El 9 de marzo de 2020, el año pasado, el feminismo español hacía examen de conciencia y gozaba de buena salud. Llegaba envalentonado por la aprobación en el Consejo de Ministros de la ley del ‘solo sí es sí’ y, al margen de la politización de si se debería haber celebrado o no por cuestiones sanitarias, lucía unido y con el músculo heredado de la histórica huelga de 2018. El 9 de marzo de 2021, este martes, da la sensación de que todo está patas arriba y no se ve una solución cerca. Y, en medio del maremágnum y la borrasca, figura la ministra de Igualdad, Irene Montero.
Este domingo, unas horas antes de la celebración del 8-M, de la azotea del edificio que alberga el Instituto de las Mujeres sito en Madrid empezaron a llover billetes. Eran por un valor de 450 millones de euros, falsos por supuesto, de color morado y con la cara de Montero impresos en ellos. La leyenda rezaba “450 millones en propaganda y sueldos”. Lo más llamativo de todo es que las chicas que lanzaron los billetes y que se grabaron para mayor difusión de la acción, no pertenecían a un grupo de extrema derecha: eran de Frente Obrero, una organización de izquierdas.
Esto deja ver una realidad, que Montero está cada vez más acorralada, incluso por los suyos. Y eso que el Ministerio que dirige es una cartera mimada. Los 450 millones de euros que tiene asignados en los Presupuestos Generales del Estado son un 157% más altos que los recogidos en los anteriores. Es el cuarto Ministerio que más dinero tiene para publicidad, 13,8 millones. Tiene ocho altos cargos, la mayoría nombrados no por méritos sino por afinidad, y están nutridos con 11 asesores designados con los mismos criterios. Entre todos ellos cobran 1,04 millones euros de salario base y tienen pluses de productividad que ascienden a 1,6 millones.
¿Y todo eso… para qué ha servido?
Para menos de lo que se esperaba. En parte, se veía venir. En el año que Irene Montero lleva al frente de la cartera no ha logrado sacar ni una sola ley adelante, a pesar de que marcó como prioridad la del ‘solo sí es sí’, y todo ha estallado en los últimos días con la Ley Trans. Esto ha hecho que el 8-M de 2021 sea uno que la ministra no va a olvidar porque, tras cocer todo lo anterior, las críticas le han estallado hasta entre los suyos. No es sólo las acciones de Frente Obrero, sino que también desde el propio Podemos al que pertenece han difundido un manifiesto en el que la critican, y lo mismo han hecho desde Izquierda Unida.
“Vividora del 8-M”
“La verdad es que en los ministerios que figuran los miembros de Podemos, siempre hay mucho contraste entre sus políticas y la realidad. Nosotros somos muy críticos con Vox y su patriotismo, pero, igual que unos se envuelven en la bandera rojigualda, los otros se envuelven en el morado. El feminismo que han creado es una moda del sistema. Es un botellón. No participan las mujeres trabajadoras y es un despilfarro de dinero por parte de Podemos que no ayuda a cambiar las cosas”.
El que habla, vía telefónica, es Fermín Turia, uno de los portavoces de Frente Obrero, una organización de extrema izquierda que ha acaparado titulares por enfrentarse a Podemos y por encarnar la desilusión de parte de la clase trabajadora hacia el partido morado. Ellos son los que le hicieron un escrache al líder de Más País, Íñigo Errejón, y los que al actual vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, le gritaron “fuera vendeobreros de la universidad” en un acto celebrado en la Complutense de Madrid.
La organización ha estado llevando a cabo actos contra Irene Montero y la Ley Trans a lo largo de este domingo y lunes. Han colgado pancartas y lanzado billetes no sólo en el Instituto de las Mujeres, que depende de Igualdad, sino también en el Congreso de los Diputados, en el Ministerio de Educación y en la localidad madrileña de Galapagar, donde residen Montero e Iglesias. Acusan a la ministra de Igualdad de ser una “vividora del 8-M” debido al uso que hace de los presupuestos asignados a la cartera.
“Queremos recuperar la izquierda combativa y nos las perogrulladas de Samantha Hudson en los premios Feroz”, explica Turia en referencia a la performance que hizo la actriz en la alfombra roja de los premios. “Desde Podemos viven en una realidad paralela donde, a través de propaganda, quieren hacernos creer que se cambia la realidad. Pero ¿en qué ha cambiado la vida de la gente? Son las manifestaciones las que han traído conquistas, no estas performance realizadas por personas bien colocadas en lo laboral”, añade.
“Montero no es feminista”
A pesar de todo, que Frente Obrero haga este tipo de manifestaciones no debe perturbar el sueño de la ministra Irene Montero. A fin de cuentas, la organización de extrema izquierda siempre busca enfrentarse a Podemos de alguna forma u otra. Sin embargo, la soledad de Montero este 8-M se ha hecho patente cuando han sido sus propias filas las que han estallado contra ella.
A lo largo de este domingo se ha ido popularizando un manifiesto que han firmado más de 1.700 militantes de la formación morada contra la Ley Trans. Han acusado a la ministra de imponer conceptos e ideas que son “diametralmente contrarios a los intereses de las mujeres” y han criticado que no se haya debatido con las bases ni a través de ningún órgano de partido. El golpe, rotundo ya de por sí, se ha visto agravado cuando desde Izquierda Unida se han sumado con otro manifiesto.
“El borrador de ley esgrimido desde Igualdad, que consideramos un símbolo del entrismo de estas políticas neoliberales en el ámbito político de izquierdas, no solo no amplía los derechos de las personas transexuales, sino que más bien favorece el ‘borrado’ de dicho colectivo, el LGB y el de las mujeres en general”, se puede leer en el texto. Es llamativo que Montero tiene entre sus altos cargos del Ministerio a gente tanto de Podemos como de Izquierda Unida, lo que ahonda en el golpe.
“Hay personas en las bases que no estamos de acuerdo con la Ley Trans. No estamos contra los derechos de las personas trans, pero la ley no ha sido consensuada”, explica a este diario Lucía Spínola, responsable de Feminismos en Podemos Ávila y una de las primeras firmantes del manifiesto morado. “El feminismo es abolicionista de la prostitución, la explotación reproductiva, la pornografía… y, en ese sentido, Montero no es feminista. No se posiciona”, añade.
Spínola denuncia además que, por tener una voz crítica le han cerrado los cauces internos y, tanto a ella como a otras compañeras, se les ha expulsado de los grupos de debate. “En el partido se han separado las bases y la cúpula, no nos escuchan”, asegura. Y critica que “los movimientos sociales se están convirtiendo en una fiesta y no lo son, no son una celebración, estamos reivindicando nuestros derechos. Ya basta”.
La niñera, otra más
La ministra de Igualdad ha afrontado este 8-M con todas esas heridas internas sangrando por los costados. Pero hay más: este mismo lunes, el juez del caso Neurona, Juan José Escalonilla, ha abierto procedimientos para investigar los indicios de delito por el uso de un alto cargo de Igualdad, Teresa Arévalo, como niñera de Montero.
El 9 de marzo que le viene ahora a la ministra es complicado. Está que no termina de echar adelante su ley del ‘solo sí es sí’. Están sus problemas judiciales. Vive más que nunca la polémica de la Ley Trans. Aunque este mismo martes presentará en el Consejo de Ministros su plan de 200 millones en transferencias a las comunidades autónomas para fomentar la conciliación, el feminismo que aspira a representar está más roto que nunca. Es la trampa de la diversidad de la que hablaba el periodista Daniel Bernabé y que tanto le criticaron aquellos que ahora se lanzan piedras unos a otros.