Murcia

Estefanía tiene la cara inflamada, los moratones recorren parte de su joven rostro y está sedada para mitigar los dolores que padece porque tiene la mandíbula rota por tres sitios. Este viernes será intervenida quirúrgicamente en el Hospital La Fe de Valencia de sus fracturas en el cuerpo mandibular derecho, en la zona media y en la rama ascendente izquierda. Apenas puede articular palabra y sufre cefaleas. A pesar de ello, esta agente de la Policía Nacional ha sacado fuerzas de flaqueza y una sonrisa para fotografiarse agradeciendo la colecta espontánea que han realizado sus compañeros para regalarle un libro, un peluche y unas flores.

En la instantánea a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, la agente emplea el peluche para taparse estratégicamente todo el lado derecho de su rostro, incluido el ojo, para que no trasciendan las graves secuelas que sufrió a manos de un 'gorrilla' que la apaleó en un calabozo del Complejo Policial de Zapadores. Estefanía ha enviado esa foto a sus compañeros, junto un mensaje transcrito por unos policías nacionales que la han visitado en el hospital para entregarle los regalos. El objetivo de esa comunicación es rebajar la preocupación que cunde en la plantilla tras la agresión a un funcionario en instalaciones del Ministerio del Interior.

"Buenos días. Me pide Estefanía que os dé las gracias a todos de su parte, por el extraordinario apoyo que le habéis mostrado tanto de forma personal e individual, como colectiva. Le hemos hecho entrega de un par de detalles comprados con las aportaciones y mañana le daremos otro tanto. Me pide que nadie se moleste si no contesta ahora a los WhatsApp recibidos, porque está un tanto desbordada por la situación. Además, me comenta que esperéis un poco para venir a verla porque a poco que habla le duele luego la cabeza y no quiere crear molestias en el hospital donde, por otro lado, se están portando de diez".

Este jueves, mientras Estefanía seguía hospitalizada, su agresor era conducido al Juzgado de Instrucción número 8 de Valencia para prestar declaración. El Grupo de Homicidios presentó a Abu S. en calidad de detenido por un delito de lesiones graves y atentado contra agente de la autoridad. Este ciudadano de la República de Guinea-Bisáu (octubre, 1985) se encuentra en situación irregular en el país y se gana unos euros a diario ejerciendo como 'gorilla' en varios puntos de la ciudad del Turia, como el parque público del Instituto Valenciano de Oncología.

Ciudad de la Justicia de Valencia E. E.

La paliza a la agente Estefanía, destinada en Seguridad Ciudadana, se produjo en la zona de calabozos del Complejo Policial de Zapadores donde Abu pasó la noche del martes después de ser detenido por una agresión a otro 'gorrilla'. El miércoles por la mañana, según fuentes policiales, este hombre, de 35 años y físico fibroso, "estaba insultando al resto de presos y dando voces todo el rato".

Abu estaba revolucionando la zona de calabozos, situada en la planta baja, donde a lo largo de un pasillo se distribuyen -a ambos lados- cámaras de seguridad y una quincena de celdas, con capacidad cada una para diez detenidos. Este punto de Zapadores está custodiado por un oficial y tres policías nacionales. Uno de ellos era Estefanía, 32 años, y una hoja de servicios impoluta. Esta agente se acercó a la celda para tratar de calmar al 'gorrilla' y fue apaleada sin más: "En el vídeo ella entra a la celda, el detenido está de pie, y le pega un puñetazo sin mediar palabra".

El 'gorrilla' a prisión

La secuencia que apenas dura quince segundos recoge una violencia desmedida: "Ella termina noqueada en el suelo y el detenido sigue dándole puñetazos en la cara, hasta que otro detenido que está dentro de la misma celda pide ayuda a un policía que entra a reducir al agresor". Esta fuente policial asegura que a tenor de las imágenes el ataque "es incomprensible" porque no hay un factor que lo desencadene.

"Después de agredir a la compañera no mostró, en ningún momento, signo alguno de arrepentimiento". Las grabaciones de las cámaras de seguridad de los calabozos que recogieron, segundo a segundo, el ataque a la agente de la Policía Nacional obran en poder del juzgado y al final ocurrió lo esperado: Abu abandonó la sede judicial para ingresar en prisión.

EL ESPAÑOL ha podido saber que este ciudadano que esta en situación irregular tenía activa una orden de expulsión del país, sin embargo, la tramitación del expediente ha sido papel mojado porque no se podía ejecutar. "Parece que no había forma de expulsarle porque no existen acuerdos de repatriación entre España y la República de Guinea-Bisáu", tal y como aseguran fuentes policiales.

En la práctica: Abu no existía para su país de origen y en España al parecer malvivía dando los mismos bandazos por las calles que los problemas que iba causando como aparcacoches. "En los últimos tres meses se han recibido quejas de él de conductores que decían haber sido insultados y amenazados por no darle propina".

Abu S. ha ingresado en prisión tras propinar una paliza a una policía. Cedida

Todo apunta a que Abu tenía un carácter violento, no solo por la presión que aparentemente ejercía como 'gorrilla' para ganarse unas monedas por ayudar a estacionar vehículos, sino porque en las últimas fechas también agredió a otro aparcacoches y discutió acaloradamente con un indigente. "Le constan varios antecedentes policiales por lesiones y atentado a agente de la autoridad". Esto supone que Estefanía no fue la primera funcionaria del Cuerpo Nacional que se las vio con este ciudadano.

Más efectivos en calabozos

"En un turno de patrulla de un 'zeta', una pareja de policías tuvo un revolcón con este 'gorilla' que venía dando problemas", subraya un agente a este diario.

La paliza que ha sufrido Estefanía ha puesto en pie de guerra a la Confederación Española de Policía, el Sindicato Profesional de Policía, Justicia Policial o el Sindicato Unificado de Policía. Todos ellos han solicitado que se refuerce el número de efectivos destinados en la zona de calabozos del Complejo Policial de Zapadores para que no se repitan más agresiones a funcionarios por parte de detenidos.

En ese punto del cuartel siempre hay destinados tres agentes y un oficial, pero los sindicatos han solicitado a la Jefatura Superior de Policía que se eleve de tres a cinco la cifra de efectivos. El principal argumento que justifica ese refuerzo es este dato: a la semana pasan por esas celdas, de media, 120 detenidos.

Complejo Policial de Zapadores de Valencia donde se produjo la brutal agresión a una funcionaria de CNP. Google Maps

En la diana de los sindicatos también se han vuelto a situar las eternas carencias y deficiencias de Zapadores: un antiguo cuartel militar que alberga la mayor cantidad de funcionarios de CNP de toda la Comunidad Valenciana y que presenta goteras, ventanas sin cristales, letrinas viejas...

"El Gobierno de España se comprometió a invertir 30 millones de euros, a finales de 2020, para ejecutar las obras de rehabilitación en tres años y el proyecto se ha parado por el coronavirus", se queja un sindicalista de CEP. "No hay fecha para que empiecen los trabajos".

Todos con Estefanía

Por encima de todas esas cuestiones de tipo laboral, tanto para sindicatos como para policías la gran preocupación es que Estefanía salga pronto del Hospital La Fe. "La compañera está bien dentro de la gravedad de las heridas, tiene la cara bastante mal, no puede hablar porque le duele, está con calmantes y no quiere entrar en detalles de lo sucedido: le está sobrepasando todo un poco", resume un agente. 

"Es una compañera muy bien valorada por toda la plantilla y en sus años de servicio todos sus informes son positivos". Estefanía no ha cumplido una década en el Cuerpo Nacional de Policía, pero esta treintañera ha dejado su impronta en las dos unidades por las que ha pasado. La primera fue la de la Caballería, donde era habitual verla patrullando la playa de la Malvarrosa o el entorno del río Turia, a lomos de un corcel.

Después pasó a Seguridad Ciudadana donde ha sufrido un violento ataque que por desgracia, ha vuelto a poner de manifiesto el riesgo que a diario corre cualquier policía nacional. Una profesión donde Estefanía siempre ha demostradado una de sus grandes cualidades: el valor. Algo que no le faltará para volver a enfudarse el uniforme cuando reciba el alta hospitalaria.

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