Al pequeño José se le han acabado las carreras y las travesuras durante una temporada porque un aparatoso vendaje recorre su pierna derecha. "Me paso el día pensando en que alguien disparó a mi hijo desde un coche: todavía sigo asustada", admite Rosaura, con voz preocupada, en conversación con EL ESPAÑOL.
"Mi familia no tiene problemas con nadie: esto ha sido una gamberrada". A lo que habría que añadir que de muy mal gusto por las lesiones que ha sufrido José, de solo siete añitos. "Cada dos días le hacen curas porque los balines le hicieron dos agujeros en la espinilla y tiene chispazos en el pie". La Guardia Civil ha abierto una investigación para dar con los ocupantes de un turismo que este martes pasó a toda velocidad por la calle Carabanchel de Lo Pagán, y dispararon indiscriminadamente con un arma de aire comprimido contra Rosaura y su hijo cuando se encontraban en la vía pública con unos familiares.
El suceso causó una gran alarma social entre los residentes de esta pedanía perteneciente a San Pedro del Pinatar: una localidad de 23.981 habitantes, enclavada en el litoral murciano. "Ese martes iba a llevar a mi hijo a cenar a una hamburguesería y como llegué pronto, sobre las siete y media de la tarde, pues el local todavía estaba cerrado, así que me fui a casa de mi excuñada para hacer tiempo mientras abrían", relata Rosaura.
"Nos pusimos a hablar en la puerta de su casa". Rosaura charlaba animadamente con su excuñada, Piedad, mientras que en la acera estaban jugando José, de 7 años, junto a dos de sus primos: uno, de 6 años, y otro, un bebé, de año y medio, dentro de un carrito. "La calle Carabanchel es una zona tranquila de Lo Pagán y cerca está el Parque de Los Colores para los niños".
Estas dos mujeres jamás se podrían haber imaginado que, de repente, un individuo comenzaría a dispararles balines desde un coche. "Conducían un Fiat Punto, de color blanco", detalla Rosaura. "Cuando el coche pasó a nuestra altura, vi que el copiloto llevaba un bulto negro en la mano, lo sacó por la ventanilla y se lió a tiros".
Los primeros segundos fueron de total desconcierto y pánico tanto para Rosaura como para Piedad. "En cuanto escuchamos los disparos, cada una nos tiramos a proteger a nuestros hijos, pero José ya estaba chorreando sangre por toda la pierna: el niño no paraba de llorar porque le habían pegado un tiro, así que lo metí en casa de mi excuñada, le empecé a decir que no se preocupase que no era nada, llamé al 112 para pedir una ambulancia y para que viniera la Policía Local".
- Rosaura, ¿recuerda algo de los ocupantes del Fiat Punto?
- En el coche viajaban tres hombres, de entre 30 y 35 años. El copiloto era el que llevaba el arma, vestía una camiseta blanca y me pareció que iba hablando en marroquí. Nosotras estábamos en la puerta de la casa, al lado de la carretera, el copiloto sacó el arma y realizó, por lo menos, tres o cuatro disparos. No nos dio tiempo a reaccionar.
Una ambulancia se ocupó de llevar al pequeño José al Servicio de Urgencias del Hospital Los Arcos del Mar Menor para que personal sanitario evaluase el alcance de la herida de su pierna. "Yo iba histérica 'perdía' y el crío no paraba de llorar, de ver la sangre y de verme a mí", recuerda esta vecina de Lo Pagán, de 38 años. "Mi hijo estaba muy nervioso por el lío que se había montado en la calle, llegaron varios coches patrulla y a nosotros nos subieron corriendo a la ambulancia".
Minutos después, en la calle Carabanchel se personó el cabeza de familia, José, y comenzó a dar batidas por la pedanía para tratar de localizar el Fiat Punto desde el que dispararon a su pequeño. Este pintor profesional trató en vano de recabar alguna pista sobre la dirección que había tomado el turismo para huir de Lo Pagán. La Policía Local también peinó la zona sin dar con el coche sospechoso.
Sopesaron derivarlo a Murcia
"Cuando estábamos en el hospital mi hijo no paraba de preguntarme si le iban a cortar la pierna, me preguntaba eso porque escuchaba a los médicos decirme que si el niño no les dejaba extraerle los balines con las pinzas, se lo tendrían que llevar al Hospital Virgen de la Arrixaca en Murcia para sedarlo y abrirle la herida", detalla Rosaura con un nudo aún hoy en el estómago por el mal rato que pasó su niño.
El Instituto Armado ha abierto una investigación para dar caza a los tres ocupantes del Fiat Punto, color blanco, que supuestamente emplearon un arma de aire comprimido y que podrían ser ciudadanos de origen marroquí. "Fui al cuartel a presentar la denuncia y me enseñaron los balines con los que dispararon a mi José: la Guardia Civil me dijo que si llegan a darle con una bala, le revientan la pierna, se la traspasan".
- Rosaura, ¿qué pronóstico le han dado los médicos a su hijo?
- Tiene que llevar una venda desde el muslo hasta el pie, debe hacer reposo y tomar antibióticos para los dolores y para evitar infecciones en la herida. Tengo que controlarle que no le dé fiebre, si todo va bien, en siete días le quitaran el vendaje y gracias a Dios que no ha sido nada más porque solo le dio un disparo. De momento, José está bien, es un niño travieso, pero tiene momentos de pararse a pensar en lo que le ocurrió: espero que no le queden secuelas psicológicas. Yo, todavía estoy asustada. Me tiro las 24 horas pensando en aquella imagen: a mi hijo le pegaron un tiro en la pierna.
El pequeño se recupera en su casa de las heridas mientras Rosaura no para de recibir llamadas preguntándole por el estado de salud del pequeño. "Todo el mundo se ha interesado por José: en el colegio, en el barrio, los amigos, la familia...". Las muestras de cariño, sin embargo, no alivian la zozobra que siente esta madre por una supuesta gamberrada a la que no encuentra explicación: "Mi hija mayor, de 8 años, está atemorizada con lo que le ha pasado a su hermano y yo ahora estoy más encima de ellos por todo esto que ha ocurrido: aquel martes, en la calle, estábamos dos adultos y tres niños, nos podían haber dado a varios, pero le tocó a mi crío".