, hace un par de días, con el príncipe heredero de Abu Dabi, Sheikh Mohammed. A este despliegue se ha sumado el piloto árabe Khaled Al Qubaisi, quien subió a sus redes sociales otra instantánea en la que aparece Juan Carlos I junto a su hija, la también piloto Anma, y otros miembros de su familia.
Lejos quedan aquellas instantáneas no oficiales del emérito bajando de un avión privado en Abu Dabi y de él mismo siendo sujetado por dos de sus escoltas. Ahora, la versión oficial es parecida a aquella que ya cantó Peret:“Y no estaba muerto, no, no; estaba tomando cañas”.
El día al teléfono
“Las dos infantas se han vuelto ya, han estado unos días, pero ya han tomado rumbo a sus respectivas casas. Se marcharon ayer (el domingo)”, continúa el amigo. “Si hubiera estado gravísimo no se habrían ido. Esta mañana (el lunes) nos lo contaba él mismo, que han pasado unos días estupendos. Ha debido estar todo el día al teléfono. Sigue en una de las villas del hotel y ahí recibe a todo el mundo”, añade.
Juan Carlos I decidió poner tierra de por medio el pasado mes de agosto, ante las complicaciones judiciales a las que se enfrenta y con el objetivo de no lastrar el reinado de su hijo, Felipe VI, que tira de una Monarquía cuestionada desde un sector del propio Gobierno. En el primer momento que se conoció la noticia, ni siquiera se sabía a dónde había ido. Se barajó que podría haber acabado en República Dominicana o en Portugal. El destino final resultó estar en la otra punta del mundo.
Todo el asunto del autoexilio de Juan Carlos I se ha tratado desde entonces con absoluto secretismo. Esa ha sido la estrategia seguida por Zarzuela y por el Gobierno. No fue hasta que el diario Nius publicó una imagen de él bajando de un avión privado en Abu Dabi, el 8 de agosto de 2020, que los españoles vieron al emérito en su nueva casa. Y tuvo que ser Telecinco, el pasado mes de enero, quien difundió la segunda imagen del monarca. En ella, aparecía un puerto deportivo mientras dos escoltas le ayudaban a caminar.
Esas habían sido todas las imágenes, robadas, tomadas sin su consentimiento, que se habían difundido. Hasta ahora.
En cuanto se ha especulado con su salud, Juan Carlos I ha decidido romper con esa tónica del secretismo y ha empezado, por primera vez, a descolgar el teléfono a los periodistas españoles. Lo ha hecho con Carlos Herrera, con Raúl del Pozo; ha hablado con la revista Hola y con el digital OkDiario. A todos les ha dicho que está como un oso y que hace un par de horas de gimnasia al día, usando las mismas palabras en todas las ocasiones, dejando ver que se trata de algo medido, no al azar.
Estas declaraciones han ido acompañadas, en la mayoría de los casos, con una imagen tomada el sábado y que ha facilitado el propio emérito a sus periodistas de confianza. En ella aparece comiendo con el príncipe Sheikh Mohammed y con Khaldoon Al Mubarak, presidente del Manchester City.
También se ha dejado ver, presuntamente este lunes, junto al piloto Khaled Al Qubaisi. El árabe ha subido una instantánea en la que aparece Juan Carlos I junto a la familia del deportista, entre los que destaca su hija Anma, también piloto. Los cinco salen juntos y sin mascarilla. Contrasta con la otra imagen, en la que todos guardan la distancia de seguridad, pero tiene algo en común: en todas las instantáneas se muestra ufano, matando rumores a base de sacar pecho y presumir de buena salud.
Yendo a rehabilitación
El amigo del emérito cuenta a este diario que Juan Carlos I está yendo a rehabilitación con un fisioterapeuta, “intentando ponerse fuerte”. “Ha debido de hablar con los periodistas porque seguro que estaba enfadadísimo con eso de que andaba grave”, explica. “Además, el otro día, me contaba que acababa de estar ahí Manuel y que lo había encontrado como un oso”, añade. Se refiere al doctor Manuel Sánchez, especialista en medicina preventiva y de longevidad, que trata al rey desde hace años y que le visita de vez en cuando.
“En definitiva, está bien. Se encuentra bien. Lo del sábado fue una indisposición, probablemente después de comer con el jeque, pero ya ha pasado. Ahora, a seguir con el gimnasio y con unas ganas de volver a casa tremendas. A ver si afloja un poco la cuerda desde casa y le dejan”, cuenta el amigo.
Despejada la incógnita de su salud, ese es ahora el gran quid de la cuestión en torno al emérito. ¿Cuándo volverá a España? si es que lo hará. ¿Le reclamará la justicia y tendrá que aparecer? ¿Buscará Zarzuela una forma de que pueda regresar sin dañar la institución de la Monarquía? ¿Volverá a pasar todo esto, pero esta vez de verdad: tendrá que volver cuando su salud ya no le deje más remedio? El tiempo dirá.