¿Es usted de Colacao o de Nesquik? ¿O es de esos pocos que ha confiado el cacao soluble a una marca blanca? Es probable que si pasa usted de los 25 años haya desterrado de su dieta este producto presente en los desayunos de media España. Ya sea por el dulzor, por la cantidad de azúcar o porque las legañas ya pesan lo suficiente como para que sea necesario un café para levantarlas.
Sea como fuere, tanto Nesquik como Colacao son perfectamente conscientes de que están perdiendo a una generación —a la mía, concretamente— y por eso se han lanzado recientemente a la conquista de público adulto que ya desterró el cacao azucarado de su dieta. Nesquik lo ha llamado Intenso y Colacao ha optado por el término Noir. La filosofía de ambos productos es la misma: menos azúcar y más cacao. Un sabor más potente para paladares curtidos por años de garrafón. La batalla está servida. ¿No merece esto una cata?
Una vez tenemos el visto bueno del jefe —un paso importante— toca hacer una convocatoria muy peculiar. Abro el WhatsApp y tecleo a mis grupos de confianza: “A ver, chavales. Traigo una petición extraña. Necesito amigos para una cata”. Tras una breve explicación, cinco voluntarios dan un paso al frente: Sara, Víctor, Alejandro, Paula y Alberto. Queda convocada la fiesta del Colacao (o del Nesquik, según se mire), con la peculiaridad de que ya todos pasamos de los 25 y somos más té o café.
Encontrar los productos no ha sido difícil: están en el Carrefour del barrio, junto con las ya bastante variantes que tienen ambas marcas (que si Turbo, que si avena, que si 0% azúcar…). Pero lo que nos ocupa hoy son las variantes Nesquik Intenso y Colacao Noir. Por si alguno de los catadores no recuerda los sabores originales, también los hemos comprado. El Colacao Noir ha costado 3,29 euros; el Nesquik Intenso, 3,75. En cambio, sus versiones originales, cuestan 2,40 y 2,05 euros, respectivamente.
La cata se hará con leche entera de marca blanca. Todos la misma, obviamente. Casi todos prefieren hacerla con leche caliente. Solo Alejandro y un servidor la preferimos fría. Cabe destacar que todos los catadores —seis, contando con el periodista— han desterrado el cacao soluble de sus dietas. Es más, Paula y Alberto, que se acaban de conocer, hablan entre taza y taza de variedades exóticas de té.
Llega el momento de la verdad. Leche servida y cucharas colmadas que vuelcan su contenido sobre el líquido humeante que va perdiendo su blancura. Curiosamente, el Nesquik Intenso se disuelve mucho peor que el original y hasta deja algún grumo que otro. El Colacao Noir, curiosamente, todo lo contrario. Paula empieza por el Nesquik; Alberto; por el Colacao. Cada uno ataca primero lo que tomaba de pequeño en casa. ¿Primeras impresiones?
“Este me gusta a mí”, salta Alberto al probar el Noir. “Es más intenso, pero sigue siendo dulzón”. Paula necesita varios tragos antes de emitir un veredicto. Los primeros apenas le han sabido a nada. “Es como más amargo, no sé”. No se muestra muy convencida. Toca intercambiar los productos.
En un momento el remover de las cucharas es lo único que se oye en mi salón, convertido en centro de cata y estudio fotográfico improvisado. Los roles se invierten en esta segunda probatina: Paula queda convencida del sabor del Colacao Noir, le ha gustado claramente más que el Nesquik Intenso. Alberto, igual: “Este es un aguachirri”. El producto de Nestlé es el claro perdedor de esta primera ronda.
Demasiado dulce
Una de las principales razones por las que muchos adultos jóvenes han desterrado estos productos de sus dietas es el azúcar, el veneno más dulce y cada vez más demonizado, con razón. El porcentaje de azúcar en estas nuevas variedades es claramente menor que en los originales, como cabía esperar. Y aún así, en el etiquetado del Colacao hay trampa.
De un simple vistazo, parece que el Nesquik tiene mucho más azúcar que su competidor: un 29%, nada menos. Ese porcentaje baja al 4,9% en el Colacao. ¿Cómo es posible, si los dos son prácticamente igual de poco dulces, e incluso lo es un poco más el Colacao? Ahí viene la trampa. Colacao da ese porcentaje por cada 100 mililitros de disolución del producto, solamente. Nesquik ofrece ambos valores.
Aplicando una regla de tres con las cifras que proporcionan ambos productos se puede extraer que el Colacao Noir tiene un nada desdeñable 22,5% de azúcar. Eso, suponiendo que ambas marcas calculen los valores nutricionales con los mismos parámetros.
En cualquier caso, ambos productos tienen más de una quinta parte de azúcar. Y Colacao, además, usa edulcorantes. Es Alejandro quien se percata de ello cuando cata el producto. A la primera, además. Ni que fuera sommelier. “Quizás han abusado un poco de los edulcorantes para contrarrestar el azúcar que le han dejado de echar”. Efectivamente, al mirar la etiqueta se puede leer acesulfamo y sucralosa entre los ingredientes. Alejandro es farmacéutico y alguien que mira muy bien lo que come: “Como antiguo obeso mórbido, sé que nos la cuelan en casi todo”, dice, en referencia a las trampas en el etiquetado.
Respecto al sabor, opina que “han intentado emular el sabor del cacao. No está malo”. El Nesquik, en cambio, le convence menos. Nueva victoria de Colacao, con edulcorantes y todo. “Este me sabe más a cacao, pero si yo busco sabor a cacao voy a tomar un chocolate a la taza, no esto. Está rico, pero claro, sabiendo la cantidad de azúcar que tiene...”.
"Está bueno también"
La única que tiene dudas a la hora de decidirse es Sara. Le gustan ambos. Su crítica no es demasiado profusa: “Pues está bueno, me gusta”, y da otro sorbo a la taza de Nesquik. “Es mucho menos azucarado”, opina Víctor sobre el Colacao, resaltando una obviedad. Y añade: “Pero tampoco noto mucho más el sabor a cacao. No lo noto mucho más que en uno normal”. Le invito a probar el Colacao original, porque la diferencia sí que es notable. Tras hacerlo concluye: “Vale, no lo recordaba. Hace mucho que no lo tomo”.
Al probar el Nesquik Intenso, la decepción se dibuja en su cara. “¿A qué sabe esto?”, y se echa a reír. “¿No te ha gustado? A mí sí”, replica Sara mientras remueve su taza para catar el Colacao. La respuesta de Víctor es contundente, Nesquik no. Sara da el primer sorbo al Colacao: “Pues me gusta también. Este puede que esté mejor”. Indudablemente, Colacao acaba la cata como el claro vencedor. Todos, incluido un servidor, lo preferimos. Sara, Alejandro y yo apreciamos también positivamente el Nesquik. En cambio, Alberto, Paula y Víctor no han quedado nada satisfechos con el producto de Nestlé.
Cada uno pasa por el improvisado rincón de fotografía para posar con el producto que le ha gustado. Pero ahora, la pregunta del millón: ¿Lo compraríais?
Paula: Sí.
Alejandro: Mmmm, sí. ¿Por qué no?
Víctor: Sí.
Sara: Sí.
Alberto: No.
Colacao ha conseguido conquistar a cinco personas —a mí también— con esta cata. Cinco de seis. Se puede considerar un triunfo. Es precisamente lo que persigue, cautivar al público adulto, aunque sea a fuerza de edulcorantes. Alberto, el único desencantado, prefiere quedarse con su té.