Rosa, una sevillana de 25 años, ha conseguido lo que muchos estudiantes de máster creían imposible: que se le devuelva su dinero. Como para tantos jóvenes, había sido un año duro y la pandemia no había hecho más que aumentar la incertidumbre laboral sobre el futuro. Por eso, cuando en mayo de 2020 se incorporó a un reconocido instituto madrileño de posgrado para cursar su Máster Internacional en Dirección y Recursos Humanos, lo vivió con mucha ilusión. Sin embargo, la experiencia acabó de forma prematura tras sentir que la habían engañado. Rosa puso el asunto en manos de sus abogados y, ahora, el Colegio Arbitral de la Junta de Andalucía ha resuelto que se le devuelvan los casi 1.000 euros pagados del coste total de 2.636 euros.
En aquel momento la decisión de abandonar su Sevilla natal parecía correcta: los responsables del máster le prometieron antes de empezar el curso una serie de condiciones esperanzadoras. Entre ellas: un material de trabajo actualizado, un profesorado concreto formado por titulares de despachos reconocidos, personas de relevancia en el sector... y, sobre todo, unas prácticas en Sevilla en empresas punteras del sector.
Pero en septiembre todo había cambiado. La gota que colmó el vaso fue descubrir que aquellas prácticas en Sevilla no existían. En cambio, la invitaban a buscarlas por su cuenta y que ya desde el máster firmarían el convenio. Fue entonces cuando Rosa decidió plantarse.
Comunicó a la dirección del máster su decisión de abandonar la formación unilateralmente. El procedimiento por parte de la empresa de posgrado fue tajante: se le reclamaron a Rosa los 1.654 euros que aún faltaban por pagar. Ante la negativa de ella, la pusieron sobre aviso de que tenían la intención de incluirla en un fichero de morosos a nivel estatal. En declaraciones a EL ESPAÑOL, Pablo Armijo Bidón, del bufete Bidón Abogados y representante legal de Rosa, cuenta que "es un procedimiento habitual, aunque a veces ni te avisan y directamente te meten en estas listas de solvencia".
El proceso judicial
Los planes de Rosa no pasaban por liquidar la deuda sino por todo lo contrario: reclamar la cantidad ya abonada en concepto de matrícula y distintas tasas. Al conservar aún su padrón y domicilio en Sevilla, tenía la posibilidad de iniciar el proceso allí y eso fue lo que hizo.
Pablo Armijo tomó la iniciativa y se adelantó con un procedimiento de arbitraje. Armijo explica que "el máster no cesaba con sus reclamaciones, por lo que optamos por esta vía que es mucho más rápida que la judicial y está totalmente regulada". La Dirección General de Consumo de Andalucía admitió a trámite la petición arbitral y ahora finalmente ha sido resuelta.
Fallo arbitral y dinero de vuelta
El Colegio de Arbitraje, en un acto online, dictó laudo arbitral y por unanimidad consideró que la documentación aportada por Rosa y sus abogados probaba que tenía razón. De esta manera, la resolución del contrato establece que Rosa no tendrá que pagar los 1.654 euros restantes y que el máster debe cesar de continuar reclamando y de incluirla en la lista de morosos.
Además, se le reconoce el derecho a recibir el reembolso de los 982 euros ya pagados. Por tanto, Pablo Armijo y Rosa celebran esta victoria sin tener que haber pasado por un juicio que podría haber llevado unos tres años.