Miriam Vallejo fue asesinada el 16 de enero de 2019 en Meco (Madrid) cuando tenía 25 años. Y, desde entonces, su crimen ha sido todo enigma. Se sabe que recibió 89 puñaladas; se sabe, también, que el único acusado es Sergio Sáez, el por entonces novio de su compañera de piso Celia; y se sabe, por último, que la pareja que alertó al 112 la encontró viva. A partir de ahí, queda por esclarecer lo que ocurrió y, sobre todo, si realmente fue Sergio el que la mató con saña mientras paseaba a sus perros.
Es más, la investigación estaba prácticamente paralizada después de que la jueza instructora de Alcalá de Henares dejara al acusado en libertad porque no estaba probado el vínculo entre Sergio Sáez y el ADN que había en la ropa de la víctima. De hecho, era la prueba más potente y se cayó. Y, además, el presunto asesino jamás reconoció los hechos.
En todo caso, la jueza consideró válida la tesis de la defensa que decía que los pocos vestigios hallados tenían que ver que tanto Miriam como Sergio hacían la colada en la misma lavadora. Por estas conclusiones, Sergio lleva en la calle desde diciembre de 2019. Ahora, sin embargo, habrá un profundo giro en el caso cuyo fin es esclarecer por fin los interrogantes del brutal asesinato de la joven.
Así, la acusación particular ha solicitado dos nuevos análisis, informa el diario ABC. El primero es la realización de un nuevo estudio de ADN de la ropa de Miriam que "situaría al sospechoso en el lugar del crimen". Y, por otro lado, un análisis de las trayectorias de las puñaladas dado que ella medía alrededor de 1,60 metros y Sergio, el presunto homicida, rozaba los 1,90 metros. Además, según la información del citado diario del Grupo Vocento, en ese segundo estudio también se tendrá en cuenta la profundidad de las puñaladas. Con ello se busca esclarecer, en primer lugar, si en el asesinato participó sólo una persona o dos.
Pruebas admitidas
Tras la solicitud de sendas pruebas el pasado 7 de octubre, la jueza de Alcalá de Henares que instruye el caso ahora ha aprobado que se practiquen, según ABC. Con ello, la acusación particular no sólo contará con posibles nuevas pruebas que vinculen a Sergio con el asesinato, sino que también favorecería las tesis de los investigadores de la Guardia Civil. Estos consideran que el culpable es Sergio Sáez.
Algo que, según la instrucción, no se ha podido probar a causa de gran dificultad del caso. Ha sido tanta que el informe definitivo de la autopsia se ha obtenido el pasado 22 de enero, es decir, más de dos años después del brutal asesinato de Miriam Vallejo. Pese a ello, el citado medio de Vocento, explica que la admisión de las nuevas pruebas puede abrir una nueva línea de investigación que pueda permitir que se continúe la investigación contra Sergio en la Audiencia Provincial de Madrid o que se archive la pieza contra él.
En todo caso, la autopsia definitiva desveló que Miriam Vallejo murió tras recibir 89 puñaladas por todo el cuerpo, salvo el corazón. También determina que las primeras las recibió en la espalda y el abdomen por lo que se puede deducir de ello que fue atacada por detrás en primer lugar. De las casi noventa cuchilladas, según la opinión del forense, las ocho que recibió en los riñones fueron mortales aunque el agresor luego se ensañara con ella mientras estaba moribunda en el suelo.
Y es que tenía cuchilladas hasta en el paladar o en la frente. Esta última, de hecho, según el informe de la autopsia, fue tan fuerte que la punta del arma blanca empleada para asesinar a Miriam se quedó incrustada en su cráneo. Por todo ello, evidentemente, el forense calificó la muerte de la joven de 25 años como violenta y con pérdida masiva de sangre.
El día del crimen
Pese a todo, el único hecho probado es que el pasado 16 de enero de 2019, Miriam Vallejo salió de su casa para pasear a sus perros y los de Celia, su compañera de piso, en Villanueva de la Torre (Guadalajara). Fue con ellos hasta Meco (Madrid) y, en un descampado, entre las 20:42 y las 20:53, recibió entre 89 puñaladas. Sus perros no se inmutaron. ¿Conocían, por tanto, al asesino? Posiblemente, sí. Por eso, desde el primer momento, Sergio Sáez entró en las quinielas de sospechosos.
Sergio Sáez, sin embargo, tuvo coartada desde el principio por estar, teóricamente, jugando a la PlayStation en internet cuando se produjo el crimen. ¿De verdad? Al parecer, no del todo, según ha arrojado la investigación posteriormente. Durante los 10 minutos en los que se produjo el asesinato, la videoconsola permaneció sin actividad. De hecho, el juego al que supuestamente jugaba Sergio, el Rapala Pro Bass Fishing, de pesca, no permite jugar online.
Su otra compañera de piso, Celia, también fue investigada, pero se descartó que fuera la asesina: estaba en el gimnasio cuando se produjo el crimen. ¿Quién fue, entonces? La Guardia Civil apuntó, en un primer momento, a alguno de los 200 contactos de Tinder y Badoo con los que había hablado Miriam Vallejo. Sin embargo, pasado el tiempo, los descartó.
Nueve meses después, la Guardia Civil detuvo a Sergio Sáez. ¿Los motivos? Él no estaba jugando, como dijo, a la videoconsola, cuando se produjo el crimen y tenía, presuntamente, sus rifirrafes con su compañera de piso. De hecho, Miriam Vallejo, días antes, lo había visto liándose con otra chica. Es decir, lo pilló poniéndole los cuernos a su compañera Celia.
A partir de ahí queda por confirmar algo fundamental: dónde está el arma (o armas) del crimen. La Guardia Civil, al detener a Sergio Sáez, requisó un machete que tenía en su casa de Azuqueca de Henares (Guadalajara), donde vivía tras abandonar la casa y dejarlo con Celia. El resultado, sin embargo, dio negativo. También queda por confirmar, a su vez, que el ADN perteneciente a Sergio que encontraron en Miriam no esté ahí, simplemente, porque eran compañeros de piso. Algo que se persigue esclarecer con las nuevas pruebas admitidas por la jueza instructora del caso.
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