“Cuando vino Isabel Díaz Ayuso a visitarnos, probó nuestros quesos y le encantaron”. Son las palabras de Javier Ciriza, un ganadero que, junto a su socia María Jesús de Luca, dirige la pequeña empresa ganadera y quesera Embrujo de la Sierra. Esta entidad se alza en el municipio de Colmenar Viejo, situado al norte de la Comunidad de Madrid, y hace unas semanas recibió una inesperada visita: la de la presidenta de la comunidad. Allí, la líder regional pudo pasear por la quesería y por las tierras de esta ganadería ovina. De hecho, de la leche de estas ovejas se hacen quesos como el semicurado, que se comercia “de media” a 15 euros el kilo.
Aunque Javier Ciriza (Colmenar Viejo, Madrid, 1973) no sabe con exactitud por qué Díaz Ayuso acudió concretamente a su ganadería, sí tiene claro que fue algo que le ilusionó porque le parece una “política extraordinaria”. “Supongo que ella quería visitar alguna pequeña ganadería de la comunidad. Por ello, se pudo acercar a la nuestra. Lo que está claro es que la vi muy interesada en la pequeña ganadería y que hizo la visita para apoyar a los ganaderos y los agricultores”, explica a EL ESPAÑOL el ganadero y gerente de Embrujo de la Sierra.
Y parece que Isabel Díaz Ayuso disfrutó de la jornada. Así lo atestiguan las imágenes que ella misma ha compartido en sus redes sociales en las que se ve a la presidenta paseando con los ganaderos; publicitando los que quesos de Embrujo de la Sierra que le “encantaron” e; incluso, encariñándose con una joven corderita que según cuenta Javier Ciriza a este medio “se llama Gianina y es una de la nuevas generaciones del rebaño”. Un rebaño que, por otra parte, ya cuenta con 600 cabezas de ganado.
“La filosofía que tenemos María Jesús (Becerril de la Sierra, Madrid, 1967) y yo es que el rebaño no sea excesivamente grande porque no practicamos una ganadería intensiva. Nos gusta que nuestras ovejas puedan estar en las amplias fincas y que vivan en el campo. Además, no queremos un súper rebaño que pueda sobrepastorear la zona y acabar con la vegetación y la comida”, explica Javier, que confiesa que, aparte de dirigir la quesería junto a su socia, también él mismo pastorea su propio rebaño.
La historia de la quesería
Pese a la reciente visita de Díaz Ayuso a la pequeña quesería de cuatro trabajadores, la historia de Embrujo de la Sierra comienza antes, mucho antes. Ni siquiera se llamaba así ni estaba situada en Colmenar Viejo. “En 2009, yo tenía ovejas en Colmenar; María Jesús, en Becerril y; Alberto, otro socio ya jubilado, en Uceda —Guadalajara—, así que nos tiramos al charco y decidimos abrir una quesería”, recuerda Javier Ciriza.
Y así fue como los tres socios levantaron una pequeña empresa, “gracias al apoyo del alcalde”, en el municipio madrileño de Torremocha de Jarama. Allí, Javier, María Jesús y Alberto comenzaron a fabricar los quesos a partir de la leche de sus ovejas. Unos quesos que, en la actualidad, se pueden comprar en supermercados como Carrefour, BM, Sánchez Romero, Alcampo o en tiendas especializadas de toda la Comunidad de Madrid. El más vendido, el semicurado, cuesta 15 euros el kilo.
Pero fueron muchas las causas que empujaron a los ganaderos a cambiar de sede en 2016. “Queríamos que las ovejas pastaran en el campo y que no fuera una ganadería intensiva. Buscábamos que estuvieran en una zona en régimen de semilibertad y vimos que en Colmenar Viejo era donde se cumplían más condiciones, ya que tenía una finca en el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares”, esgrime Javier.
Esa idea de explotación ganadera, sumada a la jubilación de Alberto y a que en Torremocha de Jarama “empezaron a robar, cada seis meses, todo el queso producido” impulsaron a Javier y María Jesús a reabrir su quesería en Colmenar Viejo y a renombrarla como Embrujo de la Sierra. “María Jesús quería poner el nombre de Embrujo y le pusimos la coletilla de la Sierra en honor a la sierra de norte de Madrid, donde viven nuestras ovejas”, cuenta el empresario ganadero.
De hecho, tanto Javier y como María Jesús vienen de familias ganaderas de la sierra norte de Madrid. “Sus padres se dedicaban a la ganadería y en mi familia, eran mis abuelos quienes se dedicaban a esa profesión. Mi padre lo dejó porque estudió medicina, pero a mí, desde pequeño, me ha encantado el campo, así que cuando acabé los estudios, comencé de cero con una finquita de mi madre y 10 ovejas”, recuerda Javier Ciriza.
Ayuso y la España Vaciada
De aquella primera explotación con 10 cabezas de ganado hasta las 600 que tiene Javier en la actualidad con María Jesús han pasado muchos años y muchos vaivenes. Entre ese periodo, concretamente, en 2019, Isabel Díaz Ayuso llegó a la presidencia de la Comunidad de Madrid y una de sus preocupaciones ha sido el bienestar del sector primario. “Supongo que por eso quiso visitarnos”, dice Javier.
En esta visita a Embrujo de la Sierra, de hecho, se gestó una nueva polémica en la que Díaz Ayuso fue protagonista. Entonces, la presidenta regional Ayuso recalcó su apuesta por “dar vida” al campo, a la España “olvidada”, frente a los “lemas de progres de ciudad que se olvidan de dónde viene lo que comen y los sacrificios que les cuesta producirlos a otros españoles y a sus propias familias”.
Fue la manera de Díaz Ayuso de hablar de la España Vaciada, pero Twitter no se lo perdonó, porque Colmenar Viejo es un municipio con 52.480 habitantes, según los últimos datos del INE. A muchos les pareció una frivolidad que la líder popular hablase de España Vaciada en una localidad mediana con todos los servicios, pero, para Javier, sus palabras “se malinterpretaron”.
“En ningún momento dijo que Colmenar fuese un pueblo de la España Vaciada, sino que habló de la necesidad de poner en valor y fomentar la pequeña agricultura y la pequeña ganadería. Dijo que en los pueblos de la España Vaciada no sólo debe haber turismo rural, sino que se necesitan agricultores y ganaderos, que son fundamentales, pues, el problema de fondo es que cada día muchas explotaciones ganaderas están cerrando en España”, arguye Javier Ciriza.
Lo que está claro es que, aquel día, Isabel Díaz Ayuso acompañó a Javier y María Jesús, dos ganaderos madrileños con el objeto de apoyar su actividad. La presidenta, de esta manera, probó los quesos y le “encantaron”. “Además, vio la ganadería y le gustó mucho la forma tradicional y artesanal que tenemos de elaborar nuestros quesos, porque los hacemos como se hacían las cosas antes”, concluye Javier.
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