A dos semanas de arrancar la campaña electoral por la Junta de Castilla y León -las elecciones se celebran el 13 de febrero y la campaña comienza el 28 de enero- Vox se ha adelantado y ha comenzado a calentar el ambiente, en la carretera, y sobre dos ruedas. En concreto, el pasado viernes 14 de enero, a pesar del frío, algunas de las cabezas visibles del partido, Santiago Abascal incluido, hicieron acto de presencia en Pingüinos, la concentración motera más grande de Europa y que se celebra, desde 1982, en la provincia de Valladolid.
Hasta la Antigua Hípica Militar de la ciudad del Pisuerga se desplazaron Macarena Olona, el candidato de Vox a las elecciones a la Junta, Juan García-Gallardo, célebre por sus tuits, y el mismo Abascal. García-Gallardo lo hizo montado encima de una poco llamativa moto de 'trail', mientras que Abascal acaparó el protagonismo con una joya de dos ruedas que se encuentra entre las más exclusivas y demandadas del mundo: una BMW R80 negra de 1983, estilo 'cafe racer', customizada y hecha a medida para él por la pionera factoría madrileña Cafe Racer Dreams, conocida por sus siglas CRD.
La máquina cuenta con detalles que no pasan desapercibidos tratándose de la moto del líder de Vox, como una bandera de España en el reflector reglamentario de la matrícula. Su precio -solo el de la modificación- está por encima de los 25.000 euros, dentro de un mercado, el de las motos, en el que los vehículos de serie más caros no sobrepasan los 20.000.
Abascal llegó a Pingüinos el viernes al mediodía desde Madrid con otros amigos moteros de Vox con quienes sale a menudo los fines de semana. Recorrió cerca de 200 kilómetros de carreteras castellanas a lomos de una montura monoplaza y con ruedas de tacos nada cómoda: quienes están familiarizados con las motos de la marca, aseguran que las CRD son “aparatos preciosos”, pero su postura de conducción es endiablada, el asiento es rígido y su propósito no es el de tragar kilómetros.
La concentración en la hípica era la parada previa a un acto oficial del partido que se celebraría al sábado siguiente en Valladolid, para apuntalar a García-Gallardo como número uno de las listas de la formación de derechas en la Junta.
En Pingüinos, el líder de Vox se hizo fotos con varios de los 40.000 asistentes, algunos con parches en sus chaquetas de cuero afines al imaginario que evoca el partido de Abascal, como la insignia de la cruz de Borgoña. El político subió también a una moto que la Guardia Civil de Tráfico exponía en una carpa, departió con los agentes e incluso se quedó a comer, a pesar de no tenerlo previsto.
Según dijeron a Efe fuentes de la organización, Abascal degustó “caldo pingüinero” entre el rugido de motores con algunos de los promotores del evento para entrar en calor después de la larga ruta. Porque en Pingüinos, Abascal fue recibido con los brazos abiertos. El ambiente motero, de hecho, es uno entre los que mejor se desenvuelve el dirigente de Vox. Su afición se remonta a cuando era adolescente.
Motos de autor
Ya como adulto, en el año 2016, Abascal entró por primera vez en contacto con CRD, momento en que la marca había despegado y comenzaba a ser conocida en todo el mundo. La fundó en 2010 Pedro García “Pery”, un veterano del mundo del motor en Madrid, con años de experiencia en el sector, en marcas como Ducati, Volvo o Porsche.
La idea de CRD nació por una necesidad: “Quería una moto de carreras clásica para la calle y no encontré a nadie que me la hiciese, así que comencé a hacérmela yo mismo”, dice Pery en conversación telefónica con este periódico.
En 2010, CRD era solo un taller en la capital que llevaba Pery artesano dentro de la incipiente ola hípster. De aquella primera moto, una Honda, la CDR#1, Pery vio que se podían preparar otras por encargo y así las comenzaron a fabricar para amigos. Desde la primera hasta la última, las motos de CRD están numeradas y son únicas. “No había una que fuese igual a otra”, asegura Pery. La de Abascal, en concreto, lleva impreso el número 113.
En 2012 se incorporó al negocio su socio Efraón “Efra” Triana. En aquellos primeros años, los propietarios de las CRD se reunían para probarlas y hacer rutas por Madrid y los alrededores de la ciudad. Es ese entorno en el que apareció Abascal. Entonces llevaba una BMW moderna de serie aunque de estilo clásico, con la que se sumaba a las salidas, y una r100 tipo café racer. “Abríamos las puertas a todo el mundo, no solo a los propietarios”, dice Pery. Este recuerda a Abascal como “un tío educado y cordial”. “No era tan conocido como ahora”, afirma, en referencia a la relevancia de su figura pública, y señala que tampoco “hablaba de política”.
Entre las primeras CRD había Hondas, Triumph, alguna BMW… A partir de 2014, la marca madrileña se especializó exclusivamente en BMW clásicas, como la que llevó Abascal a Pingüinos. El motivo de centrarse únicamente en motos de la casa alemana es que su radio de clientes creció mucho más allá de los amigos y del boca a boca hasta expandirse por toda Europa y Estados Unidos. Mientras entraban llamadas de nuevos clientes ansiosos por poseer una de sus máquinas artesanas desde Bélgica, Francia o Los Ángeles, en Madrid tuvieron que profesionalizar la producción.
“Trabajando solo con BMW podíamos tener stock de piezas, etc.”, dice Pery al respecto. Al mismo tiempo, Pery y sus nuevos socios se especializaron en la preparación de Porsches deportivos clásicos, que seguían el mismo estilo estético -clásico y deportivo- de las motos.
Entre los clientes de los coches, por ejemplo, están el exmédico del Real Madrid Jesús Olmo o el cantante Álvaro Soler. El éxito de la marca se disparó en 2015, con ventas a toda Europa. Abrieron también un ‘showroom’ en Madrid. Y, al mismo tiempo, el éxito atrajo al dinero.
En septiembre de 2016 aterrizó en CRD como socio Jaime Colsa, un empresario cántabro amante del motor y del arte con una destacada trayectoria en el mundo de la logística. Colsa es el fundador y CEO de Palibex, la compañía más importante de transporte urgente de palés en España y ha patrocinado, entre decenas de iniciativas, a un equipo en el Dakar, en la categoría de camiones.
El acuerdo al que llegaron Pery y Colsa fue que el primero se dedicaría, sobre todo, a la parte creativa y el segundo a la parte empresarial. Pero según explica Pery a EL ESPAÑOL, Colsa quiso entrar también en el estilo, filosofía y fabricación de las motos. Aquello desató una guerra entre ambos que terminó con la salida abrupta de Pery de la compañía. “Decidí bajarme de la moto. Era mi vida, vivía de eso y me hacía feliz”, dice. La última moto que fabricó fue un encargo del futbolista Xabi Alonso.
Según Pery, su salida de CRD se produjo al haber comprado Colsa la parte mayoritaria de la sociedad de sus antiguos socios. Colsa defiende otra versión sobre el conflicto, aunque ha declinado participar en este reportaje. Fuentes de su entorno, sin embargo, aseguran que la relación hoy con Pery es “absolutamente cordial”, extremo que este confirma, dentro de las diferencias que mantienen.
Con Colsa al frente de la compañía, Abascal siguió frecuentando las rutas y entre ambos forjaron una cercana amistad. Así lo atestiguan las publicaciones en las que aparecen ambos en redes sociales.
La moto de Abascal
La moto que conduce el político y con la que viajó a Pingüinos se construyó en el taller de CRD en febrero de 2020 después de un trabajo de ocho semanas. Abascal la adquirió en 2016, según consta en su declaración pública de bienes del Congreso. Es una BMW R80 RT de carburación que se fabricó originalmente en 1983, cuenta con un motor bicilíndrico en boxer -característico de la marca alemana- de 800 centímetros cúbicos y es monoplaza, con un asiento estilo bobber.
Entre otras especificaciones, destacan sus accesorios electrónicos y retrovisores de la también compañía alemana Motogadget, unos vistosos neumáticos de tacos Continental TKC 80, un faro auxiliar incorporado en las defensas laterales, manillar bajo y suspensión de Hagon. Según confirma Pery, CRD siempre usa los accesorios de mayor calidad del mercado para rematar sus obras.
Abascal se dejó ver por primera vez con la moto en redes durante una ruta por Madrid con otros compañeros de Vox, entre los que también estaban los diputados Mireia Borrás, que conduce una Moto Guzzi, de fabricación italiana, y Jacobo González-Robatto (Coco Robatto), propietario de una Harley Davidson.
El sistema con el que comenzó a trabajar CRD era que los clientes trajesen los chasis originales de motos clásicas, como hizo el propio Abascal, y la empresa se encargaba de la transformación por 15.000 euros. Ante la creciente demanda, los precios subieron. En la actualidad, según fuentes consultadas por este periódico, Colsa ha llegado a vender motos por más de 50.000 euros en países como Dubái o Arabia Saudí. La del político de Vox sobrepasa los 25.000.
Pery relata, además, que, en 2016, su último año dentro de la marca, vendían 25 motos al año por una media de 25.000 euros cada una, lo que resultaba, al final del año, en unos ingresos brutos de 625.000 euros. Abrir la tienda, por otra parte, “costaba 14.000 euros al mes”, subraya el fundador.
De 2021 no existen cuentas actualizadas y, en 2020, año pandémico, los resultados públicos apenas arrojaron unas ventas cercanas a los 80.000 euros. La compañía, sin embargo, no ha parado de crecer y planea abrir sucursales en Los Ángeles y Oriente Medio, según anunció a finales de 2020.
A menos de un mes de la cita electoral castellanoleonesa, mientras otros políticos se fotografían con animales, Abascal recorre las carreteras de la comunidad a lomos de una de las motos más vistosas y codiciadas del planeta. Será, sin embargo, el joven García-Gallardo con su 'trail' el que termine por enfrentarse solo a la contienda.