La Puerta del Sol, con 7.000 personas, ha celebrado el comienzo de 2022 por todo lo alto, como si la incidencia acumulada por coronavirus no anduviera desbocada (1.755,27 casos por 100.000 habitantes); como si las comunidades no hubiesen restringido aforos, aplicado toques de queda y cancelado fiestas; o como si la sexta ola no fuera una apisonadora que día a día bate el récord de contagios.
Madrid ha decidido llenar la Puerta del Sol en circunstancias muy especiales, con España superando los 100.000 contagios en 24 horas por tercer día consecutivo. En concreto, según las 13 Comunidades Autónomas que han presentado datos, los nuevos contagios ascienden a 105.024, con ocho regiones alcanzando máximos (Andalucía, Navarra, Aragón, La Rioja, Galicia, Murcia, Comunidad Valenciana y Ceuta). No ha superado sus mayores registros Cataluña – aunque, eso sí, alcanza récord con 25.075 personas infectadas.
Así, en la Puerta del Sol, se han congregado 7.000 personas celebrando una Nochevieja y un Año Nuevo que comienza con cifras estremecedoras a pesar de las sonrisas y el jolgorio vivido hoy en el epicentro de la capital.
Celebración
Carmen y su familia han sido de los primeros en entrar en la Puerta del Sol. El dispositivo desplegado por el Ayuntamiento de Madrid y Delegación de Gobierno los ha dejado pasar a la plaza hace solo media hora. Son las diez y media pasadas y están justo frente al edificio de la Presidencia de la Comunidad, tras el cordón policial.
Acompañada por su marido y sus dos hijas, Carmen se zampa unas napolitanas de queso de una famosa tienda cercana. "Vale la pena sacrificar la cena por venir hasta aquí", asegura con palabras intercaladas con balbuceos inconexos. La litrona a medio beber volcada en una botella de plástico que hay en sus pies desvela que esta noche caerá algo más que napolitanas.
"Mis hijas tienen diez y ocho años", comenta mientras las señala. Carmen lleva una diadema verde del 2022 en la que el kerning de los dos doses son ojos. "Nunca hemos venido a la Puerta del Sol con ellas a comernos las uvas y nos hacía ilusión hacerlo. Para las campanadas de 2020 no pudimos venir por motivos personales y para el 2021 no hubo, así que esta vez tocaba sí o sí. Por lo menos, que vengan con su madre y guarden un buen recuerdo mío".
Ante estas palabras, su marido solo asiente. Sus hijas miran sin entender nada. Cuando se les pregunta a Carmen y su familia por la situación actual en la que se encuentra la pandemia, responden con una frase contundente y desafiantemente elaborada: "Me da igual. Es nochevieja. No me cuentes cuentos".
Pocos metros detrás de ellos, ya en tercera o cuarta fila, se encuentran Víctor y Victoria: "parece que bromeamos con nuestros nombres, pero son de verdad. Pura casualidad", cuentan mientras esbozan carcajadas cómplices. Son una pareja joven, de veintitrés y veinticuatro años, que aseguran haberse conocido en la universidad.
"Los dos estudiamos magisterio. Y aquí estamos, emparejados". En su caso, no es la primera vez en las campanadas de la Puerta del Sol: "Vinimos para las de 2018. Éramos más jóvenes y todavía no estábamos juntos. Vinimos con el grupo de amigos. Hoy nos apetecía venir solos".
Víctor y Victoria no son de Madrid. Viven en Valladolid, pero han decidido aprovechar la ocasión para hacer una escapada a la capital, pasar un fin de semana romántico y disfrutar de las tradicionales uvas: "Joer, es que nos hacía mucha ilusión. Hemos pasado un año muy duro y queríamos venir. A ver, sabemos que la situación con el virus está un poco mal", cuenta Víctor, que es el único que habla, "pero no tiene que pasar nada si mantenemos la distancia de seguridad y nos portamos bien, ¿no?".
Mientras la hora de las campanadas se acerca y las manos empiezan a trastear con las uvas y las botellas de cava de plástico se van calentando, Shaka hace su agosto. Es vendedor ambulante de diademas con luces, juguetitos de los que se tiran al aire para que vuelen, paquetitos con doce uvas y cualquier cosa de la que se pueda sacar rentabilidad en un día tan señalado como este. "ah, no suelo vender esto, pero hoy es un día especial".
Shaka asegura ser senegalés. Con los dedos explica que tiene veintiocho años, aunque aparente tener muchísimos más. "Vendo lo que puedo. Es un día en el que hay que trabajar". Cuando se le pregunta cuánto dinero consigue sacarse en una noche como esta, se ríe y resopla para no responder con la cifra concreta: "sí, sí. Más de cien euros".
En la Puerta del Sol, mientras la bola que marca los cuartos empieza a bajar, la gente se apelotona y se acerca. La distancia es difícil de guardar y el ambiente está caldeado. La Policía, quizá por ser las fechas que son, se mantiene al margen. Los abrazos son constantes, las mascarillas brillan por su ausencia – aunque los hay que la llevan, por supuesto – y el ambiente es completamente festivo, como si lo de la covid fuera solo el argumento de una película mala de las que ponen a la hora de la siesta y la tele pudiera apagarse y suplantarse por gorritos de Navidad y demás artilugios.
Hasta que, por fin, las doce campanadas suenan, la Pedroche muestra su vestido – y su no-pelo – y la alegría y los besos y las caricias (por qué no) conquistan a base de gritos la plaza poblada por siete mil personas y más de doscientos policías.
La incidencia, disparada
Mientras los españoles recibimos por fin el 2022, la incidencia a causa de la pandemia de la covid-19 sigue desbocándose: en España la incidencia acumulada ha seguido subiendo hasta los 1.755,27 casos, según los últimos datos hechos públicos por Sanidad.
Con algunas comunidades autónomas como Navarra, que ya supera los 3.000 casos por cada 100.000 habitantes, tomando medidas para frenar el brutal aumento de casos de coronavirus, Madrid ha permanecido inmóvil ante sus números, que no dejan de ser imponentes: en la última contabilización, la Consejería de Sanidad ha publicado que la incidencia acumulada en la CAM es ya de 2.426,28 casos por cada 100.000 habitantes.
Estos datos se traducen en 20.994 casos contabilizados en la última jornada en la capital, de los cuales 352 han necesitado un ingreso hospitalario. En estos momentos, la presión por Covid en los hospitales madrileños es de un 11,2% en planta (con un total de 1.828 ingresados) y un 20% en UCI (son 224 los pacientes que están requiriendo ahora mismo de cuidados intensivos). Adicionalmente, se ha contabilizado solo un fallecido por coronavirus.
Teniendo estos datos sobre la mesa, ya son todas las CCAA las que se encuentran en el nivel de riego muy alto por coronavirus. Con este contexto, las grandes capitales españolas han decidido cancelar o reducir sus celebraciones por fin de año, menos Madrid, que ha autorizado la tradicional fiesta de año nuevo en la Puerta del Sol con un aforo limitado a 7.000 personas, el 39% del habitual (Delegación de Gobierno y el Ayuntamiento de Madrid suelen permitir hasta 18.000 en circunstancias normales).
De hecho, Madrid es, junto a Nueva York, la única gran capital que ha decidido celebrar año nuevo de forma masiva (en la ciudad americana, el aforo para la tradicional despedida de año se ha reducido de 58.000 a 15.000 personas). Otras ciudades europeas, como Londres, han decidido anular los actos oficiales, pero permitir los privados, mientras que capitales como París o Atenas han prohibido completamente cualquier celebración (de hecho, en la capital helena se ha tomado la peculiar medida de prohibir la música en los locales públicos, impidiendo así los bailes y la falta de distanciamiento social).
Ante estos números, el Ministerio de Sanidad anunció antes de Nochevieja que no se informarán de nuevos datos sobre la pandemia hasta el 3 de enero, por lo que serán una incógnita los contagiados por coronavirus durante la celebración de Año Nuevo hasta el próximo lunes. Además, según la esta proyección exclusiva de EL ESPAÑOL, la IA para el 6 de enero, Día de Reyes, alcanzaría los 3.500 puntos.