Sebas trabajará como autónomo pese a la 'Ley Rider' y ganará menos: "El Gobierno no nos escucha"
Este 12 de agosto entró en vigor el citado texto legislativo, aprobado para evitar que haya falsos autónomos en el sector. La regulación no parece haber funcionado.
13 agosto, 2021 02:30Noticias relacionadas
Es 12 de agosto. Acaba de entrar en vigor en España la conocida como 'Ley Rider'. Es decir, desde este momento todas las empresas de reparto a domicilio están obligadas a tener contratados a sus repartidores. Sebas es uno de estos empleados. Hasta ayer trabajaba como autónomo para dos de estas plataformas –Uber Eats, Glovo, Deliveroo...–. Ahora ya no podrá hacerlo, pero no piensa cambiar su régimen a la rama general. No y no. Aunque pierda dinero. "Facturaré un 70% menos", apunta.
No es el único. Hay más riders como Sebas. Se oponen a este sistema. No creen que el Gobierno les esté protegiendo de ser empleados como falsos autónomos, sino todo lo contrario: piensan que les están perjudicando. Pero ¿por qué? ¿No se ha hecho la ley para ayudar al trabajador y que no se abuse de esta forma de empleabilidad?
Estos repartidores hablan de números. Todo se mide en tiempo y dinero, como la vida misma. Todo radica en el coste de oportunidad: qué ganas y qué pierdes cuando eliges una opción o la contraria. Explican por qué no quieren trabajar como asalariados para una empresa.
El primer argumento: les impide tener una relación laboral simultánea con el resto de plataformas, algo que hacen ahora como autónomos para conseguir un salario digno. Hasta el momento, algunos trabajadores estaban inscritos a la vez en Deliveroo, Glovo o Uber Eats, algo imposible a partir de ahora.
Sebas Honorato es uno de estos empleados. Presta sus servicios a varias empresas siendo autónomo, entre ellas se encuentran Uber Eats y Deliveroo. Pero no son las únicas, él partirá poco después de la entrevista concedida a EL ESPAÑOL a entregar un coche en Zaragoza. Muchos 'riders' son más que 'riders'.
"Trabajo para Uber desde 2019. Para Uber y para Deliveroo. Y actualmente trabajo para muchas plataformas. No sólo reparto comidas. Lo que hago hoy es entregar un coche de alquiler que llevo de Granada a Zaragoza. Yo facturo como chófer", declara en conversación telefónica con EL ESPAÑOL.
Además, estos 'riders' hablan del horario. Si son trabajadores por cuenta propia, tendrán que someterse a los designios de la empresa. Y esto, esgrimen las fuentes consultadas, es otro hándicap para hacerse asalariados. De hecho, ese es el motivo por el que Jordi, repartidor en Barcelona, no piensa dejar de ser autónomo. "Yo, en mi caso particular, he valorado la libertad de horarios".
"No voy a hacerme asalariado porque tengo mi trabajo aparte". Jordi tiene claro que no podría compatibilizar un trabajo como 'rider' con ningún otro si él no decide su calendario de trabajo.
Critica al Gobierno y a la cartera que dirige Yolanda Díaz. "La ministra –de Trabajo– y los sindicatos no han escuchado a la gente que está en la calle. Se han sentado con quien no debía y han querido legislar en base al comunismo. Esto es la matria, con palabras de ella", apunta Jordi. El catalán no está nada contento, no lo disimula: "Nosotros buscábamos más protección y libertad horario. Lo que han conseguido es quitarnos el trabajo".
La ley y la trampa
Las plataformas de reparto a domicilio han tomado distintas decisiones una vez entrada en vigor la mencionada ley. Para los que gusten de términos más jurídicos, el "Real Decreto-ley 9/2021, de 11 de mayo, por el que se modifica el texto refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores".
La intención de esta reforma aprobada por el Consejo de Ministros no es otra que acabar con repartidores que el Tribunal Supremo llegó a catalogar de falsos autónomos. Es decir, mejorar las condiciones laborales de un sector que pedía estas mejoras a gritos.
Sin embargo, el remedio no parece haber convencido a casi nadie y los problemas pueden venir en cascada.
Comencemos por las empresas. Deliveroo anunció ya su marcha de España, aunque aseguró que no tenía que ver con la ley. Uber Eats contratará a través de Empresas de Trabajo Temporal o flotas externas, según las asociaciones de riders. Por último, Glovo hará parte de su plantilla a 2.000 repartidores, pero mantendrá al 80% como autónomos (8.000 riders).
Estos dos últimos casos son una manera de sortear la ley, claro está. Ahora vendrá la guerra en los tribunales. Llevará tiempo, eso seguro, hasta que se defina qué cumple con la legalidad y qué la bordea.
Las plataformas, como no podía ser de otra manera, defienden sus intereses.
Por una parte esta Uber. "Todos los repartidores que trabajan con la app de UberEats están protegidos con contratos de trabajo y todos los beneficios laborales con flotas que colaboran con nuestra plataforma", aseguran.
Pero Uber Eats tiene otro problema. No sólo se las tendrán que ver con los sindicatos, también con los trabajadores por 'acatar' la ley. Las asociaciones de 'riders' aseguran que lo realizado por la plataforma es romper su vinculación con los trabajadores y ceder sus datos a terceros –han sido llamados para ser contratados–.
Glovo es la única empresa española involucrada en todo esto. La que ha decidido 'saltarse' de manera más descarada la nueva reforma. "Se quedan por orgullo nacional y en unos años ya veremos qué pasa, si entra un nuevo gobierno. Ellos van a encontrar el equilibrio en el modelo mixto y ya ha cambiado su aplicación", asegura Badr Eddine, presidente de la Asociación Autónoma de Riders, en conversación telefónica con EL ESPAÑOL.
Es decir, Glovo es la única que ha sorteado las barreras de la legislación dando de bruces al Supremo y al legislativo. ¿Cómo? Ahora ya no habrá que reservar horas para trabajar en la aplicación, se podrán rechazar pedidos sin que haya sanciones y el trabajador podrá decidir sobre el margen a cobrar. ¿Jaque mate o concesión al Supremo y al Gobierno? Patada hacia delante cuando menos.
Por último, está Deliveroo, que se marcha por el "futuro incierto" y el elevado coste que le suponía mantenerse en España, donde ya anteriormente no era rentable. Los británicos tampoco tenían mucho interés, aunque en Bolsa sí que cedieron terreno con el anuncio de su marcha.
No nos referimos a Just Eat, ya que esta empresa ya trabaja con repartidores asalariados. De hecho, recientemente se publicó que trabajan para llevar a cabo el primer convenio colectivo para riders.
Críticas a Yolanda Díaz
Todo esto se traduce de la siguiente manera, según las asociaciones de riders: "4.000 trabajadores dejarán de trabajar para Deliveroo, los trabajadores autónomos de Glovo no podrán trabajar para otras plataformas y los contratos que se firmarán ahora serán precarios con ETT y empresas externas".
"Es una ley chapuza", expone Badr Eddine. Sebas se queja: "A la ministra de trabajo se lo pusimos en pancartas, en canciones, en manifiestos políticos. El impacto social que iba a producir... No escucharon a nadie. Hicieron una ley y, ahora, a acarrear con las consecuencias".
Los cálculos los hacen los propios riders. Sebas, que trabaja en Granada, habla claro. Saca la calculadora.
"Es una cuestión de números. Yo puedo demostrar que en temporada muy baja tengo 1.000 euros a la quincena. Tengo una ‘buena’ calidad de vida y compatibilizando la vida laboral con la familiar. Pago IVA, IRPF… Me queda más que el sueldo mínimo. ¿Por qué de un plumazo por darle ‘protección’ me dices que voy a ganar 570 euros brutos con un contrato de 20 horas?".
La queja de este argentino es tan agria como clara. Habla largo y tendido de trabajo, salarios y familia. "Quiero que hagan leyes que me protejan, no que me minusvaloren. Un tema no creo que menor es el hecho de cuántas personas estamos en esta situación. Deliveroo toma la decisión de irse y 4.000 familias se quedan sin sueldo. Si se fuera Peugeot, arde España. Pero se van 4.000 empleados de una empresa internacional y no pasa nada. Y nadie mueve un dedo. Y toda la sangría de desempleados que quedarán con las otras plataformas. Estamos monopilizando indirectamente. A mí me han despedido indirectamente".
No se queda ahí, continúa su argumentación. "Uber Eats baja su cantidad de repartidores y los externaliza (ETT). Yo tenía perfil en Uber y ya no puedo facturarle más porque la flota a mí no me ha llamado. Resultado: me quedo sin parte de mi trabajo. Tengo trabajo en Deliveroo, hasta que se vaya... Al paso que voy, o trabajo para Glovo o me van cerrando la posibilidad de trabajar. Hicieron una ley para proteger a los trabajadores y dejan una sangría de desempleados".
Los riders reconocen, no obstante, que el mercado tal y como estaba antes había que regularlo. El problema, piensan, es que no se les ha escuchado a la hora de legislar. "Aquí todos trabajábamos para más de una plataforma. Qué pasa, que buscábamos unas tarifas más justas".
Según estos empleados, todo se ha hecho de una manera en la que han salido perdiendo todos. "Hay peores condiciones laborales y se va a perder el 80% de la plantilla", apunta Jordi.
El problema, según denuncian asociaciones consultadas por este periódico, es que los asalariados están poniendo sus propios vehículos para trabajar. Es decir, pasan a tener las desventajas de un autónomo y las de un asalariado. No podrán desgravarse gasolina, reparaciones o seguro del vehículo. No podrán elegir su horario de trabajo ni compatibilizar su actividad.
Sebas es claro en su mensaje, él quiere ser optimista y cree que el Gobierno acabará dando su brazo a torcer porque, recuerda, "España no es el primer país en legislar este trabajo y el resto ya fracasaron".
"Yo soy muy optimista. Lo pueden ver en mis redes sociales. Lo imposible lo vamos a intentar hacerlo posible. Para no producir un problema social, de magnitud mayúscula, tiene que haber alguna solución, se haya hecho la ley como se haya hecho. La conversación tiene un aspecto social muy serio. Va a haber muchas familias desempleadas. Sería muy cruel esto y debería entenderlo. Problemas económicos por poner una ley...", dice este argentino.
Cree que el propio Ejecutivo es consciente de ello. "A nivel interno, entre el mismo gobierno, todos sabemos las discrepancias entre Trabajo y Economía. Se lo dijeron, pero por una cuestión política de este Gobierno, pues tenían que darle la cuota de protagonismo a Podemos y tenían que sacarlo adelante. Era inviable. Parte del Gobierno es consciente de esto. Apelo a que el Gobierno no mire para otro lado".
Jordi no es tan optimista. A pesar de que las asociaciones de riders han presentado en el Congreso una serie de enmiendas a la ley junto a la oposición. Este catalán habla de incertidumbre. En realidad, su discurso es similar al de Sebas, aunque operen cada uno en una parte de España. "Matamos moscas a balazos y va a ser un desastre. Intervén, pero con luces", le dice al Gobierno.