Los hermanos Antonio y María Josefa Díaz-Canel, frente a uno de los muebles fabricados en Cuba de sus antepasados. A la izquierda, su pariente lejano, el presidente comunista .

Los hermanos Antonio y María Josefa Díaz-Canel, frente a uno de los muebles fabricados en Cuba de sus antepasados. A la izquierda, su pariente lejano, el presidente comunista . RM

Reportajes

La familia asturiana del presidente cubano Díaz-Canel: “Cuba debería abrirse a la democracia”

El bisabuelo del líder comunista salió de Castropol e hizo una fortuna en La Habana. Sus primos lejanos confiaban en que rompería con la línea de los Castro. Están decepcionados.

18 julio, 2021 02:37
Castropol

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La chispa prendió la mecha de las protestas en Cuba contra el régimen comunista y Miguel Díaz-Canel, el presidente, respondió así de desafiante al grito de libertad: “La orden de combate está dada, a la calle los revolucionarios”. Eran sus palabras el pasado domingo en la televisión nacional. El dictador llamó a defender la Revolución “al precio que sea necesario”. Las fuerzas de choque castristas se movilizaron tras la voz de guerra de su líder y comenzó la represión: ya se contabilizan un muerto y decenas de detenidos.

En un ambiente bien diferente, al otro lado del Atlántico, en Castropol, Asturias, los parientes lejanos de Díaz-Canel contemplan decepcionados las escenas que llegan desde su amada Cuba: “Teníamos la esperanza de que con su llegada al poder cambiarían las cosas, que no seguiría la senda de los Castro, pero ya se ha visto que no”, dice María Josefa Díaz-Canel en su casa indiana de este pequeño pueblo de 3.470 habitantes que asoma a la Ría del Eo, la frontera natural entre Asturias y Galicia.

Allí es donde recibe a EL ESPAÑOL para relatar la historia de una saga familiar que, desde una casona asturiana, llegó a lo más alto del Partido Comunista Cubano (PCC). Ahora está en el disparadero ante el clamor de un pueblo cansado después de más de 60 años de dictadura.

Casona solariega de los Díaz-Canel en el campo, en Castropol, Asturias.

Casona solariega de los Díaz-Canel en el campo, en Castropol, Asturias. RM

En 2019, cuando Díaz-Canel fue nombrado presidente, María Josefa paseaba su apellido en una mezcla de orgullo y alegría. Llegó a escribir a su primo lejano para saludarle, aunque este nunca le contestó. El alcalde de Castropol de aquel momento extendió incluso una invitación para que los visitara, y que aquello pusiese al pueblo en el foco. La visita tampoco se produjo. Ahora, en medio de los acontecimientos que atraviesa la isla, las cosas han cambiado de forma radical.

“Somos muy ajenos a aquello, es una pena. Cuba debería abrirse a la democracia. No puede ser que la gente cene agua y azúcar, si es que tienen azúcar”, afirma Ovidio Vila, marido de María Josefa. La familia española del presidente cubano asegura que no tiene nada que ver con la ideología comunista del régimen isleño. “Nadie coincide con la ideología de él, al menos que lo sepamos”, prosigue Ovidio.

Él, al igual que los Díaz-Canel y la mayoría de castropolenses -en La Habana hay un Hogar de Castropol- y paisanos de la zona, vivió en Cuba. Lo hizo desde los tres a los 11 años, bajo el mandato de Fidel. “En España también había una dictadura, con Franco, pero no se puede comparar. Aquí teníamos qué comer, allá no. Han pasado 60 años y no ha cambiado nada, se ha quedado todo como estaba, e incluso ha ido a peor”, explica Ovidio.

Familia pudiente

A escasos 200 metros de Castropol, en un camino que lleva a campos y plantaciones, una robusta casa de piedra sobresale de las demás fincas. En el exterior tiene un hórreo -el granero característico de las propiedades rurales en esta parte de España- de gran tamaño. La estructura da cuenta de que la familia que lo mandó construir tenía más provisiones que el resto. Eso, siglos atrás, era símbolo de su bienestar económico. La casa la habitan María Juana Díaz Díaz y su marido Marcelo.

María Juana es nieta de Francisco Díaz-Canel. Su abuelo era hermano del abuelo del actual presidente de Cuba. Ella es su prima segunda. “Tenían varias vacas y algún campo. Eran una familia fuerte de ganaderos para aquella época”, relata María Juana desde la puerta de la casa familiar. Al ser preguntada por el árbol genealógico, balbucea. “Somos muchos”, dice. Lo que tiene claro es que se relacione su apellido con la dictadura cubana no le gusta. “Está mal aquello”, comenta.

El primero de la familia en llegar a esta casona fue Juan Díaz-Canel. Lo hizo procedente de As Barreiras. Se casó con Gertrudis Sayol y tuvieron cuatro hijos. Uno de ellos, Francisco, ya instalado en Castropol, tuvo nueve hijos más. De ellos, los cinco varones, Francisco, Ramón, José María, Jesús y Abelardo emigraron a Cuba entrada la segunda mitad del siglo XIX, cuando la isla todavía era colonia española.

Imagen de la fábrica de muebles La Perla en La Habana, fundada por los hermanos Díaz-Canel, entre ellos, el bisabuelo del actual presidente.

Imagen de la fábrica de muebles La Perla en La Habana, fundada por los hermanos Díaz-Canel, entre ellos, el bisabuelo del actual presidente. Cedida

Venían de una familia relativamente pudiente y no viajaron para buscarse la vida, si no para hacer fortuna. Lo consiguieron. Los hermanos se especializaron en la ebanistería y fundaron la fábrica de muebles La Perla. Estaba situada en el número 103 de la calle Galiano de La Habana. Ovidio, de hecho, explica a este periódico que podrían ser carpinteros ya en Castropol, donde existe una gran tradición.

“Eran muy manitas y se les daba bien”, comenta el marido de María Josefa. Según relata, los hermanos abrieron una segunda tienda de muebles en la capital cubana. De aquella fábrica, por ejemplo, son los muebles de más de 100 años que decoran el salón de María Josefa y Ovidio en su casa en el centro de Castropol.

Los hermanos Díaz-Canel regresaron con los bolsillos llenos al pueblo a principios del siglo XX. En el municipio todos pensaban que ya no quedaba nadie de la familia en Cuba hasta que, en 2012, el actual presidente Miguel Díaz-Canel fue nombrado Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros del régimen castrista.

Según relata Ovidio, quien más ha investigado la historia de la familia junto a María Josefa, uno de los cinco hermanos, Ramón, se quedó en La Habana al frente de la fábrica de muebles. También se hizo con la representación de la marca de pianos franceses Pleyel et Cie. en la isla, seis de los cuales llegaron en barco a Castropol. Uno de ellos, de hecho, cayó a la Ría mientras lo desembarcaban, aunque finalmente fue recuperado.

Así, la fortuna de Ramón siguió en aumento, vivía en una casa noble en La Habana y tenía una finca de plantaciones en la provincia de Villa Clara. Ramón tuvo varios hijos. Uno de ellos fue padre de Miguel, que trabajó como tornero mecánico y se casó con Aída Bermúdez, maestra. De aquel matrimonio nació el 20 de abril de 1960, en la finca “Díaz-Canel” en el municipio de Placetas (Villa Clara), otro Miguel, el actual presidente. Vino al mundo un año después del triunfo de la Revolución.

Francisco, uno de los hermanos del abuelo del presidente cubano, regresó a Castropol más tarde a la casona solariega de la familia donde hoy vive su nieta María Juana, cuyo "Canel" del apellido se lo quitó el padre para quedarse en Díaz. Los hermanos de su bisabuelo ya llevaban tiempo de vuelta en el pueblo y con el dinero que hicieron en Cuba mandaron construir la casa indiana en el centro en la que en la actualidad viven María Josefa y Ovidio.

Antonio Díaz-Canel, primo lejano del presidente de Cuba, en la entrada de su casa indiana en Castropol, construida por sus antepasados.

Antonio Díaz-Canel, primo lejano del presidente de Cuba, en la entrada de su casa indiana en Castropol, construida por sus antepasados. RM

Unas calles más arriba, en otra portentosa edificación indiana de la época en cuya reja de entrada se leen las iniciales “A” y “C”, por “Antonio Canel”, vive Antonio Díaz-Canel, otro de los parientes, hermano de María Josefa. Ramón, también hermano de Antonio y María Josefa, tiene igualmente una propiedad en el pueblo.

Primos en España

Ramón vive en la actualidad en Ferrol y Antonio hace lo propio en Madrid. Este último hizo carrera como ingeniero industrial y su hijo José María sigue ligado a Cuba. De hecho, se dedica a la exportación y venta de radares para aeropuertos y mantiene contacto con una de las hermanas del presidente comunista. Es el lazo más cercano que tiene esta rama de la familia con el actual mandatario.

Dos primos directos de Miguel Díaz-Canel residen en la actualidad en Santander y otros en Valencia, donde se dedican a la exportación de vino, con Cuba como uno de sus principales mercados. En Barcelona vive otro de los primos, Osvaldo, médico de profesión formado en la isla. Todos ellos son cubanos que, con los años, decidieron volver a la tierra de sus ancestros.

Su primo, el presidente Miguel, sin embargo, comenzó a militar en el Partido Comunista desde temprano. Se graduó en Ingeniería Civil en la Universidad Central de las Villas Marta Abreu en 1982. Posteriormente, hizo el servicio militar hasta 1985, año en el que comenzó a trabajar como profesor universitario y se inició como cuadro profesional de la Unión de Jóvenes Comunistas

Participó más tarde en una misión “internacionalista” en Nicaragua. En 1989 se hizo miembro del comité del PCC en Villa Clara. En 1991 entró en el Comité Central del Partido y, así, sucesivamente hasta que en 2009 se convirtió en ministro de Educación de Raúl Castro. Más tarde fue Vicepresidente de los Consejos de Estado de Ministros y, en 2019, sucesor de los hermanos como líder del régimen y del PCC.

Según explican los hermanos María Josefa, Ramón y Antonio a este periódico, el presidente cubano nunca ha visitado el pueblo, como sí lo hizo Fidel Castro con el municipio gallego de su padre, Láncara. El líder de la Revolución estuvo en Galicia en una ocasión en 1992 durante 48 horas en las que comió pulpo, jugó al dominó y expresó su orgullo por sus orígenes.

Francisco Díaz-Canel, hermano del abuelo del mandatario comunista, de regreso en Asturias con su familia frente a la casona familiar.

Francisco Díaz-Canel, hermano del abuelo del mandatario comunista, de regreso en Asturias con su familia frente a la casona familiar. Cedida

El 25 de septiembre de 2018, Díaz-Canel y el presidente español Pedro Sánchez se reunieron en la sede de Naciones Unidas en Nueva York. El cubano le dijo a Sánchez que tenía familia asturiana, de Castropol. Sánchez le respondió que encontraría a sus parientes y los traería con él en el que sería el primer viaje oficial de un presidente español en más de 30 años. La visita se produjo un mes más tarde, pero los parientes no viajaron con Sánchez ni se encontraron con el miembro más célebre de su familia.

La sintonía de aquel momento está ahora en suspensión, con un Sánchez que, por el momento, solo ha tenido ambiguas y evasivas declaraciones hacia el régimen que dirige su homólogo Díaz-Canel. El vecino lejano más ilustre de Castropol es solo eso, un vecino lejano que ya nada tiene que ver con la que un día fue la saga familiar más orgullosa del pueblo. Ellos tuvieron la esperanza de que su apellido fuese el inicio del cambio en la Cuba post-Castro. Sus aspiraciones quedaron totalmente defraudadas.