“Esa gente se va a pasar la vida huyendo. Se tuvieron que ir de Valencia por un conflicto con otra familia gitana. Ahora se han marchado de Ciudad Real por un asesinato. Y de Mallorca también se acabarán largando, porque siempre hacen alguna. No llevan ni un mes y ya la están liando”.
Se lo cuentan a EL ESPAÑOL fuentes próximas al entorno de 'Los Cádiz', el clan gitano responsable del tiroteo acontecido el pasado 3 de mayo en el barrio del Pilar (Ciudad Real), muy cerca de la estación del AVE. Un suceso que acabó con el balance de un fallecido. Se trata de José Ramón Torres Fernández, un varón de 46 años que se metió en la reyerta con la intención de poner paz y acabó muerto a balazos.
Tras el crimen, al menos 6 de 'Los Cádiz' (también conocidos como 'Los Valencianos' porque proceden de esa comunidad autónoma) salieron de la península con dirección a Mallorca. Lo hacían para huir de las represalias de la familia perjudicada, a la que curiosamente les unen lazos de sangre. Tras esa primera huida, cerca de medio centenar de miembro del clan decidieron seguirles los pasos y establecerse en Mallorca.
Pero en el archipiélago ya han cometido sus primera fechorías. No llevan ni un mes y ya cuentan al menos 6 detenciones por delitos de robo, ocupación e intento de homicidio con atropello. Los Cádiz' la siguen liando y parecen estar condenados a huir eternamente.
El atropello
Ha llegado a Mallorca un clan gitano que está sembrando el pánico desde su llegada. Lo adelantó Última Hora. No llevan ni medio mes en la isla, pero ya han sido detenidos varios de sus miembros. Los motivos: delitos de robos, hurtos, ocupación ilegal de vivienda e intento de homicidio. La víctima, a la que intentaron matar atropellándolo con un coche, es el propietario de una de las fincas que ocuparon; un chalet con piscina donde se metieron por la fuerza en el municipio de Algaida.
También intentaron tropellar a un familiar que iba con el propietario. Ambos llegaron al chalet y sorprendieron dentro a varios miembros de este clan. Cuatro de ellos ya han sido arrestados por la Benemérita en la isla. Los acusados pasaron a disposición judicial el jueves en Instrucción 7 de Palma de Mallorca, pero enseguidan los soltaron: los cuatro quedaron en libertad con cargos.
Fuentes policiales confrimaron que entre los días 7 y 8 de este mes, unas 50 personas del clan de 'Los Cádiz' (ese es su apellido) viajaron desde Ciudad Real hasta Denia, en Alicante. Allí tomaron un ferry con destino al puerto de Palma. Una vez en la Isla, se dispersaron por los municipios de Alcúdia, Algaida, Palmanova y Playa de Palma. Los investigadores creen que la mayoría de ellos no tiene un alojamiento, por lo que temen que estén ocupando viviendas deshabitadas. No descartan que hayan recibido información de otros clanes asentados en Mallorca sobre posibles casas vacías.
Cuando los agentes les preguntaron a los 4 detenidos su procedencia y qué hacían en Mallorca, los detenidos respondieron que residían en Ciudad Real, pero que tuvieron que dejar la ciudad a toda prisa. Que tenían miedo a que los matasen. Que primero llegaron 6 a la isla, y que a los pocos días se incorporaron casi medio centenar de personas más, niños incluidos. Estaban, técnicamente, desterrados de Ciudad Real. ¿Cuál era el motivo de este destierro?
La gran pelea
El origen de este destierro tiene lugar hace exactamente 15 días. Una riña multitudinaria entre el clan de 'Los Cádiz' y el de 'Los Torres', dos familias residentes en los suburbios de Ciudad Real que están emparentados entre sí. La pelea, que se desarrolló en el barrio de la Esperanza, acabó con la muerte de José Ramón Torres Hernández.
A Ramón lo mataron cuando intentaba intervenir en una pelea para apaciguar. O eso cuentan sus vecinos. “Han matado a un hombre bueno, al infeliz del pueblo”, repetían sus vecinos tras el deceso, sin dar la cara por miedo a las posibles represalias de los pistoleros, Porque los causantes, 'Los Cádiz', son uno de los clanes más violentos que ha pasado por la ciudad manchega.
El crimen tuvo lugar el lunes 3 de mayo, en las inmediaciones de la estación de AVE de Ciudad Real. En torno a las 9 de la noche, dos clanes gitanos emparentados entre sí se enfrentaron en una multitudinaria reyerta en la calle Virgen de la Carrasca. La virulencia del suceso hizo que toda la hilera de taxistas que aparcan normalmente en la zona, a esperar a los viajeros del tren, salieran de allí a escape. Los vecinos se escondían en sus casas y llamaban a la policía.
José Ramón Fernández Torres, de 46 años, padre de 4 hijos (dos de ellos con discapacidad) y evangelista en la parroquia de San Juan Bautista, era conocido por su carácter afable. No se metía en peleas ni tenía delitos pendientes. No era camorrista y lo conocían por su labor evangelizadora en la iglesia. Era "una buena persona que no se merecía acabar así", contaban sus vecinos ese día. Él fue el único fallecido de la riña tumultuaria, por herida de bala.
Porque en la pelea, 'Los Cádiz' dispararon al menos 30 disparos con armas cortas y largas. Al menos una de las balas impactó en el tórax de José Ramón, provocándole la muerte. Hubo otro herido en la pelea, pero no fue por arma de fuego: se fracturó las piernas al caerse, intentando huir de los disparos. La única víctima mortal fue Ramón.
Cuentan en Lanzadigital que su familia dice que fueron a por él, que estaba tranquilo en su casa: "Han venido a matarlo, estaban preparados. Estaba sentado, se ha puesto en pie y le han matado". "No va a quedar ni uno, ni el perro", gritaba una mujer de la familia atacada. La Policía Nacional tomó la barriada para evitar nuevos enfrentamientos, calmar los ánimos y vigilar que nadie se acercara.
A Ramón lo mataron a sangre fría. Hay quien dice que fueron a por él, hay quien dice que fue víctima de los disparos cruzados, que él no tenía nada que ver y se encontró la muerte en ese instante. Sea como fuere, y en función de esa denominada 'ley gitana' por la que todavía se rigen algunas comunidades de esa etnia, la familia agraviada juró venganza. La familia culpable fue desterrada. Un suceso que también tiene origen en otra pelea, que tuvo lugar el pasado mes de abril.
Puñaladas en el juzgado
El tiroteo en los aledaños de la estación no es más que el último capitulo de un enfrentamiento que tuvo su culmen el pasado 31 de marzo, en la puerta de los juzgados de Ciudad Real. Allí se desató una tremenda pelea entre miembros de 'Los Torres' y de 'Los Cádiz'.
Estaba a punto de celebrarse un juicio entre las dos familias por amenazas. Pero los implicados no llegaron a la vista oral. En las inmediaciones del juzgado, en la Plaza del Trillo, se desataron las hostilidades. Corrían las 11 y media de la mañana cuando omiembros de ambos clanes. El origen fue unas amenazas cruzadas que tuviern lugar el día anterior.
Según cuenta la policía, hubo una disputa, unas palabras gruesas y amenazas. Al parecer, alguien sacó una pistola. Por estos hechos, hubo detenciones y un hombre fue llamado a declarar esa mañana. En el Juzgado se citaron unos y otros y de nuevo se produjo un enfrentamiento. Esta vez, según testigos, un vehículo embistió a otro, se bajaron y apuñalaron a un hombre.
La policía intervino rápidamente en aquella ocasión y evitó males mayores. Pero quedó el poso de hiel. En Ciudad Real sabían que dicho encontronazo no iba a acabar ahí. Y fue el 3 de mayo cuando 'Los Cádiz', que proceden del barrio de Eras del Cerrillo, llegaron al barrio de sus rivales y la emprendieron a tiros contra todo lo que se movía. La muerte de Ramón supuso para ellos el destierro inmediato.
Otro destierro
No es el primer destierro que tienen que vivir los agresores. Un nutrido clan procedente de las provincias de Valencia y Alicante, que llegó a Ciudad Real tras haber huido de la zona levantina. Otro conflicto con otro clan local hizo que tuvieran que huir a la carrera. Otra pelea con clanes rivales que también acabó con el destierro. Fuentes próximas al entorno de las familias cuentan que llegaron a Ciudad Real porque allí contaban con familiares que les podian ayudar a asentarse.
Tras el tiroteo, la policía intervino varias escopetas y pistolas. Los presuntos autores fueron detenidos. El resto del clan familiar salió de la península a la carrera, por turnos, para evitar las represalias rivales. Hombres, mujeres y niños. Primero fueron seis, que ya han dejado su sello particular en Mallorca. Fue, que se sepa, su segundo destierro. Ahora sólo queda saber cuánto van a tardar en liar otra que les obligue, una vez más, a huir.