Es 28 de noviembre de 2019, Madrid. Varios miembros del Sindicato Español Universitario (SEU), vinculado a la Falange, irrumpen en los pasillos de la Universidad Complutense. Armados con rosarios, crucifijos y pasquines, alzan el brazo derecho y exclaman: “¡Viva Cristo Rey! ¡Fuera masones de la universidad!”. Tras cinco segundos de encarnizada embestida, arrojan al suelo un par de libelos que parecen rescatados de los sótanos de Fuerza Nueva y emprenden su -gloriosa- huida. Piensan que acaban de enfrentarse al mismísimo Diablo. Pero no.
En realidad, su adversario es un estudiante de doctorado de 25 años más desconcertado que asustado por la llegada de sus exorcistas particulares. Se llama Miguel Pastor, y hoy por hoy es el satanista oficial de España; o, por lo menos, el presidente de la única entidad que figura como tal en el Registro de Asociaciones: Satanistas de España, con 150 miembros. Pero estén tranquilos. No se santigüen todavía.
Si los vándalos del SEU se hubiesen parado a hablar con él antes de combatirlo con cruces y panfletos, todos se habrían dado cuenta de que Miguel es peculiar incluso para los estándares de su posición, que es la de representar al Maligno en España. No sacrifica bebés ni cabras, lo más parecido que tiene a un 666 es su número de móvil y sus reuniones tienen más pinta de performance y fiesta que de misa negra. Por no tener, no tiene ni fe en Satán.
“No hace falta creer en su existencia física para reivindicarlo”, explica en conversación con EL ESPAÑOL. “Yo, particularmente, lo concibo como un arquetipo que me inspira para convertirme en mi propio dios. Los satanistas entendemos que la deidad es la propia persona”, añade. No es que haya un consenso al respecto -el satanismo es heterogéneo por naturaleza-, y hay quien lo toma simplemente como un símbolo de rebeldía, resiliencia y libertad, como una energía o una personificación de algunos aspectos de la psique.
Así se explica su posicionamiento, también en la política, y no duda en apoyar el exorcismo del exobispo Novell, recientemente acusado de infestación demoniaca, por haber atentado contra los derechos del colectivo LGTBI. Los satanistas contemporáneos se preocupan por las causas sociales, se mojan para defender la libertad sexual y la igualdad religiosa, están en contra de los roles de género y reconocen que es difícil encontrar tendencias conservadoras en el movimiento, principalmente por ser más restrictivas y contrarias a lo que representa Satán. Además, muchos son veganos.
“Está muy trillado lo de los sacrificios de cabras y todo eso, pero precisamente queremos quitarnos de encima esos estereotipos, que son absurdos”, señala Pastor. “Estaba muy interesado en la historia de las religiones y, al releer la Biblia Satánica, como mucha gente, me di cuenta de que ya era satanista aunque no creyera en Satán como un ente físico”.
—Entonces no eres satanista, eres ateo.
—No es una cuestión de blanco o negro. Antes me identificaba como ateo, pero ahora me identifico como satanista no teísta... (pausa dramática) Aunque para un sacerdote seré probablemente un adorador encubierto del Diablo.
“Justicia poética”
No suelen correr demasiadas novedades en el mundo de lo luciferino, y es por ello que suelen estar atentos a cualquier hecho que les pueda relacionar con la actualidad. En los últimos días, si algo ha llamado la atención de la comunidad satánica ha sido la historia de Xavier Novell, el exobispo que, cansado de querer “curar” la homosexualidad de sus parroquianos, sorprendió con la refrescante noticia de que había colgado el hábito por amor a una escritora de -presuntas- novelas satánicas, Silvia Caballol.
Este peculiar drama de domingo ha revolucionado a una comunidad eclesiástica que -sin haber leído los libros ni conocer a la susodicha- sospecha que la decisión del obispo está dirigida por la mano del Maligno. No cuando compartía sus discursos de odio, sino ahora, cuando ha renunciado al celibato.
“No conozco a la autora ni sus libros, sólo he leído la sinopsis de uno de ellos, pero lo de que sea satanista me suena más a truco de márketing muy poco trillado”, confiesa. “Sus libros parecen una mezcla entre Dan Brown y Crepúsculo, que me da bastante pereza. En cuanto a él, tiene más pinta de enamorado que de poseído”, señala entre risas.
—El obispado de Solsona lo quiere exorcizar, por si acaso.
— (risas) Me parece muy bien. No defiendo los exorcismos, no creo en ellos, pero me parece de justicia poética todo este caso. Que un tipo que ha defendido las terapias de conversión, que ha dicho que podía curar la enfermedad de los homosexuales… que ahora la Iglesia le quiera curar a él de una supuesta posesión infernal... ha recibido su propia medicina. De todas formas, me parece importante recalcar que Novell ha sido coherente en su decisión de abandonar el obispado.
Quizá, al fin y al cabo, el obispo emérito si tenga algo de Satán, pero del mismo en el que cree -o no cree- Miguel Pastor, por aquello de liberarse y rebelarse contra tus propias cadenas. En lo que respecta a Silvia Caballol, nadie había oído hablar nunca de ella en los círculos del satanismo, mucho menos de su obra escrita.
“Solemos preferir a Nietzsche, que es una de nuestras principales influencias”, comenta, irónico, y sigue: “Vemos con buenos ojos la búsqueda del placer material, pero hay que tener cuidado con las adicciones, ya que suponen una pérdida de autocontrol y libertad”. Tiene pinta de que algo parecido, o todo lo contrario, es lo que le ha pasado al exobispo Novell.
Rituales, drogas y magia negra
Si hay algo en lo que el satanismo contemporáneo puede parecerse mínimamente a los cuentos para asustar a los niños es en que todavía realizan rituales de magia negra. Son muchas las protectoras de animales que, por ejemplo, no dan en adopción gatos negros por temor a que a un ocultista desbocado le dé por chatear con un demonio. Nuevamente, Pastor no tiene nada que ver con este tipo de prácticas.
La mayoría de satanistas no creen en la magia, o por lo menos no en la que se enseña en Hogwarts. El consenso general, si es que se puede decir que existe, es que la magia y el esoterismo se basan en la psicología, jugar con el subconsciente y sellar ideas en la cabeza del ritualista. ¿Practicar un Origen, como en la película de Cristopher Nolan? Pastor prefiere llamarle psicodrama.
—No es magia, es sugestión: alterar la conciencia de la persona, llegar a su subconsciente y mandarle un mensaje que se quede anclado en su cabeza. A veces alquilamos algún local para realizarlos en grupo, como en Samahin (Halloween), en la Noche de Walpurgis (30 de abril) o en algunos consideran solsticios, equinocios, eclipses, etc. En cualquier caso, ninguno es obligatorio y todos son diferentes..
—¿Tomáis drogas?
—No son habituales, pero sí. Hay veces que, dependiendo del caso, te pueden ayudar a disparar la imaginación o a reforzar la entrada a un estado de conciencia diferente. Lo mismo pasa con el espacio que escogemos o la simbología que utilizamos: depende de las necesidades del que se someta al ritual. Pero hay mucha leyenda negra y prejuicios.
En realidad, por muy esotérico que pueda parecer, los aquelarres ya no son lo que eran, o por lo menos lo que dicen las historias que eran. Muchas veces, la cita con el demonio tiene lugar en locales de copas donde lo más parecido a un sacrificio es beberse un chupito de absenta, siempre bajo la mirada vigilante de la comunidad religiosa.
“En redes sociales me han amenazado de muerte o intentado engañar varias veces. Una vez una mujer me pidió que hiciese un ritual de maldición para que se le pudriera la polla a su novio, que le había puesto los cuernos”, empieza. “Me bastaron dos minutos para darme cuenta de que era una catequista”.
¿Religión satánica?
El papa Juan Pablo II, en el último suspiro del siglo XX, aseguró que el Diablo estaba muerto y definitivamente derrotado. Ahora, más de 20 años después, parece que se equivocaba. En todo caso, parece que sólo estaba dormido. Y despertó.
De momento, España no incluye el satanismo en el registro de religiones, pero en países como Estados Unidos ya lo son desde 2019, el mismo año en que Pastor consiguió figurar en el Registro Nacional como “asociación de carácter religioso”. En el futuro, espera, su grupo podría llegar a ser considerado una entidad religiosa, como el Templo Satánico o la Iglesia de Satán en EEUU.
“Nos parecemos más a las religiones orientales, por aquello de que pertenecer a una corriente no te excluye de otras. En la asociación convivimos satanistas muy distintos, pero tenemos un objetivo y valores comunes”, resuelve. Si todo sigue como hasta ahora, ¿quién sabe? Tal vez en el futuro podrá marcarse una casilla en la declaración de la renta para contribuir a la palabra de Satán con tus impuestos. Tiempo al tiempo.