La Selectividad siempre está rodeada de polémica. Da igual el curso que sea, aquellos que se presentan a la EBAU saben que habrá algo que no guste. 17 pruebas distintas encima de la mesa. Una diferente por Comunidad Autónoma -1 por distrito universitario, mejor dicho-. Esto hace que se den fenómenos paradójicos como el que ayer contaba este periódico sobre Canarias. Los alumnos canarios son los mejores en esta prueba de manera recurrente, pero los peores en PISA. El fenómeno contrario ocurre con Galicia. Los gallegos lideran este segundo ránking, pero luego pinchan en hueso cuando llegan a la prueba preuniversitaria.
De 2009 a 2019, los gallegos han ido ascendiendo en el informe que mide las capacidades de los alumnos en España. De comenzar ocupando puestos de mitad de tabla o inferior, a culminar en el último con un liderato en ciencias y un quinto puesto en matemáticas.
En ciencias, los alumnos de Galicia se hicieron con el liderato de manera holgada en 2019. Obtuvieron una calificación de 510 puntos, muy por encima de sus más inmediatos perseguidores, Castilla y León (501) y Asturias (496). La media española está en 483 puntos, mientras que la OCDE se sitúa en 489 puntos.
Por la parte contraria, a pesar de quedar quinto en las capacidades matemáticas, los gallegos no se descolgaron en ningún momento de la cabeza. Navarra, Castilla y León, País Vasco y Cantabria le ganaron la partida, pero por muy poco. Los navarros lideraron con 503 puntos, Castilla y León le pisó los talones con 502 y cántabros y vascos igualaron a 499. Galicia obtuvo 498. Aquí, la media de la OCDE se situó en 489, mientras que la española cayó a 481, por lo que los resultados gallegos son muy positivos.
Estos datos contrastan con la prueba de selectividad de aquel año, el 2019, y que se toma como referencia. La última, ya con la Covid-19 encima, perjudicó a algunos alumnos muy brillantes que no tenían acceso a internet y empoderó a otros que tenían mejores accesos a las nuevas tecnologías, según un experto educativo consultado por este periódico.
La Selectividad de 2019 dejó en Galicia unos resultados que nada tenían que ver con lo que mostraba el informe PISA. Los gallegos, a pesar de que aprueban en masa Selectividad -como en todas las Comunidades-, están a la cola en el porcentaje de aprobados. En el curso 2018/2019, mejoro hasta alcanzar el 92,6% de aprobados. Por detrás de los gallegos sólo se podía encontrar a Asturias (92,03%) y a Baleares (91,4%).
Avalan estos datos, también, el número de sobresalientes. Sólo un 2% de los gallegos obtienen una calificación de sobresaliente en la fase general. Dentro de esta clasificación, sólo Comunidad de Valenciana y Baleares empeoran estos registros. El Levante peninsular cifra sus sobresalientes en un 1,3%, mientras que Baleares tiene un 1,1%.
Estas clasificaciones están extraídas de la web del Ministerio de Educación. Sin embargo, la duda resultante es la siguiente: ¿Cómo puede ocurrir que una Comunidad lidere el informe PISA y sea de las que menos aprobados y sobresalientes presente en Selectividad?
"Profunda demagogia"
El debate sobre esta paradoja gallega, así como sobre la paradoja canaria, no es nuevo. En este mismo periódico se podía leer que Soledad Monzón, exconsejera de Educación de Canarias, escribía en una tribuna publicada en el periódico Magisterio: “Estas comparaciones donde mezclan conceptos incomparables no son sino la muestra de una profunda demagogia y falta de respeto al alumnado de Canarias, que trabaja muy duro para preparar las pruebas, y, sobre todo, al profesorado que las coordina y evalúa”.
Por su parte, desde Galicia atañen a veces esta discordancia al hecho de que existen 17 pruebas de acceso a la selectividad diferentes. Y, claro, cada una de ellas atiene a los criterios estipulados por las Comunidades Autónomas -al distrito universitario-. Por ende, las gallegas son más difíciles que el resto.
Jesús Marrodán, presidente de la Unión Sindical de Inspectores de Educación (USIE), recuerda que esto no está bien estudiado. Es decir, no se sabe por qué se dan este tipo de situaciones. Sin embargo, la explicación podría ser bien sencilla: las pruebas son distintas y evalúan criterios diferentes.
También cree Marrodán que habría de estudiarse la movilidad entre unas comunidades y otras.
Qué duda cabe que, si un grupo de alumnos andaluces sacan mejores notas que un grupo de madrileños, podrían quitarles los primeros a los segundos las plazas en las universidades de su comunidad. Es decir, con 17 selectividades la movilidad podría ser un incentivo para potenciar la salida de los alumnos que así lo quisieran a otras Comunidades. De todas formas, estas hipótesis tienen que estudiarse y no hay nada que las confirme.
"Contextos distintos"
María Castro, catedrática de Métodos de investigación y diagnóstico en Educación en la Universidad Complutense de Madrid, cree que para estudiar esto habría que ver si los alumnos de alguna Comunidad Autónoma con un gran número de aprobados tienen más suspensos en el primer año de carrera. No obstante, recalca que es complicado saberlo.
Además, Castro es clara cuando habla de la paradoja gallega y, por ende, de la canaria: “Comparar el informe PISA y los sobresalientes o aprobados en Selectividad es hacerlo con contextos completamente distintos”.
“Cuando hablamos de PISA, tratamos un informe que no sirve para calificar estudiantes ni centros, sólo para medir el estado del sistema educativo, me da igual que sea Galicia o Francia. Como la prueba es la misma, las mediciones son comparables. Técnicamente hacen que todos los alumnos pasen por el mismo proceso, no sólo por el mismo examen”, comenta.
Por contra, cuando hablamos de selectividad, apunta que debemos tener claro que “las notas son contextuales. Lo que se le pide a un profesor es que ordene a los alumnos y el profesor da las notas por el contexto existente también”.
Esto, según la catedrática, no tiene nada que ver con que la dificultad sea mayor o menor en según qué condiciones o Comunidades Autónomas. “No es que la prueba gallega sea más difícil o más fácil, es que los gallegos entienden que ese es el criterio y los canarios entienden que es otro. Vamos que no son comparables”, zanja Castro.
La última polémica surgida con respecto el acceso a la universidad y su prueba es la permisividad con los alumnos suspensos. A raíz de la crisis de la Covid-19, se emitió el Real Decreto-ley 31/2020, de 29 de septiembre de 2020, por el que se adoptan medidas urgentes en el ámbito de la educación no universitaria. A través de él se permite a los alumnos de las Comunidades Autónomas que así lo decidan acudir con suspensos a hacer la prueba.
Castro, a este respecto, apunta que no podemos perder el “distrito único”. “La gente tiene que acceder en condiciones de equidad”, señala.
“La vía de acceso debe ser común. Si se va a optar por una vía en la que no va a contar la certificación, pues debería hacerse por otras vías”, comenta la experta educativa. “La EBAU es un sistema que lleva funcionando mucho tiempo y la criba la hacen los centros. Lo aprueban el 98% de los alumnos. Sirve para ordenar donde entran. Yo creo que los elementos deben tender a ser comunes porque eso simplifica el sistema educativo”.