La dura realidad de los mejores de la selectividad 10 años después: "No me planteo volver a España"
Consiguieron la mejor nota de la PAU en sus comunidades autónomas en 2011. ¿Cómo les ha ido desde entonces?
24 julio, 2021 01:19Noticias relacionadas
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Hace una década estos jóvenes fueron los más brillantes de su comunidad autónoma, los que obtuvieron la mejor calificación en la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) —denominada actualmente Evaluación para el Acceso a la Universidad (EvAU)—, conocida comúnmente como Selectividad.
Fue precisamente en estas semanas de julio de hace diez años cuando Gala Hernández, Anastasia Katherine, Ana Baltasar, Jaime Sevilla, Alejandro Villar, Julia Calvo y Jorge Guijarro coparon portadas y espacios en las televisiones regionales por haber sido la nota más alta de su región. En concreto de Murcia, Asturias, Extremadura, Castilla-La Mancha, Galicia, Aragón y Madrid, respectivamente.
Cuando algunos de ellos fueron entrevistados, aún dudaban sobre qué carrera elegir o dónde estudiarla. Mucho menos sabían dónde acabarían trabajando o si lo harían en España o en el extranjero. Sin embargo, ahora, dos lustros después, podemos resolver todas estas incógnitas. ¿Cómo les habrá ido? ¿Qué estudiaron? ¿Siguen haciéndolo? ¿Han encontrado trabajo? ¿Les ha servido de algo ser la mejor nota en la Selectividad?
La realidad de estos cerebros españoles es más cruda de lo que imaginan. No porque no hayan conseguido sus metas, sino porque la mayoría ha tenido que marcharse fuera del país para trabajar: Alemania, Inglaterra... Y más teniendo en cuenta que, como buenos estudiantes, prácticamente todos se han dedicado a la investigación. Estas son sus historias.
Anastasia: veterinaria
Anastasia Katherine Pickford fue la estudiante que obtuvo la mejor nota (9,95) en la PAU de Asturias en 2011. En aquel entonces, esta joven inglesa llevaba viviendo diez años en España, los últimos cinco en Llanes. Ahora ya son una veintena, aunque señala que cuando acabe su tesis el próximo diciembre lo más probable es que se marche a trabajar a Reino Unido.
Esta asturiana adoptiva siempre tuvo claro que estudiaría Veterinaria. Aunque hubo un momento en el que tuvo dudas: "Dude entre Medicina y Veterinaria, entre pacientes humanos o animales, pero pensé que con animales era mucho más divertido", dice, riendo, en conversación con EL ESPAÑOL. Con esa calificación, obviamente, no tuvo ningún problema. Hizo las maletas y se marchó a Madrid para estudiar la carrera en la Universidad Complutense. "Me gustó mucho, pero me di cuenta de que no quería trabajar en una clínica. Me gustaba más el laboratorio, así que me fui a Barcelona", cuenta Pickford.
Cinco años después, está terminando su tesis sobre la malaria en el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), que espera defender a finales de año. Se dedica a la epigenética. Según cuenta, ella estudia cómo funciona el parásito para que esos conocimientos puedan utilizarse en el futuro en la lucha contra la enfermedad. Sobre ello, de hecho, tiene varios artículos científicos publicados e incluso ha participado en otros periodísticos.
Cree que haber sido la mejor alumna de la PAU le ha ayudado en los años siguientes principalmente a tener una buena organización. "No he memorizado tanto, pero sí he tenido que manejar mucha información, escribir, hacer experimentos... El bachiller en este aspecto me ayudó mucho", sostiene. Por otro lado, diez años después, esta inglesa tiene claro que eligió la carrera adecuada. "La Veterinaria tiene muchas salidas: en lo público, en el sector de higiene de los alimentos, en el agrario... Me alegro de haberla escogido porque he tenido muchas opciones. Además, todo se consigue cuando uno se lo propone", afirma.
Sus planes, una vez acabe la tesis, será descansar un par de meses y comenzar a buscar trabajo. Probablemente lo hará en la industria farmacéutica. "Me gusta la investigación y me apetece hacer algo más aplicado. Como mi novio está en Inglaterra, seguramente busqué ahí. Ahora con el covid es más complicado. Es una pena porque en España se vive muy bien", concluye esta doctoranda.
Gala: cineasta
Aún habiendo logrado un 13,86 (sobre 14) de media en Selectividad y ser la mejor en la Región de Murcia, Gala Hernández no cambió ni un ápice sus planes iniciales. Quería dedicarse al mundo del cine. Sin hacer caso a recomendaciones o advertencias de que lo mejor, con su calificación, era dedicarse a las ciencias, esta murciana siguió su camino y estudió en la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña (ESCAC).
Cuenta que cuando hizo las pruebas de acceso, incluso los profesores le preguntaron qué hacía allí y le dijeron que se había equivocado de carrera. "Les tuve casi que convencer", cuenta, riendo, Gala Hernández a EL ESPAÑOL. Y ahora tal vez se arrepiente de haberlo hecho. "No me gustó mucho. A nivel teórico había bastantes lagunas, era un poco mediocre. A nivel práctico era mejor. De todos modos, ahora han mejorado bastante", confiesa.
Esa etapa de formación fue algo dolorosa para ella, cuenta. Incluso llegó a pensar que lo mejor habría sido estudiar Bellas Artes. Se equivocaba, pronto encontró su camino: la estética en el cine. Realizó un máster en Estudios de Cine y Audiovisuales contemporáneos en la Universidad Pompeu Fabra, y después otro, en 2016, en la Universidad París 8. Y allí sigue, después de que le ofrecieran un contrato doctoral, haciendo su tesis de estética en el cine y teoría de los medios. Aunque ahora habla con este periódico desde Berlín, donde está haciendo una estancia para terminar su doctorado.
"Me fui al extranjero y todo ha ido mejor. No sé si me quiero quedar en el ámbito académico, me gustaría ser un híbrido investigador-artista, combinar investigación y creación", señala.
— ¿Te planteas volver a España?
— Francamente, no. Cada año que pasa veo que me voy a tener que quedarme fuera para hacer mi vida. No voy a poder volver. Me encanta España, pero a nivel laboral, en mi campo, lo de ser artista e investigador, tiene muy pocas oportunidades. No es comparable con Francia.
Ana: neuróloga
Lo de ser número uno es casi algo habitual para Ana Baltasar Corral, de Cáceres (Extremadura). Fue la mejor nota de la PAU en su comunidad autónoma en 2011 y, seis años después, lo volvió a ser en el examen de Médico Interno Residente (MIR). A nivel nacional, quedó la 108. Una posición que le permitió sin problema acceder a la especialidad que quería: Neurología.
El pasado mayo comenzó su cuarto y último año de residencia en el Hospital Clínico San Carlos. ¿Planes de futuro? Esperar a que le salgan contratos en los hospitales. "El trabajo es bastante precario. Terminamos con 28 años, después de 10 de formación y no tenemos nada, contratos de 1.000 euros...", critica esta extremeña.
Lo que de ningún modo le gustaría abandonar es la investigación, en su caso, clínica; es decir, de recopilación de datos de pacientes. Y también en Neurociencia. "Siempre me ha gustado mucho esta área. No tenemos ni idea de cómo funcionan las cosas, sabemos que se mueven y poco más. La neurología clínica ha cambiado mucho en los últimos años. Cuando yo nací, los ictus eran los últimos pacientes que se observaban, no había nada con que tratarlos, ahora hay un montón de tratamientos nuevos...", explica esta médica.
Respecto a su método de estudio, cuenta, sigue siendo el mismo que cuando estudió la Selectividad. "Siempre he estudiado igual, en Bachillerato, en la carrera, en el MIR. La base es la constancia y el trabajo. De hecho, ahora cuando terminemos de hablar, me pondré a estudiar para una charla, es lo que hago cada tarde. Mi especialidad es estudiar y no me cuesta", sentencia.
Jaime: periodista
Seguir con la misma dinámica de estudio, en cambio, no es algo que haya hecho Jaime Sevilla. Principalmente porque eligió una carrera completamente distinta: Periodismo. Algo inusual con esa calificación, le decían sus allegados cuando supieron de su gran calificación. Lo que no sabían entonces, ni él tampoco, es que ese año había sido la nota más alta de Castilla-La Mancha.
Él se enteró el jueves, después de 10 años, cuando la Universidad de Castilla-La Mancha se puso en contacto con él para hacer el reportaje con este periódico. "Hasta ayer, no sabía que tuve la nota más alta de la PAU, nadie me lo dijo en su momento", cuenta, sorprendido. Nunca es tarde para recibir una buena noticia.
Lo que deja claro, en cualquier caso, es que la nota no lo es todo. "No significa que seamos los mejores, hay un gran componente de suerte y también de esfuerzo, claro", afirma. Sea como sea, su carrera profesional, pese a su corta edad, ha sido brillante. Tras estudiar Periodismo en la Universidad Carlos III, fue becario en Radio France Internationale , en la Agencia EFE y en Europa Press. En 2016, le contrataron en el diario.es. Y allí sigue, ahora como jefe del periódico el fin de semana, tras haber sido portadista y haber formado parte de la sección de Internacional.
Alejandro: físico
Tampoco cree que la nota sea un reflejo de la excelencia Alejandro Villar, quien fue el número de la PAU en Galicia en 2011. Un ejemplo, cuenta, son sus compañeros de la carrera de Física en la Universidad de Santiago de Compostela. "Cuando yo entré la nota de corte era baja y no tuve problemas; pero hubo otros que entraron más tarde, en septiembre, con notas bajas y ahora tienen una carrera profesional brillante o muy buenos empleos", explica este físico a EL ESPAÑOL.
Cuando terminó su grado, Alejandro se marchó a Cambridge con una beca gallega para estudiar un máster en Física Teórica. "Allí me fue muy bien, sentí que debía continuar con la carrera académica, pero fue un año tan intenso que necesité hacer un stop y cambiar de aires", relata. Y lo hizo en Barcelona, trabajando para una consultoría. Aunque no fue una buena experiencia: "Me parecía un mundo menos estimulante y las condiciones laborales, aunque cobraba más que en la universidad, no me motivaban".
Así que decidió volver a casa. Habló con algunos profesores de su universidad en Santiago de Compostela y consiguió un contrato predoctoral del Ministerio de Educación para realizar su tesis doctoral en Física Teórica en el Instituto Gallego de Física de Altas Energías. Después de presentarla, a finales de este verano, se marchará dos años a la Universidad de Bélgica para continuar su investigación, pero siempre con la esperanza de poder volver a Galicia. "Tengo mucho apego aquí y me gustaría contribuir en el futuro a la academia gallega".
Julia: internista
Julia Calvo, sin embargo, decidió irse a la Universidad de Cambridge para poder seguir investigando y, por el momento, no se plantea volver. Tras conseguir la mejor nota en Aragón, un 13,785, estudió Medicina en la Universidad de Zaragoza y después se marchó a Reino Unido. El idioma no era un problema, pues se había formado en el Colegio Británico de Aragón. "Siempre tuve claro que estudiaría Medicina; decidí irme fuera para tener más oportunidades en investigación. Estoy haciendo la especialidad de Medicina Interna en Cambridge y la verdad es que no podía haber tomado mejor decisión", concluye.
Jorge: matemático
La de Jorge Guijarro es también otra historia que se escribe fuera de nuestras fronteras. Fue la mejor nota de la Comunidad de Madrid en Selectividad, después de formarse en el Colegio SEK Ciudalcampo, y ahora vive y estudia en Stanford.
Curso el grado de Matemáticas en la Universidad Complutense de Madrid, hizo varios intercambios con la Universidad Sorbona de Pris y con la Universidad de Barcelona y se traslado a EEUU para cursar su doctorado, que acaba de terminar, sobre modelos matematicos, estadisticos y de inteligencia artificial en economia y finanzas. "La verdad es que mi doctorado ha sido muy intercisciplinar; Stanford ofrecer la oportunidad de hacer 'doctorados minors', que son muy poco comunes. Aproveché esa suerte para completar a la vez un doctorado en intersección de filosofía, literatura latinoamericana y arte contemporáneo".
Aún así, el madrileño no se ha cansado de estudiar, piensa seguir con ello. "Cuando termine de buscar trabajo en las proximas semanas me gustaria seguir estudiando otras cosas de las que se menos, especialmente antropologia y un poco mas de fisica".