Hubo un tiempo donde se celebraban enlaces en la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen de Santo Ángel sin importar la disparidad de cultos entre los contrayentes. También daba igual si estaban bautizados o no. Don Fernando supuestamente se saltaba a la torera los dictados de la Iglesia Católica y de la Ley de Extranjería porque tampoco le importaba si el novio o la novia eran inmigrantes sin permiso de residencia en el país. De hecho, este cura expidió presuntas notificaciones de matrimonios canónicos entre nigerianos -que suelen profesar el Islam- y gitanas -cuyo culto más extendido es el Evangelismo-.
La finalidad de tales enlaces, sin celebrar ceremonia religiosa, ni lanzar arroz a los novios, consistía en que el párroco don Fernando supuestamente confeccionaba notificaciones de matrimonios que entregaba a los interesados para que los presentasen en el Registro Civil de Murcia. De forma que conseguían el libro de familia y los ciudadanos nigerianos solicitaban el permiso de residencia por casarse con una española. "Se notó enseguida que venían africanos por la iglesia porque el pueblo es pequeño y con poca inmigración", relata desde el anonimato un antiguo cofrade de Santo Ángel: una pedanía murciana de 6.300 habitantes.
"Los negros y las gitanas que se veían por el pueblo venían de fuera, al final todo se sabe y ahí se manejaba bastante dinero: 2.000, 3.000 y 4.000 euros por boda". No habla en vano este cofrade, a la sazón, amigo de don Fernando, ya que el asunto trascendió a la Policía Nacional y el religioso será juzgado este miércoles en la Audiencia Provincial.
En el banquillo de los acusados se enfrentará a una petición de la Fiscalía de 5 años de cárcel y multa de 22 meses, con cuota diaria de 6 euros, por un delito de falsificación de documento oficial. También deberá responder por un delito continuado contra los derechos de los ciudadanos extranjeros, por el que le piden una multa de 12 meses, a razón de 6 euros al día. La vista oral del padre Fernando provocará un terremoto en la Diócesis: un cura de derechas, conservador y de corte clerical será juzgado por un asunto de inmigración clandestina.
EL ESPAÑOL localizó este lunes al cura procesado al que el Obispado no ha apartado del rebaño: sigue en activo, en la Iglesia de Nuestra Señora de Gracia. En la práctica, don Fernando, lejos de estar retirado de la vida pastoral a la espera de que se resuelva su imputación, ejerce de coadjutor, junto al vicario episcopal, en el templo más importante de Cartagena porque de allí salen todas las procesiones de la Semana Santa que está declarada de Interés Turístico Internacional.
- Don Fernando: ¿Cómo encara el juicio donde el fiscal pide para usted 5 años de cárcel por oficiar supuestos matrimonios falsos para legalizar inmigrantes?
- Estoy muy tranquilo. No voy a hacer ninguna declaración.
El páter conduce un Audi
Don Fernando llegó en 2001 a la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen de Santo Ángel tras pasar por el Puerto de Mazarrón. En la pedanía nadie le olvida porque era un cura distinto: usaba un móvil de última generación; conducía un Audi A-3; a veces vestía con 'look' casual, con unos pantalones cortos con la bandera de Estados Unidos, se dejaba ver por los bares, y como la casa parroquial estaba deteriorada se alquiló un pisito cerca de la céntrica Plaza del Charco para convivir con su madre. Otro dato que no olvidan los vecinos era su costumbre de abrirse cuentas en los negocios.
"Cuando venía decía: 'es para la iglesia, apúntate eso en mi cuenta'", tal y como confirma el dueño de un estanco. En unas ocasiones, pedía fiadas unas cajetillas de tabaco rubio, y en otras, material para la catequesis de los niños y los cursos de confirmación. A veces, el páter también enviaba a algún feligrés de 'recaero' a pedir más a cuenta. El caso es que la púa empezó a engordar: "Al principio pagaba todos los meses, pero luego me dejó a deber 400 euros en tabaco y material de librería".
La historia se repite en una librería próxima al estanco: "El comentario generalizado por el pueblo es que dejó varias 'púas' en negocios". En el caso de esta librera, la deuda fue creciendo a base de fotocopias: "Eran cinco céntimos por copia y me llegó a deber 60 euros, yo cobré porque me enteré de que cambiaba de parroquia y fui a reclamarle el dinero".
Otro comerciante de la avenida Juan Carlos I resume así el perfil del religioso: "Para ser cura era un poco folklórico, le gustaba salir a comer y cenar bien". También solía dejarse ver por el Casino, a la hora del café, para tomar un manchado acompañado de una copa de ponche. A don Fernando no le frenaban ni sus problemas de azúcar ni el sobrepeso.
Pagos de hasta 7.000 euros
Tanta vida social hizo que supuestamente conoció a Osaratin (Argelia, 1975) y a Godfrey (Sierra Leona, 1975). Y ahí comenzó esta trama de regularización ilegal de inmigrantes con la Iglesia de por medio. La Fiscalía sostiene en su escrito de calificación provisional, que estos dos ciudadanos extranjeros "actuaban de intermediarios" para contactar con hombres y mujeres, afincados en Murcia y Alicante, dispuestos a simular un matrimonio de conveniencia con 'sin papeles', a cambio de recibir una suma de dinero por entregar su DNI -entre otros documentos-.
En cada enlace que ayudaba a los ciudadanos nigerianos a solicitar el permiso de residencia en España, se movían de 300 a 7.000 euros. Cuando Osaratin y Godfrey tenían la documentación se la enviaban al párroco para que confeccionara las notificaciones de matrimonio canónico estampando su firma y el sello de la parroquia, tal y como expone la Fiscalía, "soslayando el cumplimiento de los requisitos necesarios para la celebración de los matrimonios, dado que no exigía la dispensa necesaria para salvar la disparidad de culto, en el caso de la celebración de enlaces entre bautizados y no bautizados (...)".
Un detalle clave que puso al cura en la diana de la Brigada de Extranjería y Fronteras fue la tramitación de estos enlaces, según apunta una fuente policial: "En una serie de matrimonios en el Registro Civil, solo figuraba la notificación de matrimonio canónico, pero no se acompañaba con el expediente matrimonial correspondiente". Las alarmas saltaron en la Policía Nacional al detectar un patrón común en esa incidencia: "Todos los casos provenían de la misma iglesia y de matrimonios entre nigerianos y españoles".
Domicilios inexistentes
Cuando los investigadores tiraron del hilo comprobaron que algunos domicilios de los contrayentes eran inexistentes. Valga como botón de muestra la dirección de una de las prometidas, afincada en el 250 de la avenida Juan Carlos I de Santo Ángel, a pesar de que el callejero de la pedanía no llega a ese número. Otro asunto llamativo: alguna de las novias tenía antecedentes penales.
Más cosas raras: la pareja se conocía en Santo Ángel y luego la tarjeta familiar se solicitaba en Málaga, empadronamientos en Santa Cruz de Tenerife, se comprobaba que no había una convivencia real en el matrimonio porque una de las partes residía en Granada...
"Algunas novias eran gitanas que venían desde Andalucía", asegura el antiguo cofrade y amigo del cura. En los aledaños de la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, los feligreses están divididos en la víspera del juicio. "Al párroco la gustaba mucho el 'dinerico': cobraba de 700 a 800 euros por boda", afirma una vecina, mientras Ana María, voluntaria de Cáritas, niega la mayor: "¡Todo es mentira!"
Esta mujer zanja su alegato de defensa con un dato: "Don Fernando fundó Cáritas en 2010 para ayudar a los afecatados por la crisis inmobiliaria, le gustaba el dinero, pero la entraba por una mano y le salía por otra. No se puede decir nada malo de él porque transmitía la fe en cada homilía. ¡Rezo por él para el juicio porque están crucificando a un cura!"
El párroco permaneció en Santo Ángel hasta septiembre de 2012 cuando la Diócesis lo trasladó a Moratalla, sin embargo, ya era tarde porque la Brigada de Extranjería y Fronteras había abierto una investigación para esclarecer la legalidad de la notificaciones de matrimonios canónicos firmadas por don Fernando.
Caña a 'ZP' desde el púlpito
Durante el periplo del páter Fernando en esta localidad de la Comarca del Noroeste tampoco dejó de hacerse notar entre los vecinos, pero esta vez, a cuenta de sus comentarios de derechas cuando se subía el púlpito y cuando escribía en redes sociales.
"Criticaba mucho al PSOE", recuerda un político en activo en la Corporación del Ayuntamiento de Moratalla. "Era un cura que no se dedicaba solo a asuntos religiosos, era de buen vivir y no daba puntada sin hilo: en redes sociales era muy político y opinaba de temas municipales". También era un futbolero empedernido porque cuando el equipo de sus amores, el FC Barcelona, se imponía a su eterno rival, el Real Madrid, el bueno de don Fernando no se cortaba un pelo en mofarse de la afición merengue.
"Era peculiar en su forma de llevar la iglesia, con Cáritas siempre se implicó mucho, pero no aceptaba donativos de la Mancomunidad de Servicios Sociales porque el dinero público se tiene que justificar", desliza este concejal. En la localidad todavía recuerdan como criticaba por tierra, mar y aire a la alcaldesa de Moratalla, Candi Marín, militante de Izquierda Unida, porque no tenía por costumbre asistir a liturgias. No todo el mundo opina igual. Otros políticos locales resaltan de este cura su carácter "abierto" y su "implicación" con la comunidad.
Como en anteriores destinos, en la iglesia de Moratalla, don Fernando tuvo como compañera de viaje a su madre, la mujer a la que lleva años cuidando y que se lo dio todo durante su infancia en Bullas donde se crió en el seno de una familia conocida porque regentaba una carnicería. Después se formó en la Universidad Pontificia de Salamanca y se ordenó sacerdote.
"Es un cura de derechas, conservador y que en sus omilías iba contra el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero", ilustra un religioso de la Diócesis de Cartagena que conoce al párroco que será juzgado. "Es un hombre muy clerical: el cura es el que manda". Y así lo cree la Fiscalía, que le sitúa como el que ordenó supuestos matrimonios de conveniencia para ayudar a la inmigración clandestina. El escrito cifra los enlaces en 16, pero hace un inciso dando a entender que fueron más, a la vista de que don Fernando estuvo en la parroquia de Santo Ángel de 2001 a 2012:
"En el curso de las investigaciones, se comprobó la existencia de otras notificaciones de matrimonio canónico, confeccionadas, firmadas, y selladas, por el acusado Fernando N., si bien las personas participantes en la elaboración de las mismas, tanto españoles que habían facilitado sus datos, como ciudadanos extranjeros, fundamentalmente naturales de Nigeria, que utilizaron esas notificaciones para regularizar su situación en el país, no fueron localizadas por los instructores del atestado policial por encontrarse en paradero desconocido".