Una ovación de despedida interrumpió durante algunos minutos el ritmo de trabajo de la redacción de La Sexta hace dos semanas. Procedían de la zona donde se ubica el equipo de Más vale tarde, el magacín vespertino que la cadena de televisión emite desde 2012. Los aplausos los recogía Hilario Pino, un presentador aterrizado en los platós de Atresmedia hacía siete años y que, tras el reciente baile de sillas, no había contado con el protagonismo esperado, el de conducir un programa, el lugar añorado para quien fuera uno de los rostros más conocidos de los noticiarios durante las últimas décadas.
Las palmas sirvieron para que algunos compañeros se enteraran de su marcha, la de un tipo discreto cuya vida personal es desconocida, apenas sin entrevistas personales, siempre en la otra silla. “Estaba harto de que no le dieran un programa, así que se ha hartado y ha dicho adiós”, resume a EL ESPAÑOL una periodista de la cadena. LaSexta optó por Iñaki López y Cristina Pardo para suplir la marcha de Mamen Mendizábal, la presentadora del espacio desde su creación y que Pino había sustituido en varias etapas; por José Yélamo para sustituir a López en La Sexta Noche; y por Nuria Roca para llenar el vacío dominical de Pardo con La Roca, un nuevo magacín.
Hilario Pino (San Martín de Pusa, Toledo; 1962) se ha marchado con contrato en vigor, sin comunicado oficial de la cadena, sin tuits de despedida de sus compañeros, sin alharacas en unas redes sociales de las que rehúye. Hastiado de sustituciones estivales y con un papel secundario. Agradece el ofrecimiento de este periódico al preguntarle por su situación, pero prefiere “no hacer nada por ahora”. Un final de etapa demasiado tibio para la primera cara que emitió Telemadrid, para un hombre “de quien nadie te hablará mal en la profesión”, según sugiere otra fuente de LaSexta.
Madrileño de adopción, criado en el barrio de Carabanchel, Hilario Pino se licenció en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Su primera experiencia en la profesión llegó pronto, a los 20 años, en la agencia de noticias OTR-Press, donde permaneció hasta que la Cadena Ser lo contrató como redactor en la sección de Economía en 1985. Unos primeros compases alejados del medio que lo popularizó: la televisión. Tras un paso breve por La 2, Fermín Bocos, primer director de informativos de la radiotelevisión pública madrileña, apostó por un comunicador de apenas 27 años, con potencial pero sin experiencia, solvente, para presentar el Telenoticias.
Telemadrid y los guiñoles
“Señoras y señores, muy buenas noches. Les saludamos muy cordialmente en el inicio de las emisiones regulares de Telemadrid. Somos un nuevo vecino y un nuevo medio de comunicación”. Eran las nueve de la noche del 2 de octubre de 1989 y tras la cortinilla asomó el busto de alguien condenado a acompañar a las familias a la hora del puré de verduras, de las sobras del mediodía, cuando se pican empanadillas viendo la Copa de Europa. Pino se consolidó como el presentador de referencia de la cadena, nombrado comentarista de todas las retransmisiones especiales y acontecimientos informativos de relevancia: así, cubrió in situ la caída del Muro de Berlín o la Guerra del Golfo.
El toledano, además, no se encorsetó en el asiento frente al teleprónter, sino que practicó otros géneros: los reportajes en 30 minutos y la moderación de debates en Aquí y ahora. En 1989 y 1991 se alzó con el TP de Oro —galardón que otorgaba anualmente por la revista Teleprograma— al Personaje más popular de Telemadrid. En 1990, consigió la Antena de Oro por Telenoticias.
“Teníamos la voluntad ciega de hacer algo diferente, nuevo en el fondo y en la forma para que los madrileños vieran algo que no se había visto hasta ese momento en que sólo se veía una televisión”, contó Pino a elDiario.es en noviembre de 2019. Eran los tiempos en los que, saturado por la cantidad de proyectos que lo imbuían, Telemadrid aplazaba sus programas. En esa vorágine, en el 91, hizo de él mismo en Tacones lejanos, la película de Pedro Almodóvar protagonizada por Victoria Abril, Marisa Paredes y Miguel Bosé.
Hasta septiembre de 1993, cuando aceptó el reto de presentar y dirigir El primero de la mañana en la Antena 3 Radio post-antenicidio, un dial venido a menos que ya no era la radio pionera, revolucionaria y de referencia orquestada por Manuel Martín Ferrand. Allí, la voz de Hilario Pino no arrastró a muchos radioyentes tras la almohada, preparando la cafetera o en el coche, camino del trabajo.
Tras poco más de un año volvió a la televisión para incorporarse a los informativos de Canal+, en sustitución de Carles Francino en el informativo Redacción. “Creo que de vez en cuando hay que desaparecer de los medios, primero para no ocasionar cierto cansancio y segundo para volver con ideas nuevas y ganas renovadas”, manifestó en una entrevista al diario El País en octubre de 1994.
En el salto a la televisión de ámbito nacional sufrió una competencia surrealista que terminó por popularizar al personaje: la de su propio guiñol, un muñeco de látex que duplicaba sus palabras. “Buenas noches, noches, a todos, todos”. En Las noticias del guiñol, el formato creado en 1995 a imagen del Spitting Image británico y que también emitía Canal+ Francia, lo acompañó Marta Reyero hasta 2003, cuando sus muñecos fueron sustituidos por el de Michael Robinson.
En 1999 también comienzó a trabajar en la versión española de CNN+, un canal de noticias recién exportado. De esa etapa lo recuerda Esther Cervera, también presentadora por entonces en el canal de Sogecable: “Él presentaba entonces el programa de entrevistas Cara a cara al inicio de las emisiones [programa que después presentó Antonio San José] y le recuerdo como un entrevistador excepcional. Era capaz de poder sacar un buen titular de cualquier entrevista. Como compañero siempre ha sido estupendo. Sí que con lo que respecta a su intimidad es muy celoso de ella”. Allí coincidió también con Letizia Ortiz.
Telecinco, enfermedad e injerto
Es en 2001, cuando comienza su etapa de madurez, contratado por Telecinco para presentar los Informativos de las 14:30. Unas noticias líderes que, junto a Carme Chaparro, llegaron a congregar al 25% del share. Un periodo estable y exitoso que se extiende una década, siempre como una de las referencias televisivas de información. Pero en el ecuador de esta etapa llegó también uno de sus momentos más crudos: el de una enfermedad que lo tuvo siete meses alejado de las pantallas durante siete meses, de otoño de 2006 hasta marzo de 2007.
Hasta que Mediaset decide mudar de canal a Hilario Pino para potenciar Noticias Cuatro en diciembre de 2010. Unos informativos con los que vuelve a ganar la Antena de Oro, premio que no tuvo su reflejo en unas audiencias cada vez más menguantes, sostenidas por el equipo de Deportes comandado por los Manolos.
Junto al guiñol, en Cuatro se produce la segunda de sus hazañas exóticas: se puso pelo. Un fenómeno todavía sorprendente en una España que bebía del injerto de José Bono. “De la noche a la mañana apareció con pelo”, confirma un antiguo colaborador. Algo que no pasó desapercibido para unas redes sociales que lo ingresaron rápidamente en el chiste popular y de unos columnistas que lo incluyeron en las negritas de sus columnas, cuando todavía los viajes a Turquía por democratizar. Como Elisardo Bastiaga, aquel personaje veraniego de Manuel Jabois, lo que peor sentaba no es que se hubiera puesto pelo, sino que, seguramente, le sentaba bien.
La decisión de Mediaset de cerrar los informativos de Cuatro es también la de Pino de abandonar el grupo tras 15 de servicio. Mientras Mediaset lo despidió resaltando su “brillante labor como presentador y editor”, algunas informaciones apuntaban a que nunca llegó a cuajar en la cadena. “No se sentía integrado en el equipo de informativos, una diferencia de criterio que se ha enconado en los últimos tiempos”, publicó El Mundo.
Los sinsabores de La Sexta
El 15 de noviembre de 2014 debutó como tertuliano en LaSexta Noche, un nuevo registro para alguien acostumbrado al presumible rigor informativo del telediario. Con una parrilla enfocada especialmente a la información, Pino comenzó a realizar sustituciones vacacionales de los principales puntales de la cadena, como en Más vale tarde y en LaSexta noche.
“Es una persona que se aprende toda la escaleta de memoria, es un crack. Tiene las ideas muy ordenadas en la cabeza y sabe lo que quiere en el programa”, destaca un colaborador reciente, alguien que trabajó con él en Más vale tarde hace dos veranos. La fuente también apunta algunos comentarios acerca de “algunos despistes” fruto de su “interés por llegar a mogollón de temas”. Describe a alguien “más sosegado que Javier Ruiz” que es “súper educado y muy celoso de su vida privada”.
Siete años de trabajo por conseguir el esplendor perdido de los años de gloria de Telemadrid, de Canal+, de Telecinco, donde quizás la experiencia más grata sucediera en el canal donde comenzó todo. Cuando, al preguntar a la gente por él, les inspiraba a Bruce Willis.
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