Nadie se pone de acuerdo. El miércoles 12 de enero Pilar Alegría contaba en RNE que no ha habido vuelta al cole para 17.000 profesores enfermos de covid (un 2% del total). Comisiones Obreras se desmarcaba de la ministra de Educación y cifraba las bajas por esta causa entre el 4% y el 6%. Y Toni González, presidente de la Federación de Asociaciones de Directivos de Centros Educativos Públicos (Fedadi), subía el porcentaje hasta el 8%. Si, como parece, continúa esta tendencia al alza, ¿podría suponer un problema para el sistema educativo? EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con el equipo del IES Reyes Católicos, un instituto de Ejea de los Caballeros (Zaragoza), que esta semana posnavideña se ha encontrado con un nefasto regalo de reyes: el 10% de su plantilla está confinada.
Con 70 años de historia, el IES Reyes Católicos es un uno de los institutos públicos más reputados de Zaragoza. Allí estudió, por ejemplo, Javier Lambán, actual presidente del gobierno de Aragón. Tiene fama de centro innovador y exigente, con un modelo de enseñanza que combina cinco lenguas (español, francés, inglés, latín y griego) y que defiende la diversidad: “La igualdad, el respeto y la tolerancia están por encima de todo”, afirma su director Patxi Abadía.
Pero hasta para el centro mejor organizado y preparado para afrontar los posibles inconvenientes derivados de la situación sanitaria, la ola producida por la variante ómicron es difícil de manejar. Por eso, cuando Abadía se encontró este lunes con que siete profesores no se podían incorporar al ser positivos en covid, supo que tenía un problema. Sobre una plantilla de 70 docentes, las bajas alcanzaban el 10%.
Protocolo covid
Abadía atiende a EL ESPAÑOL con una cordialidad y una calma admirables para alguien que dirige un instituto donde, obviamente, se viven jornadas de mucho estrés. Viene de una reunión; después se va a otra. Y, a primera hora de la mañana, estuvo con dos profesores que llegaban para sustituir a los enfermos. “Pedí al departamento de educación cinco sustituciones, pero solo me han mandado dos”, cuenta el director, que no sabe las razones por las que no han cubierto las otras tres peticiones: “Puede ser porque la lista de interinos esté agotada, que consideren que va a ser poco período de baja…”. Lo cierto es que esta última posibilidad tiene mucho sentido, ya que tan solo le han enviado sustitutos para las bajas que se presentaron el lunes con los siete días de confinamiento por cumplir.
El procedimiento cuando un profesor da positivo en el test es simple. Primero lo comunica a Salud Informa y después hace lo propio con el coordinador Covid y el equipo directivo. El coordinador covid comprueba en la web de Salud Informa que el médico de cabecera ha tramitado la baja y, finalmente, el puesto lo cubre el profesorado de guardia o el que llega de sustitución.
En el IES Reyes Católicos, Tomás es el coordinador Covid, quien cuenta a este periódico que se ha agilizado el trámite de bajas: “Un compañero me llamó ayer por la tarde -por el miércoles- y cuando fui a la web ya estaba notificada”. Pero no todo es tan bonito como parece, ya que “facilitan las bajas, pero no mandan gente para cubrirlas”, se queja.
Tomás ha puesto en marcha un plan de contingencia que “estamos cumpliendo a rajatabla” para evitar que la situación se ponga peor. Se hace un registro riguroso de todas las personas que están contagiadas y que no pueden entrar al centro. Cuando acaba el período de confinamiento, entregan el Anexo 4 para poder volver a acceder al instituto. Abadía dice que “las cosas aún van relativamente bien porque actuamos con mucha disciplina”, pero Tomás avisa de que el número de casos “está subiendo de manera alarmante”.
El primer día de Óscar
Óscar llegó el miércoles por la mañana para sustituir a Isabel, la orientadora. No solo es su primer día en el IES Reyes Católicos, sino que se estrenaba como profesor (con los nervios que eso implica). Una dosis de ilusión y motivación añadida que parece necesaria para dejar a un lado la vertiginosidad de un trámite de lo más precipitado.
Como cada día, el martes a las 11:00, Óscar solicitó las plazas que salieron. A las 13:00 se resolvió y, esta vez sí, lo llamaron. En una tarde, Óscar tenía que obtener los papales que debía entregar al día siguiente en el centro. “Es una tarde de mucho apuro. Educación cierra a las 14:00, por lo que si te surgen dudas no tienes dónde resolverlas”. Ante esta situación, Óscar buscó apoyo e información en compañeros que ya habían empezado, pero el hecho de que todo se resuelva de esta manera le generó una inevitable “incertidumbre y ansiedad”.
Así que, tras un martes de locos, Óscar se presentó el miércoles a primera hora en el instituto. “El primer paso es ir a secretaría para pedir el teléfono de la persona a la que sustituyes y te cuente lo que hay pendiente de hacer”, explica. La coordinación es esencial para que no se pierda el resto de la semana, aunque no siempre la persona de baja está disponible o en condiciones de atender al sustituto.
Después de hablar con la orientadora, Óscar recibió el horario y se puso a trabajar: “Al ser mi primera sustitución y mi primer día como profesor voy más perdido, pero he recibido mucho apoyo porque todos han pasado por esto”.
Para Óscar no es una situación fácil. Primero porque “encadenar bajas covid es una faena, no te puedes organizar la vida de ninguna manera”. Segundo, porque no da tiempo a trabajar como se debería: en tres días no alcanza para conocer al alumnado, al profesorado o adaptarse a la manera de funcionar del colegio. Además, Óscar considera que “los de 2º de Bachillerato se llevan la peor parte porque tienen cerca la Selectividad”. Pero para el centro tampoco es la situación ideal: “Es un caos, tienen que organizar muchas bajas porque, aunque no venga un sustituto y no se pueda dar la clase, tiene que haber alguien presente”.
No hay sustitutos
Que las clases sean impartidas por un profesor que apenas está, en el mejor de los casos, una semana en el instituto, es un mal menor comparado con la otra opción: cuando no llega este refuerzo y los alumnos tan solo están atendidos por el profesor de guardia. Una situación que depende del gobierno de cada comunidad, ya que es una competencia de las autonomías.
La celeridad con la que se conceden ha mejorado (“de un día para otro se adjudicaron dos de las cinco –dice Abadía–, lo que nunca había pasado”), pero aún así no se ha cumplido ni siquiera el 50% de lo solicitado. Abadía explica que, “por criterio general, cuantos más días dura la baja, más facilidad tienes para que te sustituyan”. Esto significa que cuando las bajas son de cuatro o cinco días rara vez se cubren.
Por eso, la nueva medida de reducir el período de cuarentena de diez días a siete tiene una contrapartida negativa: al ser menos días los que hay que reemplazar, se termina por no conceder la sustitución. “Yo hay bajas que no las he pedido porque sé que no se van a incorporar para tres días”, recuerda Abadía.
A la hora de cubrir una baja, a priori da igual si el profesor es de Lengua, Matemáticas, Educación Física o Música. Resulta más fácil o difícil en función del número de personas que hay en la bolsa de interinos: “Lengua está vacía, entonces es una baja compleja de cubrir”, apunta Abadía. Y si falta personal en las listas de interinidad y hay que acudir al SEPE, es un trámite más difícil y que lleva más tiempo; tanto que, a veces, el sustituto llega cuando ya ha acabado el confinamiento del profesor.
Por otro lado, hay personas a las que no les resulta viable coger una plaza: “Si alguien es de Andalucía y sale una vacante covid, es muy posible que no la coja”. Para todos estos supuestos en los que el sustituto no llega, el IES Reyes Católicos tiene cuatro profesores de guardia cada hora que vigilan a los alumnos bien haciendo tarea que haya dejado el profesor con Covid, bien realizando cualquier otra actividad.
Situación límite
Tomás da a este periódico un dato revelador: desde el 22 de diciembre hasta el miércoles 12 de enero en que se mantuvo esta conversación, se han sucedido más de 90 positivos confirmados entre docentes y alumnos. A una media de cuatro positivos al día, Tomás estima que acabarán la semana por encima del centenar.
Para Tomás esto es alarmante porque “no se puede atener al alumnado en condiciones, no hay gente para las vacantes. Habría que sacar muchas más vacantes, pero como son de cuatro o cinco días no las van a cubrir”. Este coordinador covid tiene claro que en Secundaria va a haber muchas clases afectadas.
Patxi Abadía considera que la situación, de momento, está controlada, pero lo verdaderamente preocupante llegará “cuando no tengamos los suficientes efectivos para poder atender al alumnado en condiciones”. Es decir, cuando haya 12, 14 o 15 profesores de baja. Por eso, Abadía –un defensor convencido de la educación presencial– habría apostado por una vuelta a las clases de forma telemática: “Solo esta semana, y de forma excepcional, no hubiese sido una mala medida de prevención tal y como se está produciendo la velocidad de contagio”.
El aumento de casos asintomáticos provoca que sea difícil detener la propagación pese a que se cumplan todos los protocolos de seguridad. Esto dificulta la tarea del equipo docente y del coordinador covid, que se resigna a “hacer cálculos y malabares para ver cómo organizamos los grupos que se quedan sin profesores”. Además, la opción de agrupar a muchos alumnos está descartada (iría contra las medidas de seguridad). Al final, si no se encuentran soluciones, habrá colegios que donde no se den las clases en las mejores condiciones.
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