Todo ocurrió en un bar de la zona de Mestalla, en Valencia. Horas después de unas jornadas formativas del grupo neonazi Bastión Frontal, varios de sus miembros y simpatizantes se desplazaron para tomar unas copas. Era 15 de enero y nada hacía presagiar que más de uno acabaría en el hospital.
Rodrigo, portavoz y una de las caras visibles de la organización, estaba hablando con una chica. El novio de esta lo vio, no le gustó su actitud, y comenzó la pelea. A Rodrigo le abrieron la cabeza con un vaso y le sacaron un cuchillo. “Ante esto él hizo lo que haría cualquiera, se defendió”, explica una integrante del grupo.
Esa defensa le llevó a fracturarle la mandíbula a un “camarada”, que aunque no pertenece a Bastión Frontal según aseguran las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL, sí que simpatiza con la causa. El agredido por Rodrigo perdió en ese momento el conocimiento, quedó tirado en el suelo y perdió toda capacidad para defenderse de los golpes.
Pero no quedó ahí la cosa. Después del primer golpe, el portavoz neonazi le lanzó una serie de puñetazos, y le dejó tirado en la calle. Agentes de la Brigada Provincial de Información de Madrid de la Policía Nacional lo detuvieron este viernes.
A su vez, se ha detenido a otra persona en Valencia, por su presunta contribución en los hechos, impidiendo a otras personas socorrer al agredido. Todo lo ocurrido se aprecia en las grabaciones a las que tuvieron acceso los investigadores, claves para sostener las imputaciones. Además, se investiga a un tercer individuo por lo ocurrido.
De los 20 testigos en el bar, ninguno denunció los hechos. Cuando todo terminó, unidades policiales de Seguridad Ciudadana y los servicios de emergencias acudieron al bar para atender al agredido. Sólo entonces comienzan las averiguaciones que han terminado con la detención del dirigente ultraderechista.
Rodrigo es un viejo conocido de los agentes de seguridad. Cuenta con numerosos antecedentes policiales: desórdenes, lesiones y atentado a la autoridad, según informa Brais Cedeira. En la tarde de este jueves, se le puso a disposición del titular del Juzgado de Instrucción número 8 de Madrid. El magistrado ya ha decretado su ingreso en prisión.
Deporte y libros
“No es un chico especialmente violento. Le ocurrió lo que le puede pasar a cualqueir chaval de 20 años en un bar de copas. Lo peor es que esto ha pasado entre nosotros”, explican a este periódico, en referencia a que no fue una pelea contra grupos ideológicos opuestos.
En cualquier caso, quieren dejar claro que Bastión Frontal condena la actuación, apuntan que la organización no ha tenido nada que ver y que se tomarán “las medidas más duras” a nivel interno.
“A Rodrigo no le gustan los deportes violentos. Sí que hace pesas y va al gimnasio, pero huye del hooliganismo y del fútbol”, lo describen quienes lo conocen. Apuntan que le gusta ir a la montaña y siente pasión por la lectura. Sus autores favoritos no extrañarán a nadie: Nietzsche y Ramiro Ledesma, figura clave del fascismo español. También le pierden los textos de Heráclito.
Rodrigo no es la primera vez que sale en los medios de comunicación. El año pasado ya cogió fama al hacer un escrache al entonces vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias. Era la precampaña de las elecciones de la Comunidad de Madrid, y el todavía líder de Unidas Podemos se acercó al municipio de Coslada.
Allí le esperaba Rodrigo y otros compañeros de Bastión Frontal. Haciendo el saludo Nazi, les gritaron “¡fuera la casta de nuestros barrios!”. Iglesias cruzó la calle y, acompañado de sus escoltas, se enfrentó a ellos. “Pablo Iglesias, para nosotros, aunque voy a dar mi opinión personal, es un trepa que ha llegado a la política española tras el 15-M”, explicaba el propio Rodrigo, unas horas después, en un vídeo propagandístico.
Donde milita Rodrigo
Bastión Frontal es una organización de carácter político, no registrada, de ideología radical. Este grupo adquirió notoriedad el pasado mayo por las protestas realizadas frente a la Embajada de Marruecos en Madrid, ocasionando incidentes con las fuerzas de orden público.
Nacido durante el confinamiento de 2020, ya cuenta con más de 100 militantes en sus filas, la mayoría alrededor de los 20 años de edad, y ha abierto delegaciones en Extremadura y Sevilla. Al margen de la ideología, el principal problema es que abogan por lo que llaman acción en la calle, es decir, la violencia directa.
Entre sus filas se encuentra también la joven falangista Isabel Medina Peralta, conocida por pronunciar un discurso antisemita en un acto homenaje a la División Azul.
El fin de semana del 13 al 14 de febrero del pasado 2021, Peralta, de tan sólo 18 años, se plantó en el cementerio de la Almudena de Madrid ante 300 personas con el brazo en alto.
Entre las perlas que soltó dijo que “el enemigo siempre va a ser el mismo, aunque con distintas máscaras: el judío. Porque nada más certero que esta afirmación. El judío es el culpable. El judío es el culpable y la División Azul luchó por ello”. Por frases como esa, ha sido investigada en repetidas ocasiones por delitos de odio.
La mayoría de sus integrantes procede de las juventudes de la Falange Española (FE) o de Hogar Social, el grupo ultra conocido por okupar casas y edificios públicos en Madrid. Para muchos de ellos se trata de su primera experiencia en la militancia, que demuestran desde las manifestaciones y acciones directas en contra de los MENA, campañas a favor de Kyle Rittenhouse y visitas al Valle de los Caídos.
También con un vínculo muy estrecho con las peñas de fútbol extremistas, como Ultras Sur, Frente Atlético o Getafe Nacional Revolucionario. También con San Blas Crew, un grupo neonazi al que se juntaron el 13 de octubre para organizar una cacería de menores inmigrantes.
La diferencia del nuevo grupo fascista de moda en Madrid con el resto es que Bastión no pretende participar en la democracia, ni arremolinar apoyo electoral. Sólo acción directa. En la calle. O en los bares.