Wafaa Shebbah nació el 24 de abril de 2000 en Argelia. Su madre, junto a sus dos hermanos, se trasladó más tarde a España, donde Wafaa tuvo una adolescencia complicada. El 17 de noviembre de 2019 fue asesinada por David ‘el Tuvi’, un hombre de 30 años, 11 mayor, en Carcaixent, Valencia. Estaba obsesionado con ella. No paraba de enviarle mensajes y de llamarla porque quería acostarse con ella, algo que Wafaa siempre le negó. Al final, la mató. En qué circunstancias, todavía es un misterio.
Su cuerpo apareció este jueves a 15 metros de profundidad, en el fondo de un pozo, sumergido en dos metros de lodo y agua. Fue el propio ‘el Tuvi’ quién se lo dijo al grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia y a la UCO, mientras registraban su finca en Carcaixent con perros en su presencia. "No sigáis mirando ahí. Yo os puedo llevar a un sitio", dijo a los agentes. El asesino se derrumbó ante la presencia de su madre, que fue quien abrió las puertas de la finca a la policía.
“Es una niña preciosa y con un carisma fuera de lo normal. Cuando camina por la calle, la gente se gira. No es solo por lo guapa que es, sino por el imán que tiene. Atrae todo lo que está cerca”, dijo en una entrevista al diario local Levante una amiga de la madre de Wafaa, Soraya.
El día de su desaparición, Wafaa estaba en casa de un hombre de 35 años con el que llevaba un tiempo viviendo. Le alquilaba un sofá. Según la Guardia Civil, Wafaa ejercía la prostitución a cambio de cocaína, apenas tenía amigas y se relacionaba con varios hombres de mediana edad. Supuestamente, eran sus clientes. Antes de dar con el presunto asesino, la policía se ha centrado en interrogar a todo este círculo. También a una amiga con la que viajó a Ibiza el mismo verano de 2019 durante una semana con dos de esos hombres, y también a Benidorm.
Según relató el hombre con el que vivía, a quien conoció por amigos comunes, ella salió para ir a casa de una amiga. Wafaa había dejado todas las cosas en aquella casa, incluido su perro. Pero nunca volvió. A las 16:00 de ese día, un hombre de 70 años que ejercía con ella el papel de un novio-protector, aunque no tenían relaciones, la llamó para preguntarle dónde estaba. Ella le respondió que estaba en Xàtiva y que tenía poca cobertura. Luego, no se supo nada más de ella.
La misma antena de repetición que captó la señal del móvil de Wafaa hizo captó la señal del teléfono de ‘el Tuvi’ en el mismo lugar y aquel mismo día. Días más tarde, la señal del móvil de Wafaa apareció de nuevo en un centro comercial de Carcaixent, donde alguien -supuestamente su asesino- borró imágenes de sus redes sociales.
Desaparecida
La lenta agonía de Soraya, su madre, ha llegado a su fin con el hallazgo del cadáver. El descubrimiento hace que se esfumen todas sus esperanzas de encontrarla viva, algo que mantuvo hasta el último momento. Según dijeron personas de su entorno a medios locales, pensaba que estaba secuestrada en algún lugar. Aunque tampoco rechazó que pudiese estar muerta.
La madre denunció la desaparición el 30 de noviembre, casi dos semanas después de que su hija se fuese sin dejar rastro. "Por favor, buscad a mi hija, todavía es joven, estoy destrozada, no sé qué voy a hacer, tengo dos hijos más", decía la madre, en un claro signo de desesperación.
Soraya pasó la cuarentena desolada junto a los otros dos hermanos de Wafaa, de 17 y de 13 años. Una amiga de Soraya describió a Levante que la alegría se había ido de esa casa. Señaló que, a pesar de la vida complicada de Wafaa, comían juntos muchas veces, algo que no se volvería a repetir. El día de su cumpleaños, el 24 de abril, solo una amiga de las pocas que tenía vino a dejarles una tarta para dar ánimos a la familia y recordarles que no se olvidaba de ella.
“Ella nunca se habría ido con un desconocido”, defendía Soraya. “Si la hubieran intentado meter a la fuerza en un coche, se habría defendido. Tiene mucho carácter. Una vez, a su hermano, el mediano, le pegaron unos chicos. No dijo nada, pero se fue ella sola, los buscó y se enfrentó a ellos”. Las hipótesis de Soraya se han derrumbado. Pero al menos, su dolor cuenta ahora con la verdad de lo que sucedió.
El presunto asesino de su hija está siendo investigado de forma paralela por otro crimen, la muerte de una prostituta rumana de 36 años en Xàtiva, cinco meses antes del día en que desapareció Wafaa. Encontraron restos de ADN en un calzoncillo encima del cadáver de la víctima.