Chis chas, chis chas. Son un centenar de tenedores restregándose contra platos vacíos. Rascando, arañando y, en definitiva, produciendo ese sonido tan desagradable y fácilmente reconocible. Están frente al Ministerio de Transición Ecológica, parados en la puerta y acordonados por la Policía Nacional. De repente, un grito, más cubiertos rozando, un pitido de coche. Bullicio en general en el centro de Madrid. “¿Molesta? Pues la misma dentera nos da a nosotros”.

Son las palabras de Joaquín, al frente de todos ellos. No lleva plato ni tenedor, pero sostiene una pancarta -‘Adiós a la huerta de Europa’- y está cansado. Regante desde hace más de 30 años, este domingo salió de Lorca (Murcia) con varios cientos de compañeros, 200 camiones y varios tractores. Este lunes está en el Ministerio, y se queja. 

“El Gobierno quiere reducir los niveles de agua que nos llega al Levante. Si lo consiguen, nos quedaremos sin agua para el abastecimiento, y bastante asfixiados estamos ya”, señala en conversación con EL ESPAÑOL a las puertas del Ministerio. “Llevamos meses diciendo que íbamos a venir, que queremos que se nos escuche, pero de repente hemos llegado y la ministra [Teresa Ribera] se ha ido a Toledo. Sólo queremos expresarnos en son de paz”, lamenta.

Piden más agua del trasvase Tajo-Segura porque sospechan que no les va a llegar para mantener sus cultivos

Este lunes, varios centenares de regantes y agricultores procedentes de Alicante, Almería y Murcia han viajado a Madrid para exigir que no se reduzca la llegada de agua procedente del trasvase Tajo-Segura al Levante español. La columna, motorizada con camiones, tractores y más de 2.000 vehículos, según la organización, que ha sido detenida a medio camino y no ha podido unirse a la cacerolada frente al ministerio, que durante horas ha contado con algo menos de 100 manifestantes.

Joaquín, frente a los manifestantes al principio de la protesta. E.E.

Los afectados por el recorte en el trasvase, insisten en recordar los presentes, serían más de 100.000 familias “que vivimos de esto” y, además, “muchísimos inmigrantes a los que el campo da trabajo. Si no hay agua no hay campo”, aclara Joaquín, que lleva más de 30 años trabajando como regante. No tiene claro su futuro si el plan sigue adelante. Por eso recupera el plato y el tenedor. Chis chas.

Una manifestante frente al Ministerio de Transición Ecológica. Juan Carlos Hidalgo EFE

Raúl: “Derecho a vivir”

A Raúl le pasa algo parecido. Natural de Talavera de la Reina (Toledo), acaba de cumplir 20 años en Murcia, los mismos que lleva trabajando en el comercio agrícola. Se mudó con su mujer, del mismo sector, a principios de siglo, y el recorte del trasvase le genera inquietud. “Tengo miedo de perder el trabajo y tener que volver a mudarme”, confiesa. Y da otro golpe de tenedor.

“Es tan sencillo como reivindicar el derecho a vivir”, señala a este diario, tras dejar los útiles y apoyarse en un camión, uno de los pocos que han dejado pasar. “Si llevan a cabo el recorte del trasvase no vamos a poder trabajar porque no va a haber agua para regar. Estos meses de pandemia, con toda la gente en sus casas, hemos estado produciendo para que a los españoles no les faltase comida: ahora quieren recortar el trasvase, que España no produzca comida y, en cambio, comprar esos mismos alimentos a otros países”.

Raúl, frente a uno de los camiones de la manifestación. E.E.

Si ya de por sí venía enfadado -por decirlo suavemente-, la catarsis de la manifestación ha terminado con él. Tras viajar durante la noche, se levantó a las seis de la mañana para organizar la marcha motorizada desde Ifema y, por otro lado, preparar la lectura del manifiesto a la ministra Ribera. La Policía detuvo a los vehículos antes de salir, y la ministra no estaba. “Así que volveremos. Que lo tengan claro”, advierte. Y otro chis chas.

El sindicato de regantes había solicitado autorización para una marcha con la participación de más de 1.000 turismos, cuatro tractores, una cosechadora de patatas y ocho camiones frigoríficos. Sin embargo, finalmente han acudido 200 camiones, autobuses y tractores, según datos de la delegación. “Y sólo han dejado circular a 15 por el centro”, complementa Raúl.

Antonio

“Lo único que queríamos era que nos escuchasen, que nos tuvieran en cuenta y nos dejasen explicarles la situación. Es nuestro futuro, y como mínimo esperábamos un gesto por su parte”. Las palabras son de Antonio, trabajador del embalse de riego en Librilla (Murcia) desde hace algo más de 8 años. “No hemos parado, hemos llegado aquí y nos hemos visto solos. No lo entiendo”, reflexiona emocionado.

Al dedicarse directamente al agua, los trabajadores como Antonio, comparte, serían los primeros en ‘caer’, pero no los únicos. Del trasvase, dice, dependen todos, desde el primero que trata el agua del Tajo hasta el que vende un producto en un supermercado: “Nosotros, nuestras familias, la primera línea, la segunda, todas las industrias periféricas, los transportes… son muchos trabajos perdidos”, lamenta. 

Antonio, en la manifestación. E.E.

De hecho, uno de esos trabajos perdidos no tan reconocibles es el de Manuel. Madrileño de 43 años, él no se ha desplazado desde Murcia para la protesta, sino que ha venido desde su casa a un par de kilómetros en la capital. Compagina el paro, más que frecuente este último año, con un curro de conserje por horas en una empresa de regantes. Es lo único que tiene en este momento, y también lo perderá. Llegó al Ministerio de los primeros.

“Y al final llevo mucho menos tiempo, pero lo siento como propio. Son nuestros trabajos, nuestras vidas. Da igual en qué sitio estés o cuál sea tu puesto: si la empresa tiene que cerrar, todos nos vamos a la calle estemos donde estemos”, comparte. “¿Por qué lo hacen?”, pregunta.

Hay quien dice que por el derroche.

—Ya, pero eso es mentira.

Raúl, la manifestación. E.E.

“Se dice mucho sobre todo en Castilla-La Mancha: que derrochamos el agua, que la invertimos en regar campos de golf y se la estamos robando, pero no”, empieza Antonio. Y complementa Raúl, manchego de nacimiento. “El agua está para los suministros del regadío y el uso particular, pero además les diría que vengan a Murcia, que vean cómo regamos por gotero, que cada gota es un tesoro. Por eso la defendemos tanto”. Chis chas.

Y por eso recuperan el plato vacío y el tenedor. Porque perder el trabajo y el futuro da dentera, como decía Joaquín. Llámale dentera, escalofrío, grima, tiricia o repelús, lo que sea. Lo que ellos van a sentir y no los que no les escuchan. “Por eso volveremos”, aunque sea para hacerlo al estilo Serrat, y decirle a Moncloa que ya está bien, que deje ya de joder con la pelota.

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