De esta historia, sólo el principio y el final están verdaderamente claros. Primer capítulo: 1911. Último: 2021. En ambas fechas se repite un hecho: la Biblioteca Pública de Ciudad Real recibe el mismo libro, una primera edición en español (1877) de El origen de las Especies de Charles Darwin, considerado pionero de la biología y la literatura científica. A principios del siglo XX fue una adquisición sin mayor repercusión, según recogen los inventarios. En la última, con motivo del pasado día del Libro y 110 años después, participó incluso la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, en uno de los actos “de más alto copete” que se recuerdan en la Biblioteca de la ciudad manchega: estaba Pilar Zamora, la alcaldesa de la ciudad, la consejera de Educación de la Junta…
El libro es una joya de fondo antiguo. Lo editó la Biblioteca Perojo y su traductor fue Enrique Godinez, que incluyó entre sus páginas la autorización del autor -que vivía cuando se tradujo al español- en forma de carta. Por esa documentación se ha sabido que Darwin hablaba español, uno de los puntos que da valor a esta preciada edición. El ejemplar habría desaparecido de su biblioteca durante la Guerra Civil. Durante este tiempo ha recorrido, al menos, los 200 kilómetros que separan Ciudad Real de Albacete, donde se localizó hace poco más de un mes.
Lo hizo el Seprona, el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil que se encarga de la protección del patrimonio histórico. Lo salvó de una subasta por internet. Había sido organizada por un anticuario de Albacete en una conocida web de coleccionismo. ¿Precio de salida? 2.600 euros. El anticuario hacía de mediador y facilitó el nombre del supuesto propietario, un particular: una señora de Albacete que entregó el libro en cuanto le fue requerido por los agentes del Seprona pero que no ha dejado claro cómo había llegado a sus manos.
Y ahí arranca lo oscuro de esta historia. La versión oficial que ha trascendido es que la señora se encontró el valioso libro “en una caja con libros de desecho al lado de un contenedor de basura en una calle cercana a la Biblioteca Pública de Albacete”. Algo que, según la mujer, sucedió sobre el año 2000. Pero, según ha podido saber el EL ESPAÑOL, no es la única versión que ha facilitado.
Anteriormente, la supuesta propietaria del libro había señalado más directamente a esta biblioteca, la de Albacete. Dijo que un familiar había trabajado en ella y el libro había sido descartado por la misma y sencillamente, se lo había llevado a su casa. Algo, nos explican desde esta Biblioteca, totalmente imposible por dos razones. No sólo por el valor de un libro de fondo antiguo, también porque lleva visible el sello de la Biblioteca de Ciudad Real. “Aunque esté hablando de hace más de 20 años, sabemos que nuestra biblioteca nunca se hubiera deshecho de ese libro y menos cuando lleva un sello de otra biblioteca”, explica el actual director, Juan Manuel de la Cruz.
Lo que también hizo la Biblioteca Pública de Albacete fue mirar qué tenían de Darwin. En sus estanterías de fondo antiguo está el mismo libro. En principio se habrían incluso comprado a la vez. “Idéntico pero con el sello de Albacete”, señalan.
La clave está en el sello
El sello es clave en la historia: indica a quién pertenece el libro. En este caso, a una biblioteca estatal y, por lo tanto, es de propiedad pública. En el caso de que el libro hubiera sido descartado por la biblioteca, como ocurre con obras en mal estado, por algún tipo de desactualización, por contar con muchos ejemplares del mismo, otro sello lo indicaría: expurgado. El de Darwin no lo lleva. En cualquier caso, los expurgados nunca se tiran. La Biblioteca de Albacete tiene una cesta en su entrada con este tipo de libros, por si alguien quiere llevárselo.
El origen de las especies de 1877 que se iba a subastar sí llevaba el sello de la Biblioteca de Ciudad Real en su portada -que no la cubierta-. De hecho, estaba bien visible. O por desconocimiento o porque estaba justo en esa portada, no se quitó para la puja. Y precisamente por la marca de tinta el director de la Biblioteca de Ciudad Real se enteró de la puja. La alarma llegó desde Alicante. “Avisaron al director del Archivo de Ciudad Real para decir que estaba vendiéndose ese libro en internet, porque habían visto el sello”, explica Javier Alonso, actual director de la Ciudad Real.
Pero, ¿qué precio podía haber alcanzado en el mercado de no haberse detectado? Aunque tiene un defecto, señalan los expertos, un libro de esta categoría es “un objeto arqueológico”, es un “activo refugio”. Esta semana, la misma web oferta otro ejemplar de la misma edición, en principio por 5.000 euros. El de Ciudad Real va a ser reparado. “Sólo está un poco rota la cubierta, y ya hemos pedido que se restaure”, explica Javier Alonso.
De la subasta en internet hace poco más de un mes. El director comprueba inmediatamente que se trata de un libro de su biblioteca, coteja que se le había perdido la pista en la Guerra Civil y avisa al Seprona. Tras personarse en el anticuario, los agentes logran el contacto de la mujer de Albacete que, aunque no pone pegas para devolverlo, cuenta la rocambolesca historia que apunta a la Biblioteca de Albacete.
Dadas las diferentes versiones de ésta, los agentes hablan con la biblioteca de la ciudad de la cuchillería. En esta sede, hace un par de meses una bibliotecaria había atendido una extraña llamada a la que, en aquel momento, no había dado importancia. “Llamó preguntando por el proceso que debía seguir para donarle a su hija un libro de la Biblioteca de Ciudad Real”, nos cuentan. Sin terminar de entender la pregunta en sí, la funcionaria le explicó a la señora que si lo necesitaba, la de Albacete podía encargarse de devolver el libro a Ciudad Real. “Lo hacemos en ocasiones”, explica su director, “cualquier libro que nos llega con sello de otra biblioteca, se remite a ésta inmediatamente”.
Así las cosas, y a pesar de las contradicciones, y de que la mujer habla de “una caja de libros” encontrada en la basura, no ha habido investigación al respecto. Y eso que en Ciudad Real siguen faltando libros. El ejemplar de Darwin ahora recuperado se compró junto con otros cuatro del mismo autor. Así consta en el catálogo. Junto a El origen de las especies se encontraba Seres vivos de la creación, El origen del hombre, Mi viaje alrededor del mundo y La expresión de las emociones.
No son los libros más antiguos de una biblioteca que se fundó en 1896 y que a lo largo de los años ha acumulado un catálogo de fondo antiguo que ronda los 7.000 ejemplares. Además de adquisiciones antiguas, como la de Darwin, la biblioteca se ha ido nutriendo de colecciones históricas como conventos y órdenes religiosas de la provincia, muchas provenientes de la desamortización. De hecho, su libro más antiguo es un tratado de Teología de 1475.
Y la biblioteca más grande de La Mancha, ¿no debería custodiar alguna primera edición del El Quijote? “Los Quijotes más importantes están en las grandes bibliotecas”, explica Javier Alonso. Y es que un Quijote antiguo no es precisamente lo que falta a la esta biblioteca: “Sigue faltando muchísimo, los catálogos antes no estaban informatizados”, recuerda.
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