Sergio Fernández salió del gimnasio Popeyes en la en la colonia de las Huertas de la ciudad de Naucalpan, en México, país donde residía desde 2017. Se acercó a su camioneta cuando aparecieron dos tipos en motocicleta y lo acribillaron a balazos. Nada se pudo hacer para salvarlo. Fue el mismo día que su hijo cumplía dos meses.
Sergio Fernández era un culturista de O Porriño, municipio de Pontevedra. Aunque no llegó a ser profesional, todo el mundo sabía quién era. Su carisma y labia era más que conocida entre quienes se dedican al fisioculturismo en España. Sergio hablaba por los codos. Algunos lo recordarán como una persona extrovertida, otras por ser un charlatán.
Y es que de la vida pasada y actual de este gallego que siempre se dedicó a las pesas, pasión que convirtió en su vida, tiene claroscuros. Luces y sombras. Pocas cosas de las que se han contado son exactas.
Se ha publicado que del gimnasio del que salía era suyo. “Qué va, allí entrenaba él y tenía a alguna gente a la que le llevaba la preparación”. Se ha dicho que en O Porriño tuvo un bar. “Falso también. Trabajó de portero, igual que hizo en algunas discotecas en Valencia”. También que los disparos se los llevó cuando le intentaban robar el coche. “Nada, fueron dos tipos en una motocicleta”.
Quien habla es una fuente que conocía a Fernández de toda la vida, con el que compartió años de culturismo. Lo recuerda como una persona “carismática, muy habladora”. Pero en España no todos tienen un buen recuerdo de su persona.
Problemas con el dinero
Los problemas, o peleas con terceros, de Fernández venían relacionados con el dinero. “Era un tema que le perdía, siempre buscaba más el interés económico que la amistad”. Un ejemplo: hace años llevó a Valencia unos cursos de la Wiss International, una reconocida academia de fitness.
“Los cobraba a unos 2.000 pavos, eran carísimos, pero los valían por de donde venían. Pero el problema es que no pagó la certificación. Es decir, quienes pagaron no podían hacer con ellos nada, no valían nada”, explica esta fuente, que es de total solvencia.
Hace 10 años “llegaba a cobrar 200 euros a la semana por asesoramiento”. Hoy en día, por ese precio uno puede conseguir asesoramiento, entrenamiento y dieta para tres meses. También tuvo una tienda de productos para el gimnasio “de unos 10 metros cuadrados, con botes que no valían ni 800 euros entre todos, y que llegó a colocar por 6.000. A otro le vendío otro local por 20.000 pavos. Los ahorros de su vida. Terminó arruinado, claro”.
Los líos de Fernández no se quedaban en chavales desconocidos. También los tuvo con superestrellas del culturismo como Dorian Yates. Para quien no lo conozca, Yates fue seis veces campeón del Mister Olympia, el campeonato más importante del mundo, entre 1992 y 1997.
Yates desembarcó en Marbella hace seis años. Abrió un super gimnasio que llevaba de nombre sus iniciales. El DY GYM tenía como objetivo revolucionar la idea de gimnasio. “Uno al que vas porque quieres ir y no porque tengas que ir” llegaron a decir los promotores. Tenía hasta un comedor enfocado en menús para atletas. Era la mayor apuesta personal del culturista de Reino Unido, enamorado de la ciudad marbellí.
Y ahí intentó embarcarse Sergio Fernández, aprovechando el buen nombre de Yates. Pero le salió rana la jugada. “Tuvo que irse, acabaron a malísimas por culpa de Sergio. No tenía buena pinta aquello desde el principio”, resume la fuente consultada.
“Era muy charlatán, vendía mucho la moto. Cuando yo era joven nos decía que iban a venir a entrenar con nosotros gente como Kai Greene (otro conocido culturista a nivel mundial). Luego nunca venían, claro. Qué coño iba a hacer Kai Greene con nosotros”, recuerda riéndose la fuente consultada.
Una de las cosas que se han publicado y que sí son exactas es que Fernández era muy devoto de la Semana Santa de su pueblo. Allí sacó varias veces la cruz de Cristo a sus espaldas. “Era muy religioso, hablaba bastante de Dios”.
El actual alcalde de la ciudad ha tenido palabras para él esta semana. “Era un hombre de fuertes convicciones, que dio ejemplo en su día a día”, dijo Alejandro Lorenzo, según publicó La Voz de Galicia. “Todo el pueblo de Porriñe guardará para siempre su imagen, llevando la cruz de Cristo como sólo él pudo y quiso hacer cada año, transmitiendo siempre sus raíces a las fiestas y costumbres de su pueblo”.
"Buscavidas"
“Si hay una palabra para definir a Sergio es buscavidas”. Esta palabra, además de la fuente que prefiere mantenerse en el anonimato, la han utilizado otras personas que han hablado en positivo sobre su faceta de deportista.
También ser un “buscavidas” lo llevó a mudarse al país centroamericano en 2017, primero a Ciudad de México y más tarde a Naucalpan.
“Una cosa que sí hay que agradecerle es que fue de los pioneros siendo influencer fitness, con el tema de youtube y redes sociales”. Esa faceta “dicharachera”, unido a su facilidad de palabra, lo llevó a trabajar en la revista Muscle Development, en su versión latina, de la mano de Kit Sanderson.
“Siempre fue un español de puro corazón, estaba enamorado de su tierra. Nunca perdió su acento. Ahora quería volverse con su nueva mujer, a la que conoció en México. Ni ella ni el bebé se merecen esto”, recuerda Sanderson, en conversación telefónica desde Miami, sin poder evitar que se le escapen unas lágrimas.
Se conocían desde hace 10 años. “Era una persona muy intensa, daba mucho amor a sus alumnos, a su familia, las personas del fitness y el culturismo… Fue una pieza clave en la revista, tanto como presentador en YouTube como en las redes sociales. Entrevistaba a todo el mundo, incluso a sus rivales”, apunta Sanderson. Él
ha sido la persona que ha puesto en marcha una recaudación de fondos en Go Fund Me para poder repatriar el cuerpo de Fernández.
Su sueño era ser padre
Apodado ‘Race Horse’ (caballo de competición), Fernandez era un enamorado de su familia y de los críos. Siempre quiso ser padre. Con su “novia de toda la vida”, Mayka, gallega como él, no pudo. Pero con su nueva mujer, con la que se casó en septiembre de 2021, sí. Cumplió dos meses el mismo día que lo acribillaron.
“Siempre que iba a verlo me llevaba a gimnasios de barrio. Iba allí a estar con los chavales, a intentar que entrenasen en lugar de meterse en bandas y en la mala vida”, cuenta Cristina Pajares, atleta del Olympia y granadina de nacimiento. Los dos eran muy amigos desde que Sergio se enteró de su historia: Pajares había sido limpiadora toda su vida hasta que empezó a entrenar y llegar a la máxima competición mundial.
“Siempre me respetó como mujer, eso es una cosa que siempre le agradeceré porque no todo el mundo entiende la amistad entre un hombre y una mujer. Yo a él lo admiraba por lo luchador que era". Pajares confirma lo que todos decían: "Su sueño era ser padre, ha sido una verdadera pena".
Pajares pasaba mucho por su casa, “incluso él y la pareja me la dejaban para mí sola”. La última hace unos meses, cuando tuvo que hacer cuarentena antes de ir a Orlando para competir en el Olympia.
“Era un tío muy afable, se ganaba la vida hablando y ofreciendo conocimiento. Era un tío que hablaba claro, por eso tuvo problemas en algunas federaciones”, cuenta Emilio Martínez, de la IFBB Pro España. “Hablaba por los codos, pero siempre predicaba con el ejemplo. Le apasionaban sus cursos y la academia qu tenía”, continúa Martínez.
Una de las últimas competiciones de Sergio Fernández fue en el Olympia Amateur de Acapulco. “No consiguió clasificarse por México, así que lo hizo por República Dominicana”, explica Emilio Martínez. Compitió en la categoría de open, la de los tipos gigantescos que a todo el mundo se le viene a la cabeza cuando piensa en culturismo, en el peso inferior a 100 kilos. Quedó segundo.