Varios cientos de personas se han congregado en la tarde de este miércoles en la Puerta del Sol de Madrid para protestar contra las agresiones homófobas producidas en los últimos meses. En principio, la convocatoria estaba organizada para denunciar la última de ellas: un presunto ataque con el que ocho encapuchados grabaron, cuchillo en mano, la palabra "maricón" y una cruz invertida en la nalga de la víctima. Al final, todo era mentira.
Tampoco importó. Una de las organizadoras de la convocatoria, pancarta en mano, ha asegurado a EL ESPAÑOL que, si bien la manifestación tenía como primer motivo "la repulsa a la agresión homófoba del otro día", lo importante al final fue "dar la voz por todos los ataques homófobos, sin excepción". A pesar de la simulación de delito de Malasaña, las estadísticas de criminalidad publicadas del Ministerio del Interior indican que las agresiones homófobas han aumentado un 23% desde 2016.
"Esto de hoy en realidad es una acumulación de rabia que tenía que salir. Lo del domingo fue la gota que colmó el vaso... que al final parece que no era tan así, pero no cambia nada la realidad del colectivo. Pero esto nos ha hecho daño a todes", precisa. Al final, mintiera o no la falsa víctima, el suceso no ha logrado empañar la convocatoria de este miércoles, alcanzando las cerca de mil personas sobre las 22.00 horas de la noche.
Algunos carteles incluso hicieron referencia a este caso, con la proclama “que una mentira no calle tu verdad”. De todas formas, si hubo un nombre propio en la manifestación, ese fue el de Samuel Luiz, el joven de 24 años asesinado en A Coruña al grito de “maricón”. Así, los gritos en referencia al caso se sucedieron a lo largo de la noche, sobre todo “Samuel, hermano, nosotras no olvidamos”.
En paralelo claro propósito de defensa del colectivo LGTBI y repulsa a la transfobia y homofobia, la cita también se impregnó de un importante componente antifascista. “No son luchas separadas. No se puede ser maricón y apoyar a los fascistas”, resuelve la misma persona; al coro de “Santiago Abascal es un criminal”, “Abascal el que no bote” y “contra los nazis, mariconazos”.
Una falsa agresión
En un primer momento, la movilización estaba llamada a reprobar la presunta agresión del domingo en Malasaña como punta del iceberg de uno de los años con más homofobia explícita en los últimos tiempos. Al final, terminó por ser una expresión de repulsa colectiva contra todas las agresiones, en general, aunque los manifestantes reconocen que "que fuera mentira ha hecho mucho daño al colectivo".
La falsa víctima, de 20 años, denunció ante la Policía que había sido asaltado por ocho encapuchados en el portal de su casa la tarde del domingo que estos le habían insultado y le habían grabado en la nalga, a punta de cuchillo, la palabra "maricón" y una cruz invertida. Acto seguido, se esfumaron.
A pesar de las primeras pesquisas, ningún vecino oyó ni vio nada a pesar de que todo ocurrió presuntamente a plena luz del día. Tampoco la propietaria del comercio donde la presunta víctima había estado recordaba haberle visto, ni a él ni a sus asaltantes, ni las cámaras captaron ninguna anomalía o ningún grupo de encapuchados. Los agentes de la Brigada Provincial de Información de Madrid no sabían cómo verificar el testimonio.
Este miércoles, sin embargo, todo cambió en una segunda declaración “más pausada” de la víctima, que ha cambiado su versión: “Fue consentido, en casa de otra persona”, ha reconocido ante la Policía. Según esta nueva declaración, el joven mintió a los agentes para mantener a su "nueva pareja", quien le "arrastró" a comisaría el mismo día del suceso.