A Mariano lo mataron pasadas las seis de la tarde cerca de la estación de tren de su pueblo, Cercedilla, en Madrid. Su agresor, que le asestó una puñalada mortal en el pecho, no era desconocido para él. Ya le había avisado antes de que, más pronto o más tarde, iría a por él. De hecho, le estaba esperando a la salida de una cafetería.
Marianín, como era conocido en el pueblo, era un joven de 30 años muy conocido en su pueblo. Era fácil verle con su moto de un lado para el otro, sin mucho que hacer, pasando el día. Su agresor, un hondureño de 22 años detenido por la Guardia Civil, también es conocido por los vecinos. Pero no por buenas razones.
Un día después, en Cercedilla nadie quiere hablar de lo ocurrido. El silencio pareciese pactado entre todas las esquinas. Al periodista forastero se le niega la palabra, se le echa con malas formas de los bares donde pregunta, del estanco y del Ayuntamiento no, pero porque es una administración pública. Nadie sabe nada, nadie cuenta nada.
El que se atreve a dar el paso lo hace en voz baja, susurrando, como si alguien pudiese enterarse de que ha sido él o ella quien ha dado el soplo, quien ha contado lo que ha pasado en el municipio. “El chaval había comentado alguna vez que lo tenían amenazado”, explica una voz autorizada que se cruzaba a menudo con Mariano.
Dos hombres
Habla en plural, porque al detenido es normal verlo junto a otro hombre, este de República Dominicana. “No son buena gente, diría que hasta son peligrosos”. En el pueblo no hablan, pero cuando lo hacen tienen claro dos cosas: que en el momento que Mariano perdió la vida no había sólo una persona delante y que se debe a un asunto de drogas.
“He escuchado algo de un robo o que le debía dinero, no lo sé seguro”. Las fuentes se mantienen anónimas debido al ambiente enrarecido que sobrevuela el pueblo por este asunto. Los investigadores del Grupo de Homicidios de la Comandancia del Insituto Armado no descartan que se trate de un tema de bandas juveniles.
Varias llamadas al teléfono de Emergencias 112 han alertado sobre las 18.15 horas de una posible agresión en las proximidades de la estación, ubicada en la calle de Emilio Serrano de la localidad. Varias personas llamaron cuando vieron a la víctima tendida en el suelo.
Cuando los sanitarios del Summa 112 han llegado al lugar, han encontrado al joven en parada cardiorrespiratoria y presentaba una herida incisa por arma blanca en el tórax.
Los facultativos iniciaron inmediatamente las maniobras de resucitación cardiopulmonar avanzada, que han prolongado durante más de 45 minutos. Finalmente, los sanitarios únicamente pudieron confirmar el fallecimiento.
Concentración
La consternación por el asesinato de Mariano ha calado en todos los vecinos de Cercedilla. El Ayuntamiento ha hecho una declaración institucional condenando y se ha celebrado una concentración a las puertas de la casa consistorial.
“Ayer noche (por el jueves) un joven de Cercedilla perdió la vida en un hecho lamentable. Un suceso trágico que nos sobrecoge a todos y que nos resulta difícil de encajar en el contexto cotidiano de nuestro pueblo. Cercedilla es un pueblo tranquilo: es el lugar donde miles de personas viven en paz, y destino habitual elegido por multitud de visitantes que acuden a nuestro municipio para disfrutar de esa paz. Por eso este tipo de sucesos nos impacta de tal forma”, ha manifestado.
Pero la tragedia de la muerte de Mariano no ha venido sola. La impotencia por los hechos ha llevado al padre al límite, y agentes de la Guardia Civil lo han detenido por desórdenes públicos y atentado a agente de la autoridad.
Durante toda la mañana han llegado a los despachos del Ayuntamiento los llantos y lloros de los amigos y allegados de Mariano. “Ha sido una desgracia. Lo mejor que podemos hacer es que pasen el luto como mejor puedan”, han declarado fuentes a este periódico.