El negocio que regenta el presunto autor del ahorcamiento de Duna, una galga de 4 años, amanece con pintadas amenazantes. Son las seis de la mañana en Noáin y alguien ha escrito en color rojo sangre “hijo de puta, muérete” en la persiana medio abierta de su panadería, muy conocida del centro de la localidad navarra. En las redes sociales los hashtag claman #JusticiaParaDuna y algunos usuarios llaman a hacer el vacío al local comercial, invitando a poner “alguna reseña negativa sobre la atención y la comida” que en ella se sirve. Otros señalan que el volumen de afluencia de clientes del negocio ha caído considerablemente a juzgar por las estadísticas que de él hace Google.
En los últimos días, la tensión y la presión popular ha sido palpable enfrente de la tienda del supuesto autor de la muerte de la galga. El viernes pasado, sin ir más lejos, la Policía Municipal de Noáin y efectivos de Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil se personaron en el interior del establecimiento donde se encontraba el propio investigado, junto a otras 16 personas –la mayoría clientes y un puñado de trabajadores- para escoltarlo y protegerlo de la furia de los manifestantes.
Entre gritos de “asesino, asesino”, algunos de los allí concentrados lanzaron huevos contra la fachada de la panadería y al terminar la protesta, colocaron excrementos en su puerta y atacaron la furgoneta del hombre investigado con una barra metálica.
La última concentración que ha tenido lugar esta misma mañana, en cambio, ha sido más pacífica y silenciosa en comparación a las otras. Las personas que se han acercado al acto de repulsa, alrededor de diez, han manifestado que “el caso de Duna es uno entre tantos de maltrato animal” y han destacado que “la exaltación popular de estos días ha tenido lugar porque la gente está indignada de que la justicia sea lenta, no haga nada y las condenas sean ridículas”.
Ahorcada en el cobertizo
Todo sucedió en escasos 15 minutos. El 26 de noviembre Duna disfrutaba de su última clase de adiestramiento en la Sierra del Tajonar y respondía bien a las directrices. El ejercicio consistía en dejarla suelta en el monte y esperar a que acudiese a la llamada de la adiestradora; los propietarios, Juanma Trillo y Laura Blázquez, vociferaron su nombre junto a la educadora, pero Duna no respondió.
Una de las mujeres había visto una furgoneta a la que no le dio importancia y se cree que su ocupante aprovechó el momento en el que perdieron de vista al animal para introducirlo en el vehículo. “El furgón pasó por nuestro lado, pero nunca nos hubiésemos imaginado que Duna fuese dentro”, se lamenta Juanma Trillo.
La perra fue localizada gracias a un geolocalizador que llevaba bajo el abrigo que la protegía de la lluvia que hacía ese día. “Este dispositivo nos llevó hasta una finca privada a la que accedimos con la ayuda de unos vecinos y encontramos a la perrita ahorcada en su cobertizo”, completa el relato Trillo.
El supuesto autor de la muerte de la galga ha sido imputado por un delito de maltrato animal y la investigación está en manos del Seprona. Los intentos de este periódico a la hora de ponerse en contacto con él han resultado en vano.
Se trata de un varón del Valle de Aranguren de 34 años y su abogado difiere -y mucho- de la versión que ha dado a conocer la dueña de Duna desde su perfíl de Instagram. El letrado José Aguilar considera que su explicación es “parcial y falta a la verdad”. Precisa que el animal entró en la propiedad privada y que, “siguiendo el instinto más primitivo” atacó a las ovejas. La defensa del acusado agrega además que “algunas ovejas estaban preñadas”.
María Girona, la abogada de los dueños enfatiza que puede tardar en desmontar los argumentos del letrado “en cero coma”. Girona, presidenta a su vez de la Sección de Derecho Animal del Colegio de Abogados de Madrid y de la Asociación para la Defensa de Víctimas de Injusticias (Apadevi), expresa que es prácticamente imposible hacer daño a las ovejas en tan poco tiempo y recalca que no hay evidencias físicas del ataque: ”Hecha la autopsia, ¿por qué no hay evidencias del ataque en la perra?”, pregunta la abogada de los dueños de la galga. “Aun de ser cierto la versión que da el señor Aguilar, el ataque no puede ser excusa ni atenuante para ahorcarla”, asegura.
La letrada, experta en Derecho Animal, alega que "vamos a hacer todo lo posible, todo lo que esté en nuestras manos para que se haga justicia", en referencia al acusado por el asesinato de la perra y va a pedir que sea acusado por hurto y maltrato animal.
El dolor de unos padres
Esta no será una navidad fácil en casa de Juanma y Laura. Habían adoptado a Duna hace dos años y la consideraban una hija. La van a recordar buena y amigable. Su adiestradora, del mismo nombre que la dueña de la perra, opina lo mismo. Apunta que la galga era pacifica, cariñosa e incapaz de atacar a otros animales, algo que contradice el argumento exculpatorio de la defensa del acusado.
“Probablemente, al no saber cazar, fue repudiada por algún cazador”, explica la educadora canina y añade que a esas edades nadie abandona a un ejemplar de las características que tenía Duna.
Los dueños atienden a este periódico, pero cuando reviven el trágico incidente se vienen abajo y se les humedecen los ojos. Se les hace extraño no escucharla corretear por el pasillo de casa. Para ellos es difícil asimilar que la perra no volverá.
Laura y Juanma condenan todo tipo de violencia hacia los animales y hacia las personas pero dejan claro que “cada uno es responsable de sus actos y que el autor de este crimen tiene que ser juzgado como tal”. A la pareja le son ajenas las concentraciones que han sido convocadas de forma espontánea y afirman que, con la difusión de su caso solamente pretenden “hacer justicia para crear concienciación social”.
Homenajeada en un Belén
La asociación Cultural La Natividad de Ezcabarte ha hecho “un sentido homenaje a la galga Duna, fallecida tan injustamente hace unos días”, representado la figura de una galga presidiendo su Belén de los Tintoreros en la Basílica de la Trinidad de Arre. Laura y Juanma han agradecido el gesto “porque nos ha parecido precioso, porque nos ha arrancado una sonrisa, porque nos hace fuertes, porque recuerda a todos que la vida de los animales importa”.
Este no es el único caso notable de maltrato animal en nuestro país. Tal y como se aprecia en un vídeo que se está difundiendo en masa en las redes sociales en las últimas horas, un perro de raza teckel que respondía al nombre de Enzo ha sido asesinado a bocajarro delante de su propietario en La Barraca d'Aigües Vives, en Valencia, cuando estaba jugando con otro can, propiedad del presunto autor de los disparos. La familia del animal abatido tuvo que acudir al hospital debido a ataques de ansiedad.