María, la madre del parricidio de Godella, negó este martes el asesinato de sus dos hijos. Acusó a Gabriel, su entonces pareja y padre de los menores, del crimen que conmocionó España en marzo de 2019 por tratarse de una bebé de seis meses y de un niño de tres años y medio. "Cuando me desperté estaban muertos. Mi hija Ixchel estaba muerta en el suelo de la terraza. El niño (Amiel) estaba en la piscina, en el borde de la piscina", aseguró la madre de las criaturas.
¿Y quién los había matado entonces? Le preguntó el fiscal. "Para mí los había matado la secta", aseguró María. La acusada, no obstante, subrayó que en las fechas de los hechos sufría "un brote agudo" de la esquizofrenia paranoide que tiene diagnosticada. ¿Lo sigue creyendo ahora? "Ahora yo creo que fue él, que lo tenía todo pensado porque nos íbamos de viaje y nadie habría sabido que estaríamos muertos", aseguró sin argumentar su tesis.
El testimonio de la joven era el más esperado del juicio, ya que la acusada no había declarado hasta la fecha. En su intervención, en la que respondió a las preguntas del fiscal y a las de su abogada, acusó a su expareja de haberle llevado a pensar que todo su entorno, tanto su familia, sus amigos como el colegio, formaban parte de una secta que quería matarlos.
"Él se autodenominaba Jesucristo reencarnado. Yo descubrí que Jesús tenía una pareja, y él me dijo que yo era María Magdalena, y que por eso nos atacaban por las noches. La idea de que éramos de una genética superior y que por eso querían muestras orgánicas nuestras, me la dio él, y yo me la creí", llegó a afirmar la acusada.
En la misma línea, Gabriel, también acusado, señaló a María como la culpable del doble asesinato. En su declaración, que tuvo lugar entre el lunes y este martes, negó haberlos matado y acusó del crimen a su expareja. "Me dijo: los he matado", aseguró.
La elipsis del crimen
La madre de los niños, por contra, negó haber participado en el crimen. En su relato realiza una gran elipsis entre la noche previa a su asesinato y la mañana en la que, según su versión, aparecieron muertos. La tarde previa regresó a casa "muy cansada" tras haber desaparecido durante horas por una discusión.
"A los niños los acostamos en la cama de matrimonio. Fumamos un porro. Estaba tremendamente agotada, llevaba noches sin dormir. Me acosté sola con los niños. Él se quedó en la cocina o en el comedor", expuso.
Lo siguiente que recuerda es que Gabriel la despertara. Era muy temprano, "el momento antes de que salga la luz del sol". Los niños no estaban en la cama, tan solo la "nerviosa" perra de la pareja, con la que tropezó y cayó. Se hizo un café y salió a fumar al exterior, y allí fue donde vio primero el cadáver de su hija y, después, el de su bebé junto a la piscina, según desglosó.
Pese a que insiste en no ser la autora material del crimen, reconoció haberlos enterrado. "Gabriel llevaba muchísimo tiempo diciéndome que nos iban a matar. Cuando vi eso dije: la secta los ha matado", sentenció. "No podía dejar a mis hijos así. Me fui no a enterrarla, pero sí a tirarle tierra por encima", agregó.
Incongruencias de ambos
El fiscal, con mucho más tacto hacia María por tratarse de una persona enferma, pudo en duda su testimonio. ¿Me quiere decir que, estando ustedes tres en la cama y con una perra nerviosa, el acusado se llevó primero a un niño y lo mató, y luego hizo lo mismo con el otro sin que usted se enterara de nada? "No sé cómo fue, si fue así no tengo ni idea", respondió ella.
El interrogatorio a Guillermo fue mucho más duro. El fiscal fue minucioso e incisivo al preguntarle por multitud de cartas manuscritas halladas en la casa okupada en la que residían, cuya autoría él negó. En ellas se alude a una posible reencarnación sustentada en la mitología maya, por la que ambos reconocieron su atracción este martes. La investigaron y practicaron rituales mayas durante una estancia de varios meses en México.
También incidió en las búsquedas en internet durante las horas previas al crimen desde el terminal de Guillermo. Hubo varias sobre la ascensión de María al cielo. "Estaría investigando sobre María Magdalena porque me gustan esos temas", reconoció, pese a que atribuyó las búsquedas a su pareja. Una de las páginas visitadas, sin embargo, correspondía a un artículo en francés, idioma que él domina por ser de origen belga.
¿Investigaba usted para lo que iban a hacer luego?, le preguntó el fiscal. "No, por supuesto que no", replicó. La abogada de María, en su interrogatorio, trató de resaltar la frialdad del joven y su poca empatía con los niños asesinados. Lo consiguió al preguntarle la fecha de nacimiento de ambos. Gabriel fue incapaz de precisarla con exactitud.