La mecha que ha prendido la detención del rapero Pablo Hasél quiso llegar a Madrid, pero se ha apagado antes de que fuera más allá. La pronta intervención policial lo ha evitado. Algunos manifestantes han querido reproducir las escenas de las ya dos noches de graves disturbios en Barcelona: convertir la Puerta del Sol en la Plaza Urquinaona de la Ciudad Condal, donde ahora han ardido hasta furgones policiales. En la capital, la manifestación estaba convocada a las 19:00 de este miércoles. Transcurrida media hora, han comenzado las cargas.
Los gritos de “¡Hasél libertad!” y “¡No a la ley mordaza!” se han transformado, de un momento a otro en aullidos de tensión, insultos a la Policía, ruido de vidrios rotos y detonaciones. El ambiente estaba caldeado desde el inicio. Algunos violentos han levantado adoquines del pavimento y han arrojado desde botellas de vidrio a papeleras a los antidisturbios. Eran cientos contra decenas. También han hecho arder contenedores y varias barricadas formadas por residuos en las estrechas calles aledañas a la Puerta del Sol.
Después de una hora de batalla campal, poco rastro quedaba de las reivindicaciones por la libertad de expresión bajo las que se había convocado la manifestación. El humo de las barricadas que inundaba la plaza, el olor a quemado, el pavimento destrozado, los escaparates de comercios rotos y otros daños en el mobiliario urbano daban cuenta del vandalismo que se ha desatado esta tarde en el centro Madrid.
Las cargas se han prolongado alrededor de una hora. Hacia las 21:00, los manifestantes estaban disueltos. Los furgones de los antidisturbios han perseguido a los últimos -unos 300- que todavía se enfrentaban a ellos por la Calle Mayor y por la Calle Carretas hacia la Plaza de Jacinto Benavente, donde han practicado identificaciones y detenciones. Algunos grupos también han tratado de llegar al Congreso de los Diputados.
Minutos más tarde, camiones de los bomberos y de equipos de limpieza se afanaban en recomponer el desaguisado y dejarlo todo como antes en un tiempo récord. El saldo de los enfrentamientos ha sido de, al menos, 19 detenidos, 55 heridos -35 de ellos, policías- y tres traslados al hospital. Entre los ingresados también se encuentra un agente de la Policía Nacional.
"Autodefensa"
La mayoría de los manifestantes eran muy jóvenes. Dicen que todo ha comenzado de manera pacífica y que la Policía ha cargado sin motivo aparente, "sin un detonante" claro. María (nombre ficticio), una estudiante de 18 años, justifica las escenas de violencia como “autodefensa”. La joven no quiere dar su nombre real porque su madre estaba viendo las imágenes en televisión. “Quería evitar preocuparla”, añade en conversación con este periódico.
“Han cargado en el metro, querían acorralarnos. Saben que la gente ahí no tiene escapatoria”, continúa, en referencia a las bocas del suburbano que hay en la plaza. María dice que también ha sido testigo de otros manifestantes que cojeaban en los andenes de la estación de Sol por los porrazos y que ha visto caer a una persona escaleras abajo.
Sus compañeros, Carlos y Guillermo, también estudiantes, de 19 y 18 años respectivamente, se quejan también de la policía: “Van como locos”, dicen. Los tres se han acercado a la Puerta del Sol para protestar contra el encarcelamiento de Hasél, que se enfrenta, como mínimo, a nueve meses de prisión, acusado de delitos de enaltecimiento del terrorismo e injurias a la Corona e instituciones del Estado.
Carlos se considera políticamente “de centro” y justifica así su presencia en la plaza: “No estoy de acuerdo con algunas cosas que dice Hasél, pero no me gusta lo que está pasando en este país. Es una condena injusta y un ataque al Estado de Derecho”, dice sobre el rapero condenado, que en sus letras ha dicho cosas como "No me da pena tu tiro en la nuca, pepero".
“¿Permiten una manifestación nazi, pero a Hasél le encarcelan? ¿Estamos locos?” continúa Carlos, en alusión al acto de colectivos de extrema derecha que se celebró el pasado sábado en el cementerio de la Almudena de Madrid, y que la Fiscalía investiga por un presunto delito de odio contra los judíos. Guillermo, su amigo, de 18 años, dice al respecto: “La Policía protege a los nazis y a nosotros nos callan a porrazos”.
"No venimos a liarla"
Una vez dispersada la manifestación, otro grupo de manifestantes seguía en la plaza. Había llegado tarde. Eran jóvenes que viven en un pueblo de la Sierra y estudian en Madrid. Marc, de 20 años, alumno de Derecho y Ciencias Políticas, asegura que es “de derechas”, pero está en contra de que se considere delito lo que ha hecho Hasél: “Por muchas burradas que se digan, decir lo que se piensa no es una amenaza directa”.
Otro Guillermo, amigo suyo, estaba en Madrid de visita. Es estudiante de Ingeniería Eléctrica en Barcelona, tiene 19 años y es afín al partido nacionalista PDeCAT. “No hemos venido a liarla”, comenta, a pesar de que el escenario evidencia el vandalismo brutal que comenzó anteayer en Barcelona. Guillermo dice, además, que el actual Gobierno, del que forma parte Podemos, “roza la hipocresía”: “Tienen el poder de cambiar las cosas y no cambia nada”, asegura.
Enfrente de un bar en la Plaza del Calenque, otro grupo de jóvenes, de mayor edad y sin mascarillas, comentaba efusivo lo sucedido momentos antes. Al intentar hablar con ellos, han rechazado a la prensa al grito de “¡chivatos!” y “¡a la prensa, nada!”. A las 22:00, con el toque de queda en vigor en la ciudad, apenas quedaba nadie en la calle, más que los barrenderos.