La ITV –hablando sin tapujos– es un ‘marrón’ para la mayoría de los conductores. Ya saben, hay que pedir cita, pagar y cruzar los dedos. ¿Y si encuentran algún fallo? ¿Y si me toca pagar? En efecto, eso puede ocurrir –sobre todo, conforme el coche gana en antigüedad y en años–. De hecho, desde hace poco, para muchos vehículos, es más complicado pasar la Inspección Técnica. ¿Por qué? Por la introducción de una nueva prueba, la llamada OBD (On Board Diagnostic), que determina no aptos a 180.000 vehículos al año.
Esta nueva prueba no es, en realidad, algo desconocido para la mayoría de los conductores. Usted, probablemente, en alguna visita al taller, habrá visto al mecánico buscar un conector que se encuentra debajo del volante y que le dice cuáles son las partes de su vehículo que no se encuentran en buen estado o, dicho de otra manera, que hay que reparar o sustituir.
Pues bien, eso es precisamente lo que hacen cuando usted acude a pasar la ITV: enchufan una especie de iPad a su coche y detectan los fallos que tiene. Y, por consiguiente, si su vehículo es apto (o no), y si debe rascarse el bolsillo (o no).
¿Quiénes la pasan?
No todos los vehículos tienen la obligación de pasarla. Los coches que tienen que hacerlo son los de categoría M y N (entre los que están los turismos o las furgonetas) homologados para las emisiones Euro 5 y Euro 6, que corresponden a los matriculados a partir de 2011, y los camiones para la Euro VI (desde 2014).
La OBD determina, entre otras cosas, el nivel de contaminación de los turismos. Pero también otro tipo de fallos eléctricos del vehículo que le dicen fácilmente al operario de la ITV que ese coche no puede pasar la prueba.
El primer año que esta prueba estuvo en vigor -entró en 2018- dejó a 180.000 vehículos en la estacada -y más del 5% con un defecto grave. Según informa la Asociación Española de Entidades Colaboradoras de la Administración en la Inspección Técnica de Vehículos (AECA-ITV), el defecto más importante fue la existencia de códigos de error del sistema registrados en la memoria de la centralita del motor.
Multas
Tener la inspección técnica caducada puede conllevar una sanción económica de 200 o 500 euros, dependiendo de las circunstancias, entre las que se encuentran.
Circular con una ITV negativa: continuar circulando con un vehículo al cual se le han detectado defectos muy graves. Es decir, no puede abandonar la ITV por medio propio, será una grúa la encargada de transportarlo. Acarrea una sanción de 500 euros.
Circular con la ITV desfavorable: cuando un vehículo circula más allá del lugar de reparación permitido al haberse detectado errores graves. Conlleva una sanción de 200 euros y tiene un plazo de 2 meses para solucionar los defectos encontrados antes de volver a pasar la revisión.
Tener la ITV caducada: no tener la ITV pasada o tenerla caducada conlleva a una sanción de 200 euros, tanto si el vehículo circula como si se encuentra estacionado.
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