La Residencia Doral, con centros de atención a mayores y personas con discapacidad en Vigo y Mos, perdió el sábado a uno de sus pilares: María Lamas Tizón, una joven trabajadora social y musicoterapeuta de 30 años y sonrisa constante que falleció en un trágico accidente mientras viajaba en moto con su novio.
María, natural de Vigo, se había mudado recientemente con su pareja a la parroquia de Cedeira, en Ponteareas, desde donde se desplazaba cada día hasta la residencia en la que empezó a trabajar en 2008 y a la que dedicó toda su vida laboral.
"Era una chica muy alegre, activa e implicada: llevaba toda la vida con nosotros y siempre hacía más fáciles los momentos difíciles", explica a EL ESPAÑOL el director del centro, Manuel Añón, quien todavía no ha asimilado la noticia.
Y es que Añón todavía recuerda cómo María se despidió de los usuarios hasta el lunes después de haber terminado el turno de tarde del viernes. "Nos cuesta mucho asimilarlo, al principio no podíamos creerlo", prosigue.
María Lamas, que atesoraba más de 10 años de experiencia en la residencia, siempre había estado muy comprometida con su trabajo: durante toda su etapa en Doral siguió formándose, participando en cursos de mediación, resolución de conflictos o atención de mujeres víctimas de violencia machista.
Sin embargo, la gran pasión que logró trasladar a Doral fue la música: estudió un máster en Musicoterapia aprovechando que había ido durante años al conservatorio para formarse como pianista.
"Empezó como trabajadora social, pero en los últimos años lo había ido compaginando también con sesiones de musicoterapia tanto para personas mayores como para los usuarios con discapacidad", detalla Añón.
Precisamente a estos últimos, con edades comprendidas entre los 16 y los 60 años, la comunicación de la muerte de María ha sido "especialmente dura".
Y es que en entornos como el de las residencias "las ausencias se notan más", ya que los trabajadores son "una piña" en la que "el buen ambiente, el compañerismo y el trabajo en equipo" son fundamentales, y es precisamente donde más se notará el vacío.
"Nos ha dejado huella: la vamos a tener siempre presente y la recordaremos con la sonrisa que siempre tenía para todo el mundo", concluye emocionado Añón.
El accidente
María perdió la vida tras una siniestro que tuvo lugar el pasado sábado a las 17.30 horas, cuando viajaba de paquete en la Yamaha que conducía su novio por la N-120. A su paso por la parroquia de Areas, en Ponteareas, un Fiat Stilo invadió su carril.
La colisión fue inevitable: el coche golpeó a la motocicleta y María salió despedida. Un total de siete sanitarios intentaron reanimarla sin éxito durante más de 20 minutos. Su novio resultó herido grave, mientras que el conductor del coche y el copiloto tan solo sufrieron contusiones de carácter leve.
Todo sucedió en un conocido punto negro de las carreteras del sur de Pontevedra: el punto kilométrico 646,9 de la N-120. Todavía falta por determinar cuál fue la causa del siniestro, si un adelantamiento o un giro para acceder a un establecimiento.