1981. España apenas estaba estrenando una joven democracia y el aperturismo internacional estaba en pleno apogeo. Fue cuando, el 9 de marzo de ese año, McDonald's abrió su primer restaurante de este país en la madrileña calle Gran Vía. Y entre los 20 empleados con los que contaba la cadena estadounidense en la inauguración de esa primera hamburguesería de McDonald's estaban Félix Domínguez (Navahermosa, Toledo, 62 años), Natividad Alameda (Toledo) y Álvaro Villena (Madrid, 64 años). Hoy, 40 años después, estos trabajadores reciben a EL ESPAÑOL en el local y cuentan cómo han cambiado sus vidas de la mano de la compañía nacida en California.
Ahora, Félix y Natividad dirigen siete franquicias de McDonald's en la capital y Álvaro seis en Madrid, Móstoles y Alcorcón. Pero aún recuerdan, con mucho cariño, aquellos primeros pasos de la cadena en España de los que ellos, en parte, fueron también protagonistas. “Al principio, esta cadena era desconocida en España y había que explicar a los clientes todos los productos. Y, por ejemplo, cuando nos pedían una cerveza, se quedaban tomándola en el mostrador como si fuera la barra de un bar, por lo que había que indicarles que se la tomaran en las mesas”, recuerdan los viejos compañeros que han dedicado su vida a la compañía.
Entonces, el Big Mac, por ejemplo, costaba 140 pesetas. Ahora, 4,65 euros. Y los otros clásicos que estaban presentes desde el minuto uno han sido la Hamburguesa básica (70 pesetas), la Cheeseburger (80 pesetas), el Cuarto de Libra (130 pesetas) y el Cuarto de Libra con Queso (140 pesetas). Todas estas hamburguesas, tras 40 años, siguen en el menú de la compañía.
—Félix, ¿cómo llegó usted a trabajar para McDonald's?
—En aquellos años yo estaba haciendo la mili en el Ministerio del Ejército y, por el boca a boca, Nati y yo nos enteramos de que iban a abrir un McDonald's en Madrid. Por ello, pedí un día libre y, vestido de soldado, acudí a la entrevista para empezar a trabajar —explica Félix, que por entonces ya conocía a su hoy esposa, Nati, quien también se postuló para acceder al trabajo. Y los cogieron a ambos.
“Fue en febrero de 1981 cuando comenzamos una formación en las oficinas del restaurante y, después, en las cocinas para practicar cómo se hacían las hamburguesas de McDonald's. Y, dos días antes de la inauguración del restaurante, invitamos a nuestras familias para probar si realmente estábamos preparados”, desvela Nati.
El aterrizaje de Álvaro al primer McDonald's de España, sin embargo, tuvo una escala en el Reino Unido. “Meses antes, en septiembre de 1980, dos compañeros y yo viajamos a Londres para practicar y aprender todos los procesos del restaurante”, cuenta a este diario. Y sería en 1981 cuando conocería a Félix, Nati, Manuel Parra, Santiago Gómez, Epifanía Muñoz y María Pinedo, algunos de los primeros empleados de la empresa que aún siguen en ella. Pero a Álvaro, “días antes de la apertura”, le esperaba una nueva sorpresa: sería uno de los encargados del primer McDonald’s de España. “Pero, en realidad, no tenía nada de experiencia”, puntualiza.
El primer día
Aquel primer día del nuevo y extraño restaurante estadounidense fue transcurriendo entre el ruido de las patatas al freír en aceite y las comandas de los numerosos clientes dispuestos a pagar 140 pesetas por el ya tradicional Cuarto de Libra con Queso. Santiago Gómez (Madrid, 1961) trabajaba en 1981 en el departamento financiero de McDonald's y se acuerda, perfectamente, cómo fue aquel 9 de marzo: “Recuerdo que allí estuvimos sentados el presidente de la compañía y yo, durante varias horas, observando cómo se formaban filas larguísimas, cómo entraba la gente, cómo salía, las caras de sorpresa que ponían… Aquello fue espectacular”.
La Gran Vía de Madrid, como de la noche a la mañana, parecía Broadway con sus grandes teatros, las luces… y McDonald's. Más Big Macs, más patatas fritas, más refrescos y más explicaciones de Félix, Nati y Álvaro a los consumidores españoles sobre qué era ese novedoso restaurante y cuál era su concepto.
“Éramos gente muy joven, y había muy buen ambiente. Yo venía de trabajar en un banco, dentro de una oficina, me encontré con un ambiente muy diferente, muy humano, extraordinario. Con mucho afán de colaborar, de hacer el trabajo en equipo. Y la verdad es que trabajábamos muchísimo, pero lo pasábamos muy bien”, explica a este periódico Manuel Parra (Madrid, 1956), otro de los empleados que trabajaron en el primer McDonald's de España”.
Trabajaban tanto que Félix reconoce, con buen humor, que tras cerrar —después de un arduo día de trabajo y tras dejar las cocinas impolutas— “caía alguna que otra copa con los compañeros”. Había que hacer piña. Eso sí, al día siguiente, vuelta a la labor, ya que la moda que poco a poco adquirió McDonald's hacía que cada día fuera un frenesí.
“Una de las cosas que más nos ha gustado de trabajar desde el principio en esta compañía es el espíritu de equipo y la accesibilidad que tenías para poder hablar con tus jefes. Ten en cuenta que en 1981 no era tan común el trato directo con tus superiores. Pero en McDonald's, con sólo una llamada, podías hablar con quien quisieras y necesitaras. El ADN de la empresa es muy familiar”, cuenta Álvaro. Félix y Nati, sentados a su derecha, no pueden estar más de acuerdo.
De empleados a franquiciados
El devenir de los años hacía que Félix, Nati y Álvaro quisieran avanzar dentro de la compañía que desde 1981 les había dado todo —o casi todo— . Ya no eran personal de equipo, sino que ocupaban puestos de gerencia en 1987, el año en el que McDonald’s terminó por cambiarles la vida. “Nati ya estaba como gerente en el McDonald's de la calle Alcalá y en una reunión con el presidente de la compañía, nos propuso abrir una franquicia”, recuerda Félix.
Una propuesta que también pusieron en la mesa de Álvaro ese mismo año. Pero lo que les preocupaba a los tres trabajadores era no tener el capital inicial suficiente porque tenían “sueldos de trabajadores”. Es decir, no contaban con el 30% de capital que McDonald's requiere a los franquiciados convencionales en la actualidad. “Pero la verdad es que tuvimos todo el apoyo económico de la compañía entonces. Nos decían ‘no os preocupéis’, que os ayudamos en lo que necesitéis”, recuerda Álvaro.
De hecho, Félix explica a EL ESPAÑOL que firmaron un contrato de 20 años de franquicia, que realmente les ha traído muchas alegrías y beneficios. Es más, hace poco tanto él como su esposa, Nati, lo han renovado. Así, el vínculo que empezó entre freidoras y descargas de camiones de los productos hace 40 años sigue vigente.
—¿Cuál es la labor de un franquiciado de McDonald's en la actualidad?
—Nuestra labor consiste en gestionar nuestro negocio hostelero como cualquier otro restaurante. Hay que llevar el control de costes de los productos, contrataciones... Y, también, estamos mucho en los restaurantes y si un día hay que ponerse a hacer hamburguesas y limpiar, también lo hacemos. Pero vamos, la misión principal es gestionar un equipo de personas y tener capacidad de liderazgo y buena capacidad de comunicación con ellas.
Pero que el jefe se remangue y se ponga a freír patatas si hace falta, al parecer, es algo que no ha cambiado a lo largo de los 40 años de historia de McDonald's. Belén Pelsmaeker (Granada, 1962) también empezó a trabajar en 1981 en la compañía y da buena fe de ello.
“La igualdad [de género] se trasladaba a todo, también a las jerarquías entre puestos de trabajo. Recuerdo que los gerentes se remangaban la camisa y se ponían con nosotros a preparar pedidos en cocinas o a hacer las tareas que hiciese falta, con tal de dar servicio a todos los clientes que entraban. El hombro con hombro que tanto caracteriza a McDonald's, por aquella ya existía”, dice la ahora franquiciada a cargo de cuatro restaurantes en Jerez de la Frontera (Cádiz).
Evolución de la marca
En todo caso, desde 1981, son muchas cosas las que han cambiado. También, en McDonald's. De aquella España que estrenaba democracia a una en la que ya no se concibe sin acudir a las urnas para decidir los poderes del Estado. De aquella España que no entendía que el mostrador de la hamburguesería estadounidense no era la barra de un bar, al consumidor actual que se sabe de memoria la carta de la entidad.
Y es que, también a nivel humano, McDonald's ha cambiado con profundidad sin perder “el ADN familiar”. En 1981, fueron 20 hombres y mujeres quienes levantaron a la empresa en España. En 2021, unos 21.000 empleados trabajan para la compañía gracias a la marca y, cómo no, a los 125 franquiciados con los que cuenta McDonald's en España.
Pese a la cantidad de empleos directos generados por la compañía, también hay que destacar los indirectos, puesto que el “70% de los ingredientes que McDonald's España utiliza en sus cocinas procede de proveedores locales”, explican fuentes de la empresa estadounidense. Como, por ejemplo, es la empresa OSI Food Solutions, con sede en Toledo, la que fabrica la carne que emplea McDonald's en la elaboración de sus hamburguesas. Ésas que Félix, Nati y Álvaro conocen de memoria.
Ahora, con algunas arrugas y canas más, los tres trabajadores siguen orgullosos de pertenecer a la familia McDonald's a la que ingresaron en 1981 como simples empleados y en la que han podido escalar, poco a poco, hasta convertirse en franquiciados de la compañía en España.
—Félix, Nati y Álvaro ¿sus hijos heredarán sus franquicias de McDonald's para continuar su legado iniciado en 1981?
—Lo bueno de McDonald's es que si uno quiere tener una franquicia con ellos, tiene que empezar desde abajo y ganárselo. No basta sólo con ser hijo de o tener mucho dinero. Algunos de nuestros hijos trabajan en la compañía y les gustaría llegar a ese objetivo, pero, de momento, no lo han conseguido. Poco a poco.