"Hacienda somos todos, ¿no?". Hasta con humor se han tomado en la Casa Real la noticia que esta mañana ha publicado, en exclusiva, EL ESPAÑOL. En ella se informa que la Agencia Tributaria ha notificado al Emérito, Juan Carlos I, el inicio de actuaciones de inspección para certificar el cumplimiento de sus obligaciones fiscales. Sin embargo, más allá del chascarrillo inicial, nadie en La Zarzuela se lo está tomando a broma.
"Estamos preocupados. Pero esperamos que el pago esté bien hecho y no haya ningún tipo de problema", confiesa a este diario una persona cercana al actual monarca, Felipe VI. "Lo que pasa con esto es que estamos viviendo un día de la marmota continuo. Seguimos saliendo en los periódicos por temas del pasado una y otra vez, de manera constante", añade.
El movimiento de la Agencia Estatal de Administración Tributaria supone ahora un salto cualitativo respecto a las comprobaciones que ya venía realizando Hacienda. El pasado mes de febrero, Juan Carlos I satisfizo una deuda tributaria de 4,4 millones de euros por las rentas derivadas del pago por la Fundación Zagatka de determinados gastos realizados entre junio de 2014 y 2018.
Tanto la Fiscalía como los inspectores de la Agencia Tributaria tratan de verificar si esa fundación, que pertenece a Álvaro de Orleans-Borbón -primo del monarca- es, en realidad, una pantalla que habría estado utilizando para desvincular de su figura el dinero que habría usado para financiar viajes por todo el mundo, muchos de ellos acompañado de su examante Corinna Larsen.
El nuevo golpe contra Juan Carlos I viene ahora en forma de procedimiento de inspección en el que le ha solicitado más información sobre los pagos costeados por Zagatka y otros datos como sus cuentas y las tarjetas que ha utilizado.
En medio de toda esta situación, el actual Rey vive con la espada de Damocles de su padre sobre su cabeza. O, mejor dicho, sobre su reinado. "Es duro trabajar así", comenta la fuente. "Hoy, los Reyes se han marchado a Oliva (Valencia) para hacer entrega del Premio Cervantes al poeta Francisco Brines y todo el mundo estaba hablando otra vez de Juan Carlos. Además, se habla de millones de euros, con la que está cayendo sobre la economía de éste país y sobre los hogares de muchos españoles, que vuelven a tener una imagen distorsionada de la Jefatura del Estado", añade con verdadera desesperación.
Temor a una declaración
Con este movimiento de la Agencia Tributaria se cumple la postura de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que hace una semana aseguró que, como cualquier otro contribuyente, se estaba comprobando si la regularización presentada por el emérito es "completa y veraz".
Por la Fundación Zagatka han pasado cientos de millones de euros. En 2018, aún controlaba activos por importe de 7,9 millones de euros. Entre sus principales fuentes de ingresos destacan cinco transferencias por un importe total de 6,5 millones. Aunque la entidad debería haber sido empleada para costear todo tipo de gastos del monarca, el destino más frecuente del dinero era su uso para el pago de vuelos privados.
Lo que en realidad teme La Zarzuela, en todo esto, es una llamada a declarar a Juan Carlos I por parte del Tribunal Supremo, decisión que se está dirimiendo en estos momentos. La imagen sería, sin ninguna duda, devastadora para la Monarquía al completo.
"Veremos si nos libramos. No podemos hacer nada. Si la justicia le llama, pues irá, y tendremos que aguantar el huracán mediático que ello supondría. Encima, lo peor de todo es que él lo está deseando porque necesita un motivo para volver a España como sea, así que llama al abogado y a los amigos todo el rato anunciando su deseo a los cuatro vientos. No soporta más en Abu Dabi. Quiere volver como sea y está volviendo loco a todo el mundo", comenta la misma fuente.
Fuera desde agosto
El pasado 3 de agosto de 2020 la Casa del Rey comunicó la voluntad de Juan Carlos I de abandonar España ante -y para eso había que leer entre líneas- el lastre que supone su figura para la imagen de su heredero, Felipe VI. Ante la especulación que se generó al respecto, dos semanas después la Casa Real anunciaba que se encontraba en Abu Dabi, capital de Emiratos Árabes Unidos.
Desde entonces, se ha sabido poco de él. La falta de transparencia respecto a una persona tan importante para la historia de España ha seguido alimentando todo tipo de conspiraciones e hipótesis sobre su probable regreso y, sobre todo, sobre su salud. El pasado mes de febrero, tras recibir una visita de las infantas, se empezó a difundir la idea de que se encontraba en estado grave.
Bastó ese rumor para que el Emérito hiciera todo lo posible por salir a la luz y mostrarse "como un oso", según sus propias palabras. Desde que se había marchado no había publicado una sola fotografía oficial y, entonces, se le vio comiendo con el príncipe heredero de Abu Dabi, Sheikh Mohammed. Sin embargo, la vida a cuerpo de rey que lleva, literalmente, no exime sus ganas de volver.
Ahora, sólo el Tribunal Supremo tiene la última palabra del destino de Juan Carlos I. "Aquí, su hijo seguirá trabajando con la esperanza de que los españoles sean capaces de separar el pasado del presente y que se den cuenta de que éste reinado y que ésta Corona poco o nada tienen que ver con lo anterior", espera la fuente.